4.1.08

Entrevista a un viejo conocido


Es un placer incluir a continuación la entrevista recientemente publicada en el DIARIO MONTAÑÉS a un gran yudoca y excelente persona. Además, conviene recordar que se trata de una eminencia en la medicina y que estudiaba en las concentraciones de la selección nacional. Es un claro ejemplo de que cuando se quiere se saca tiempo para todo. A ver si sirve de ejemplo para nuestros jóvenes, para que se den cuenta de que hay tiempo para entrenar, para divertirse, para estudiar… El tiempo no se pierde, simplemente pasa y depende de nosotros el hacer algo a su paso.
También os recordamos que Ignacio Sanz Paz pasó largas horas entrenando en el legendario gimnasio Banzai con nuestro maestro Rafael Ortega, donde tuvimos ocasión de conocerle mejor; fue todo un placer como tener noticias suyas y enterarnos de que le va de maravilla, como se desprende de la entrevista. Que la disfrutéis


IGNACIO SANZ PAZ. YUDOCA, MÉDICO E INVESTIGADOR CÁNTABRO EN EE UU
«El reto es entender la enfermedad en el ser humano»
Investiga los mecanismos de los linfocitos B para impedir que se produzcan patologías autoinmunes como el Lupus

Ignacio Sanz es un médico cántabro que lleva 23 años viviendo en los Estados Unidos. A su brillante carrera profesional, en la que la investigación en torno a las enfermedades autoinmunes ocupa un lugar preferente, se une un destacado papel como deportista ya que participó con España en las Olimpiadas de Moscú y Los Ángeles, en yudo, y logró en la primera de ellas diploma olímpico al quedar en quinto puesto.


-¿Cómo surgió la posibilidad de quedarse en los EE UU?

-Desde el primer momento estuve abierto a esta posibilidad, que se concretó tras dos años de estancia en Dallas, en dónde me ofrecieron quedarme como instructor. Al principio de los 90, una vez completada la residencia de Reumatología, logré los diplomas 'Board' de Medicina Interna y Reumatología con los cuales fue posible practicar medicina clínica sin ninguna limitación. En 1996 fui contratado como jefe del Servicio de Reumatología e Inmunología Clínica en la Universidad de Rochester (New York) en donde continúo hoy en día.


-¿En qué investigaciones participa en la actualidad?

-Mi investigación se centra en entender los mecanismos que regulan a los linfocitos B para conseguir que jueguen un papel protector en la respuesta a infecciones y vacunas e impedir que induzcan enfermedades autoinmunes tales como el Lupus, la Artritis Reumatoide, la Diabetes Juvenil o la Esclerosis Multiple. Desde un punto de vista clínico nuestro grupo en Rochester fue el primero en ensayar en enfermos con Lupus el uso de anticuerpos monoclonales que eliminan los linfocitos B (Rituximab en EE UU o MabThera en Europa) y demostrar que un subgrupo de enfermos entra en remisión completa que se puede mantener durante más de 7 años sin tratamiento adicional. Gran parte de nuestra investigación está encaminada a entender los mecanismos de esta remisión y a diseñar otras pautas terapéuticas para los enfermos que no obtienen una respuesta óptima. Otras áreas de investigación incluyen el papel de los linfocitos B en el diseño de vacunas contra el virus VIH y la deficiencia inmunológica inducida por drogas anti-TNF (Factor de Necrosis Tumoral) en enfermos con Artritis Reumatoide.


-A pesar de los avances de las diferentes áreas todavía quedan muchos retos ¿Cuál le parece el más importante?

-La Medicina y la Ciencia en general son tan amplias y diversas que seria imposible contestar esta pregunta en detalle. En la Inmunología en concreto, hay muchas áreas por entender. De forma genérica, uno de los retos de la Inmunología y la medicina en general es entender la enfermedad tal y como es en el ser humano y no simplemente en modelos animales. Aún cuando estos modelos son sin duda muy valiosos, en la inmensa mayoría de casos, la realidad es que la enfermedad humana es muy diferente a la del ratón. Este es un desafío fundamental que requiere la formación y financiación específica de científicos interesados en investigación humana. El énfasis actual que se esta poniendo en la Medicina Translacional refleja esta situación pero desafortunadamente en la mayoría de los casos se sigue descuidando la investigación directamente en humanos.


