26.7.10

II Congreso de Profesores de la Federación Madrileña de Yudo

Wladimiro Martín presentó la ponencia 'Lengua, Literatura y yudo. La palabra'

Acabó el II Congreso de Profesores de Yudo de la Federación Madrileña y sacamos muchísimos aspectos positivos de él y uno sólo negativo. Todavía no entendemos, después de lo bien que lo hemos pasado, cómo dejamos escapar la oportunidad de participar en el Primer Congreso. Quizás nos llegase el año pasado la convocatoria en mal momento, pero, desde nuestro paso por este evento, en esta ocasión, va a ser difícil que dejemos escapar, en adelante, la oportunidad de participar en tan singular congregación.

Para empezar, tenemos que felicitar a la Federación Madrileña por la promoción de esta iniciativa y al comité organizador por su efectiva y maravillosa puesta en marcha. En especial destacaríamos dos nombres por encima de todos los demás: el de nuestro presidente, Francisco Valcárcel, y el de nuestro amigo Fernando Diéguez. Que nos perdonen si no somos exhaustivos en la relación de nombres pues corremos el riesgo de olvidar alguno y sería imperdonable. Pero, tras reuniones de este tipo, lo más importante es el refuerzo del sentido de adscripción al grupo con el que uno se marcha. Por eso, son momentos de agradecer a todos los que componemos este maravilloso colectivo, su energía positiva, sus denuedos y esfuerzos en configurar eso a lo que nos referimos genéricamente cuando hablamos de ‘YUDO’. Y estoy hablando de ponentes y de oyentes, de maestros y alumnos, etc.

Han sido muchas horas de yudo visto desde los más singulares aspectos o ángulos. Ha sido una profunda inmersión en la particular concepción que algunos compañeros tienen de algo que nos parece a todos lo mismo y que cuenta, en realidad, con infinidad de formas de interpretarse (y no por ello deja de ser algo unitario; que aúna). Tras vivir experiencias como la de este pasado fin de semana se llega a conclusiones de Perogrullo, pero básicas para seguir desarrollando nuestro deporte. Es necesario, por ejemplo, seguir recordando que lo que nos une es muchísimo más que lo que nos separa. Y eso lo decimos precisamente después de haber comprobado la multitud de ideas diferentes y originales que el yudo suscita. Pero esa es una de las cualidades inherentes al yudo (la flexibilidad). La pluralidad encaja en lo que es el YU-DO como si fuera un guante… el yudo es agua: adopta la forma de la vasija en que se introduzca y jamás deja, por ello, de perder su ser, su esencia.

Desde la sesión vespertina del sábado la cosa prometía. Las ponencias se fueron sucediendo a cual más espectacular, a cual más interesante. Lástima no estar más preparado (intelectualmente) para haber sacado aún más jugo a algunas de ellas; quizás las más interesantes. Pero también eso es positivo. La lección que nos llevamos es la de ‘seguir haciendo uchi-komi’. Un buen yudoca no se debe rendir y si no acaba de entender algo, lo que debe de hacer es seguir estudiando; seguir aprendiendo. Ese fue otro aspecto positivo del Congreso; se marchaba uno con el deseo de seguirse formando, de seguir aprendiendo (estudiando, analizando, leyendo, practicando, investigando…)

La puesta de largo se produjo con nuestro querido ‘médico Paco’ charlando sobre Olimpismo, mujer y yudo. Francisco Luis Gómez no deja de sorprender por su capacidad de comunicar y entretener. Fue un lujo contar con él y la cosa no había hecho más que arrancar. Tienen información de todos los contenidos de las ponencias y comunicaciones en la página de la Federación Madrileña de Yudo de la que hay enlace a la izquierda de este escrito. Así, no tenemos que relatar, una por una, el contenido de las ponencias. Simplemente recordar que todas vinieron a aportar algo nuevo, que todas tenían, gracias a la dedicación y calidad de quienes las defendían, la capacidad de imbuir de inquietud y de deseo de progresar como profesional.

Quien esto suscribe quisiera hacer una pequeña reflexión sobre dos aspectos importantes. En primer lugar, es momento de sentirse orgulloso de haber tenido un hueco entre personas tan importantes en distintos sectores de nuestra profesión (y aún de otras) y de expresar la gratitud de haber tenido presencia entre ellos. En segundo lugar, y no por ello menos importante, es momento de recalcar el especial valor de los asistentes y oyentes. No todos los días tiene uno la oportunidad de hablar ante tan selecta congregación de personalidades. Era todo un lujo ver la talla de las personas que se sentaron en la mesa redonda del final: los maestros Lee Young, Rafael Ortega, Macario García, Sacramento Moyano, el doctor Alfonso López, el profesor Fernando Diéguez, el presidente de la Federación Madrileña Francisco Valcárcel, el presidente de la Federación Española Juan Carlos Barcos y el presidente del COE Alejandro Blanco. Precisamente la presencia de estas dos últimas autoridades supuso un aldabonazo importantísimo al Congreso y es muy de agradecer el gesto hacia el colectivo del yudo madrileño; un colectivo ejemplar en muchísimos sentidos para todo el deporte español.

En lo que a nuestra asociación afecta quisiéramos resaltar aún más, si se nos permite, la importancia de haber compartido plaza con los maestros Rafael Ortega y Manuel Jiménez, lo que refuerza la idea de grupo dentro del grupo. Fue todo un honor y un verdadero placer tener la oportunidad de hacer la presentación del maestro Ortega antes de su exposición del sábado por la tarde. Luego, nos llevamos la sorpresa de que Rafael devolvió la pelota con emotivas palabras para presentar a Wladimiro al comienzo de la suya, el domingo por la tarde.

