28.11.05

Curso de Yudo y Yu-yitsu en Logroño



Nada menos que 13 deportistas compuso la expedición de madrileños que se desplazaron al curso de yudo y yu-yitsu de la ANPEJ en Logroño. De ellos, varios son cinturones negros de yu-yitsu y otros de yudo, con lo que nuestro grupo va creciendo en cantidad y en calidad (de cinturones, que humana siempre es insuperable). Por ello, no sentimos muy orgullosos y os contamos con placer cómo fue este viaje para nosotros.

Alberto, Maite y Jesus, se pusieron en marcha el mismo viernes al mediodía. Horas después, Edu cogía su coche, tras su jornada laboral, pero no pudo llegar a Logroño, por el temporal y se tuvo que quedar a hacer noche en Burgos. A la mañana siguiente el resto del grupo se puso en camino con una anécdota que hizo a Wladi y sus acompañantes (Cristi y Raúl) llegar tarde. Una confusión hizo que Marco se quedara en Parla, por lo que Wladi, tras varios intentos inútiles por localizarle, se fue desde Plaza de Castilla –donde habían quedado encontrarse con Rafa, Patricia, Asier y Ricardo- hasta Parla a buscarle. El fallo fue que Carlos había cogido el tren hasta Chamartín, para evitar que se juntaran seis personas en el coche de Rafa y Patricia. Allí fue recogido por Wladi y trasladado hasta Plaza de Castilla donde esperaron el coche de Rafa. Mientras, en Parla, cuando Rafa preguntó por el que faltaba, los muchachos le dijeron que se había ido en tren. Así es que se marcharon a las seis en punto sin esperar a Marco.

El caso es que cuando Wladi llegó a Parla, Marco no estaba en la puerta del Polideportivo ni en su casa. Ni siquiera nos supieron confirmar su número de teléfono móvil. Tras varios viajes de su casa a la puerta del Polideportivo –donde se habían citado los parleños a las seis de la mañana- y del Polideportivo a su casa, decidimos emprender nuestro viaje, decepcionados por no haberle encontrado. Cuando todavía circulábamos por la M-50 recibimos una llamada de Marco en nuestro teléfono móvil. Estaba en Burgos. A las seis y media, viendo que no había nadie que le recogiera, acudió a casa de su novia y tomó prestado su coche para emprender el viaje. El número de teléfono que teníamos había dejado de ser de su móvil tiempo atrás. Así es que ahora, Marco iba por delante de nosotros. Incluso iba por delante de Rafa y los demás, que se demoraron en Plaza de Castilla hasta que decidimos que partieran mientras se iba a buscar a Marco.

Cuando el curso comenzó, todos estaban en el tatami, excepto Raúl Cristi y Wladi, que llegaron cuando finalizaba la primera sesión: la de yu-yitsu del maestro Juan Obrador. Acto seguido, comenzó la sesión de Rafael Ortega que dividió su trabajo en dos partes: estudio de yudo suelo –por la mañana- y estudio de yudo pie –por la tarde-. Todos los nuestros se entregaron sin reservas en las cuatro sesiones y desde aquí volvemos a felicitarles, lo mismo que hizo en público el vicepresidente de la ANPEJ José Luis Balda.

Tras las dos sesiones de la mañana, nos trasladamos al Hotel Husa Las Cañas cerca de la población de Viana (ya en Navarra). Todos menos Edu, Jesus y Maite que se quedaron a comer por la zona del colegio en que se desarrollaba el curso (el de los Capuchinos de la calle Vélez de Guevara). Los que nos fuimos al hotel tuvimos tiempo incluso de éranos una siesta, que en el caso de Alberto resultó reparadora, pero no suficiente para domar un tremendo resfriado que cogió al llegar a Logroño. Tanto fue así que, finalmente, no resultó aconsejable que fuera por la tarde al curso.

Finalizado el curso se procedió al acto de entrega de diplomas. También se aprovechó para entregar los diplomas de pase de grado a quienes recientemente habían pasado de cinturón. Fue el momento en que Carlos Grande y Asier Pérez recogieron sus diplomas de Primer Dan (Cinturón Negro). Después de las fotos de rigor y las despedidas, volvimos al hotel a cambiarnos de ropa y decidimos acercarnos a la famosa calle del Laurel a tomar unos pinchos regados con los buenos mostos de la tierra. Los más trasnochadores quedarán aquí en el anonimato, por si hay malentendidos, pero tenemos que decir que los muchachos más jóvenes se quedaron en el hotel viendo la tele y que Alberto se retiró pronto porque su estado febril aún no había remitido.

Una de las conclusiones que sacaron la mayoría de los asistentes es que les hubiera gustado avanzar más en el curso. No es mal síntoma éste y demuestra que los nuestros tienen buen nivel y, sobre todo, muchas ganas de aprender. Esperamos que en sucesivos cursillo podamos profundizar más en los programas de los dos grandes maestros que dieron el curso: Rafael Ortega (7º Dan de yudo) y Juan Obrador (6º Dan de yu-yitsu).

Otra conclusión que no hace falta ni decir, pero que no queremos dejar sin anotar en éste, nuestro cuaderno de bitácora, es la esplendida acogida que siempre nos deparan nuestros amigos riojanos. Y eso que el organizador, nuestro amigo José Luis Balda, estaba viviendo momentos muy difíciles. Siempre se siente uno en casa en Logroño, pro el trato de sus gentes, por su hospitalidad, por el calor con que te acogen. Por eso no entendemos cómo en un curso organizado por la ANPEJ, en el que sólo del grupo de Madrid se afiliaron ocho nuevos socios, no estaba el presidente de esta asociación para dar la bienvenida a estos nuevos compañeros. No sabemos qué imagen está dando la ANPEJ, pero, desde luego sí que sabemos la que da su presidente. Ya hace dos años que no acude al Campeonato Nacional de la Juventud “Trofeo de la Amistad” que lleva tres años consecutivos celebrándose en Parla. Tampoco estuvo el año pasado en el curso de Logroño y nos empezamos a preguntar si merece la pena continuar en una asociación descabezada.

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