-El Gobierno español está apostando por recuperar a investigadores españoles en el extranjero. ¿Qué le parece? ¿Le gustaría volver?

-A riesgo de ser injusto -la verdad es que no conozco en detalle los esfuerzos que se están haciendo-, no tengo muy claro hasta que punto se está apostando por dicha recuperación de forma seria y a largo plazo. Tengo la impresión de que se intenta recuperar o bien a gente en estadios tempranos de sus carreras o a gente muy concreta para dirigir grandes centros. Realmente no debería de hacer falta ningún plan especial. Si las universidades o centros de investigación tuvieran financiación, alicientes y un sistema administrativo que ofrecieran condiciones competitivas en términos de sueldo, fondos para investigar e independencia académica, España sería muy atractiva tanto para científicos españoles como extranjeros. Esta situación se complica aún más para médicos puesto que las posibilidades de compaginar un puesto clínico avanzado y un programa competitivo de investigación siguen siendo muy limitadas. En mí caso particular, probablemente es demasiado tarde como para que pensar en volver, tanto desde un punto de vista profesional como familiar. Siempre se echan cosas en falta en la vida diaria y existe la nostalgia de donde creciste, pero...


-¿Conoce algo de la situación sanitaria de España y de Cantabria?. ¿Cuál es su percepción? Diferencias con la de EE UU.

-Cantabria y España han tenido siempre médicos y hospitales de primer orden. Esto sigue siendo así. Valdecilla, sin ir más lejos, es un gran centro hospitalario. Sin embargo, el sistema español sufre deficiencias estructurales endémicas, entre otras: sueldos inadecuados, limitación de puestos de trabajo, falta de flexibilidad en el empleo, listas de espera, falta de alicientes que premien la productividad y un sistema de autoridad vertical en los servicios clínicos y departamentos académicos. El sistema americano es muy diferente pero también tiene grandes problemas, siendo el más importante la vergonzosa falta de seguro médico universal que se ha acentuado de forma tremenda durante el desastroso gobierno de Bush. Las ventajas que tiene incluyen la oferta prácticamente ilimitada de empleo, la gran independencia tanto clínica como académica de los médicos de plantilla, la masa crítica para la investigación y la gran ética de trabajo del americano en general. En cuanto a la medicina académica, aunque los mejores médicos españoles y europeos sean tan buenos como los americanos, el sistema americano se distingue por una gran colaboración tanto dentro de una misma universidad como entre universidades. Cuando a esta se añade la magnitud e intensidad del sistema académico americano el resultado final, desde mi punto de vista, es un mayor desarrollo profesional y productividad y una mayor satisfacción.


-En el terreno deportivo ¿sigue practicando el yudo? ¿Cuál fue su trayectoria olímpica?

-El yudo en EEUU no es muy popular y no existen demasiadas oportunidades. Sin embargo, sigue jugando un papel muy importante en mi vida y sigo practicando cuando puedo, en general una o dos veces por semana (aunque a veces pueden pasar semanas sin tocarlo). En cuanto a mi trayectoria olímpica, tuve la fortuna de participar en dos olimpiadas con el equipo español: Moscú en 1980 y Los Ángeles en 1984. Moscú fue una gran experiencia desde todo punto de vista culminada con un diploma olímpico de quinto puesto. Los Ángeles fue una historia diferente con una operación importante dos meses antes, una preparación horrible y un ambiente pésimo debido a luchas internas y conflictos con la Federación Española de Yudo. Siempre se guardan recuerdos muy importantes, pero desde un punto de vista puramente deportivo fue un desastre completo para todo el equipo.


Ignacio Sanz, médico cántabro
BREVE BIOGRAFÍA
Ignacio Sanz nació en Santander en donde estudió Medicina y se licenció en 1979. Se especializó en Medicina Interna en la Clínica Puerta de Hierro de Madrid y después fue a Estados Unidos para especializarse en Inmunología Molecular en la Universidad de Texas y después en Reumatología. Es profesor titular de Medicina Microbiología, Inmunología y Ontología de la Universidad de Rochester y jefe del Servicio de Reumatología e Inmunología Clínica del Strong Memorial Hospital así como jefe de Investigación del Departamento de Medicina de la citada universidad. Dirige varios centros e institutos de investigación.

Está casado y tiene dos hijos.

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