El profesor Wladimiro nos habla de Literatura

El profesor Wladimiro presentó la ponencia ‘Lengua, Literatura y Yudo. La palabra’. Lo hizo intentando, en todo momento, divertir tanto como ilustrar y cómo él insistió en recordar se trataba de “abrir el apetito por encontrar el rastro que nuestro deporte y sus antecesores o similares han ido dejando en la Literatura, principalmente en la narrativa”.

En el preámbulo de su intervención, el profesor explicó las particularidades del idioma japonés y las peculiaridades de su transcripción. Recurrió a una especie de broma para demostrar a todos los congregados que ya utilizaban el ‘método Hepburn’ (de transcripción) aunque no lo conocieran. Luego, introdujo algunos ejemplos y trajo al recuerdo la genial intervención del maestro A. Geesink de hace unos años en un cursillo de profesores. Geesink explicó como se desarrolla su metodología de yudo con el ejemplo de cómo enseñar a escribir a un niño un grupo de letras similares.

“De las letras a las palabras y de ellas a la maravillosa combinación que nos da la literatura”, siguió el profesor Wladimiro. Entonces, planteó una especie de viaje a través del tiempo y el espacio. Comenzó en Japón y habló de la concordancia de la Literatura y los samurai. De ahí a la figura de Yigoro Kano como profesor de Literatura y su relación con un premio Nobel como Tagore que nos ha legado un bello poema que se conoce en muchos doyos de todo el mundo.

Explicando que no se trataba de un recorrido exhaustivo, Wladimiro mentó la obra de Soseki (‘Kokoro’), de los dos Nobel de Literatura japoneses Oe (‘Renacimiento’) y Kawabata (‘El maestro de go’), de Mishima (‘Caballos desbocados’) y de Marukami (‘De qué hablo cuando hablo de correr’). Al hablar de Mishima un joven participante formuló una pregunta, demostrando que la intervención de Wladimiro no pasaba desapercibida. Fue la única ocasión en todo el Congreso en que se le formulaba una pregunta al conferenciante en plena alocución. La cuestión del inquieto muchacho vino a colación de una frase de Wladimiro: “Mishima, de gran producción literaria, ha sido acusado de fascista y de homosexual…” El muchacho preguntó ¿cómo se puede ser fascista y homosexual a la vez”. Con mucho sentido de humor el profesor Wladi le explicó que el ser humano tiene ilimitadas capacidades, pero que, en todo caso, él no era experto en ninguna de las dos cuestiones, ni en fascismo ni en homosexualidad; “y aunque lo fuera, no te contestaría en público”, concluyó.

El recorrido de la ponencia llevó a citar a Laura Joh Rowlan, la creadora del personaje Sano Ichiro (el detective samurai de novelas como ‘Kimono perfumado’, ‘El tatuaje de la concubina’, ‘La marca del asesino’, ‘La mujer del samurai’…) y a Matsuoka (‘El honor del samurai’ y ‘El puente de otoño’).

De ahí llegó a la Europa sajona citando la obra de A. Conan Doyle (y su personaje Sherlock Holmes) y a la Europa no sajona: Jean Lucien Jazarin (‘El espíritu del yudo’ y ‘El yudo. Escuela de vida’) y Federico Moccia (‘Perdona que te llame amor’).

Al llegar al mundo hispano hizo mención de los hermanos de habla del otro lado del Atlántico recordando la figura del padre del yudo venezolano Yves Carouget (de origen francés) con su ‘Pensum de judo’.

Entrando en la Literatura española sorprendió leyendo pasajes en que autores como Pío Baroja (‘La feria de los discretos’), Arturo Barea (‘La forja de un rebelde’) y José María Gironella (‘El escándalo de Tierra Santa’) habían citado el yudo o el yu-yitsu.

Sin salir de la Literatura española, Wladimiro introdujo, en la misma línea, la novela ‘Sakamura, Corrales y los muertos rientes’ de Pablo Tusset. También quiso rendir homenaje a un antiguo compañero del gimnasio Banzai como Pedro Antonio Clemente del Barrio, padre, a su vez de todo un campeón de España junior como fue Iván Clemente. Pedro, escribió ‘¿Fue un golpe contra el rey?’ en cuyas páginas había continuas alusiones al yudo y también al veterano gimnasio del maestro Rafael Ortega.

En tono de broma, llegado el momento de incluir en la ponencia su novela ’50 días, 100 viajes’ Wladimiro declaró al aparecer la portada de su libro en la diapositiva: “llega el momento de reconocer que, en realidad, yo he venido aquí a hablar de mi libro”.

Finalmente, dejó una rendija abierta a posibles nuevas investigaciones al citar un guión cinematográfico como el de José Luis Borau de la película que él mismo dirigió ‘Leo’.

Y como Wladi rogó a los que le escuchaban, antes de finalizar, que aportasen cuantos datos y autores recordasen en esta modesta pero divertida investigación, desde este YUDIARIO hacemos la misma llamada.

Se ruega envíen toda aquella información que consideren oportuna a este mismo blog o a la dirección personal del profesor Wladimiro (yudo@ono.com).


NOTA: Una vez más agradecemos el servicio gráfico de imagenes de la Federación Madrileña de Yudo de cuya página digital hemos tomado las fotos que ilustran esta crónica.

1 comentario:

  1. Un honor y un orgullo haberte conocido y espero poder repetir pero esi si con quimono y en tatami.

    Cuidate y sigue asi

    MARC DAILOS

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