15.3.10

Entrenamientos de fin de semana

Hemos vuelto a tener un maravilloso fin de semana pleno de acción de muy variada índole. Lo cierto es que, sobre todo, hemos estado entrenando en diferentes ámbitos y con diferentes intensidades.

Nuestra cadete Sonia Sieiro se marchó al mediodía, con su maleta, a la concentración de la Selección Nacional que se llevaba a cabo en el Colegio Aristos de Getafe. Allí realizó las pruebas físicas y los análisis correspondientes, amén de entrenar bajo las órdenes de los seleccionadores nacionales. En uno de estos entrenamientos, el del sábado por la tarde, participó nuestro cadete Víctor Manuel Pérez, atendiendo a la llamada de la Federación Madrileña. Se trataba de dar opción a los que obtuvieron medalla en el ‘Ranking’ autonómico celebrado este mismo curso.

Tuvimos ocasión de ver a ambos deportistas, pues el profesor Wladimiro pasó por allí, cuando regresaba de participar en un entrenamiento con el profesor Rodolfo Cruz. Ya sabemos que de Parla a Getafe hay un paso, como quien dice. Lo malo es cuando se tiene que acudir en tren y en Metro, como iba a hacer Víctor a su regreso, acompañado de la también yudoca Saray Almagro, que acudió a ver el entrenamiento. Suerte que el profesor llegó a tiempo y les trasladó en coche a sus casas, a la vuelta.

Decíamos que los profesores Rodolfo y Wladimiro participaron en un entrenamiento, concretamente en el cursillo de tecnificación de la Federación Madrileña, en el que fue un placer re-encontrarse con viejos amigos como Juanjo Iglesias, que se toma el sacrificio de venir a estos cursos desde Ibiza. En esta ocasión estuvo acompañado de su hija Oilvia y de algunos alumnos más.

Entrenamiento especial


Finalmente, el domingo volvimos a reunirnos en el tatami. En esta ocasión fue en el doyo municipal de Parla. La sala de la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Parla volvió a quedarse pequeña ante el interés de nuestros yudocas que acudieron a la llamada. Pese a que intentamos restringir un poco el acceso, trabajamos al límite de la capacidad de la sala. Pero, desde aquí queremos felicitar a nuestros chicos. Se portaron de maravilla y nos fueron de mucha utilidad. Ya explicamos que no se trataba de un entrenamiento cualquiera. Empezamos a desarrollar algunas de las cuestiones didácticas que pretendemos introducir en nuestra programación el próximo curso. Vamos con adelanto, ya lo sabemos, pero preferimos eso a improvisar. Nuestros alumnos se lo merecen.

Aunque algunos de nuestros ayudantes se tuvieron que ausentar, tuvimos sobre el tatami a nuestros profesores titulados (Rodolfo, Cristina y Wladimiro), junto al monitor Daniel Corroto al que hemos recuperado después de algunos años. Precisamente Daniel se desplazó desde Torrejón de Ardoz hasta Parla con sus dos hijas de corta edad, que, para colmo, no son yudocas. Nos vino muy bien para comprobar cómo interpretaban nuestras explicaciones de manera espontánea y sin prejuicio ninguno.

Como les explicamos a nuestros alumnos, lo que vimos es parte de nuestra particular forma de enseñar yudo. Tenemos nuestro estilo propio y no lo consideramos ni mejor ni peor que el de otros; pero es el nuestro. Además, sabemos lo que hacemos y por qué lo hacemos. Tenemos nuestros objetivos y adaptamos nuestro programa a los receptores, a las características de nuestros alumnos (especialmente en orden a su edad).

Más adelante queremos repetir este tipo de entrenamientos con otro colectivo, el de adultos que no entran en el mundillo de la competición. Procuraremos, de igual manera, explicar nuestra peculiar forma de enseñar yudo para yudocas que acuden a un tatami con la idea de aprender un bello deporte bajo el lema de ‘mens sana in corpore sano’ y no del ‘citius, altius fortius’.


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