12.11.11

El equipo alevín femenino se cuelga el bronce en el Peralta


Nuevo éxito del CDE WLAC-Yudo en el Trofeo Autonómico por equipos

Estamos muy orgullosos de las alevines que han participado en el Trofeo Peralta de yudo. Son niñas que vienen formando equipo desde hace varios años con excelentes resultados deportivos y otros mucho más llamativos para los que sabemos mirar las cosas importantes. Se potencian unas a otras resaltando su compañerismo. Se contagian de optimismo multiplicando su capacidad de superación y entrega ya de por sí altísima. Y, lo más importante quizás, se lo pasan bomba en este tipo de encuentros. Por eso nos extrañó un poco que saltaran algunas lagrimillas de frustración en un par de ocasiones. Pero también es cierto que la vida es un camino de aprendizaje y estas excelentes yudocas son todavía muy niñas; les queda mucho camino.


Entre lo muy positivo hay que destacar que Angélica acudió al encuentro escayolada. No es que esto sea positivo en sí… vamos a explicarnos. Es que Angélica se lesionó practicando balonmano hace dos o tres días. Sus cualidades atléticas llevan a esta muchacha a prodigarse en todo tipo de deportes y, lamentablemente, todo el mundo sabe que el mundillo del balonmano tiene sus peligros. Y si no que pregunten en la Casa Real a los de la sangre azul esa. El caso es que Angélica se fracturó el dedo meñique y daba por cercenadas sus opciones de participar en el Trofeo Peralta.


Explicamos a nuestra alevín que no sólo podría tomar parte en el encuentro sino que además era conveniente que lo hiciera. Cosas del yudo, comprobó que hasta podía ganar un encuentro, dado que en el primer enfrentamiento el equipo rival no tenía deportista en su peso. Con ello, Angélica contribuyó a vencer por cinco a cero al potentísimo equipo de Valdemoro 1; con sólo saltar al tatami. Pero es que además, nuestra deportista se tomó la molestia de desplazarse hasta Villaviciosa de Odón con su familia para “hacer equipo”. Lástima en el encuentro del pase a la final en el que perdimos por un ajustadísimo 3 a 2, que no pudiera demostrar sus cualidades y valía, ante el potente equipo de Fontenebro.


No es hora de lamentos porque la experiencia fue altamente positiva en casi todos los sentidos y lo de menos era el lugar que se ocupase al acabar la prueba. Es verdad que siempre se celebra la conquista de una medalla y el poder recibirla en un podio. Por eso nos sumamos a la alegría de este repóker de yudocas. Pero insistimos en explicar (a ellas y a todo el que nos quiera escuchar) que este tipo de encuentros son valiosos para comprobar si se van haciendo bien las cosas (llevar la iniciativa, agarrar bien para realizar los ataques correctos, no ir a la contra, no mantener posiciones defensivas, intentar levantar para tirar y no derribar colgándose del rival, etc.) Por todo ello, muchos de nuestros alumnos de estas edades se sorprenden cuando acaban de ganar y les recordamos cosas que hay que mejorar en vez de felicitarles, sin más. También están acostumbrados nuestros alumnos a escucharnos potenciar lo que el árbitro ha hecho durante sus encuentros, especialmente si ha tenido que ejecutar alguna penalización. En esos casos solemos recordar que hay que hacer caso al árbitro porque es el que mejor conoce el reglamento. También añadimos que en los siguientes entrenamientos hay que corregir ese problema para no tener en adelante más penalizaciones de ese estilo.


Todo esto que estamos argumentando lo hacemos de corazón porque entendemos que este tipo de encuentros son eso: encuentros. No los llamamos competiciones. Entendemos que en estas pruebas deportivas se encuentran (si se saben buscar) muchas cosas: amigos, sensaciones, experiencias, límites –para intentar rebasarlos por la vía del esfuerzo-, compañeros, imprevistos –que hay que saber solucionar-, alegrías, pequeñas decepciones –con las que se va forjando el carácter-, facultades apenas vislumbradas, posibilidades, aplausos, ánimos, consecuencias, fatigas, resultados… En definitiva, todo el acervo de elementos que constituyen para el ser humano la educación. Por eso este tipo de encuentros deben de ser ante todo educativos. Y por eso felicitamos a la Federación por el esfuerzo que hace en este tipo de torneos con el reglamento, con el equipo arbitral, con el equipo organizativo y con el mimo y cariño que preparan todo. Como no solemos tener pelos en la lengua a nadie la extrañará que también seamos capaces de resaltar lo positivo cuando lo vemos. En esa línea aplaudimos a José Miguel Urrea por su exposición a primera hora de la mañana reuniendo a representantes de los clubes participantes. Supo escoger sus palabras con mucho acierto. Se refirió en todo momento a que se trataba de un reglamento de todos los profesores; y dijo profesores y no entrenadores. La principal diferencia entre el profesor y el entrenador es que el primero educa y el segundo busca el máximo rendimiento.


Desde este YUDIARIO apoyamos el reglamento infantil tal y como se ha vuelto a actualizar porque, ante todo, vela por la seguridad de los niños. También porque respalda el yudo de control; el único que debieran practicar los niños de estas edades. Nosotros le llamamos yudo educativo porque forma deportistas sanos y nobles que no intentan aplicar la fuerza por la fuerza, sino la ejecución correcta de la técnica o llave. Lo que pasa es que un reglamento no puede hacer nada si no hay un compromiso educativo. ¿De qué vale que un “entrenador” explique minutos antes de la prueba cómo tiene que hacer su pupilo las cosas si le ha estado entrenando meses y años en otra línea? ¿Cómo va a quedarse en pie un niño un día, tras intentar ejecutar una llave, si se le enseña a diario a arrastrar al rival? No es un problema de reglamentos (que está cada vez mejor y los árbitros cada vez lo ejecutan mejor) sino de entrenadores versus profesores.


Nuestra deportista Itziar colaboró en el Trofeo Peralta como voluntaria de organziación. ¡Enhorabuena!



Trofeo Peralta 2011


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