30.12.11

'Enseñar a enseñar'

Lo mismo empezamos a triunfar donde otros salieron derrotados

En este curso ya anunciamos, muy al comienzo, que tendríamos una nueva pata de taburete en que asentar nuestras actividades (de adultos).


Por un lado estaría, como siempre nuestro intento de aportar un granito en materia de promoción y ahí están, por ejemplo, nuestras Mañanas del YU que cumplen seis años intentando acercar el YU-do y el YU-yitsu a todo aquel que cuenta con el deseo de hacerlo (sin más requisitos -ni pagos, ni tasas, ni carnés, ni yudogui...-).


Por otro lado, como no podría ser de otra manera, no renunciamos a apretar un poco las clavijas a quienes buscan su superación personal para ponerse a prueba en encuentros deportivos buscando llegar más lejos (citius, altius, fortius). A esta línea la hemos rebautizado como Sei-ki-yuku y ya tuvimos invitados en alguna de nuestras clases, del mismo modo que nosotros nos hemos visto en otros tatamis e intervenido en diversos trofeos (Guadalajara, Valladolid…).


Una tercera vía se abrió en este mismo curso con nuestro Congreso WLAC-Yudo. La hemos bautizado ‘Enseñar a enseñar’ y va dirigida a quienes tienen ilusión o interés por impartir clases de yudo, si quiera sea durante una corta etapa de su vida laboral o profesional.


De esta tercera vía queremos explicar que nos complace mucho haberla inaugurado, especialmente, como maduración de un proceso. En concreto, se trata de que algunos de nuestros muchachos, tras formarse varios años en las Escuelas Municipales pasaron a nuestra Asociación (AYUDAS) y a nuestro Club (WLAC-Yudo) y acabaron formándose como monitores. Llega pues el momento de echarles a volar. Pero es entonces cuando surge la reflexión. ¿Están preparados tras haberse titulado oficialmente para desarrollar nuestra escuela; para enseñar nuestro yudo?


Cuando preguntamos a nuestros alumnos por sus sensaciones en las primeras clases de titulación de las que disfrutaron nos explicaron, bastante ofuscados, que se habían tirado la primera hora de la actividad de yudo-suelo haciendo el saludo ceremonial de los yudocas. Esa fue la primera vez que reflexionamos sobre la necesidad de ‘enseñar a enseñar’ a nuestro jóvenes monitores.


Recientemente volvió a surgir esta reflexión cuando asistimos a una reunión de profesores de yudo en que se debatía sobre el reglamento infantil. Se pudo constatar en dicha ocasión que no existe una metodología infantil de yudo y, mucho menos, una única metodología para los niños que practican yudo en la Comunidad de Madrid. Todo lo más, lo que se suele aplicar es la adaptación (cada cual a su manera) del centenario gokyo creado por Yigoro Kano.


Esta primera sesión de ‘Enseñar a enseñar’ (segunda si se cuenta el Congreso) tuvo lugar en el Gimnasio Fraimor de San Sebastián de los Reyes. Nos llevó casi toda la mañana y aún nos faltó tiempo… ¡claro que al saludo le dedicamos apenas cinco segundos!


Lo sorpréndete de esta primera sesión fue el gran número de yudocas interesados en ella. Esperábamos reunir a un reducido puñado de profesores y monitores (nuestro núcleo, digamos) y resultó que más de dos docenas de personas se interesaron en lo que pudiéramos aportar mi amigo Rodolfo Cruz y yo mismo. Entre los asistentes había muchachos que actualmente imparten clases de yudo; hasta una docena de docentes de yudo en activo se reunieron e intercambiaron impresiones sobre multitud de cuestiones.


La sesión se abrió recordando la pregunta que Rodolfo había dejado en el aire semanas atrás. Para esperar respuestas se proyectó un video de un entrenamiento infantil colgado recientemente en la Red y se analizaron los valores didácticos y pedagógicos. Con ese preludio se rompió el hielo y muchos de los presentes empezaron a dar su opinión. Acto seguido, sobre la base de la diferenciación entre entrenador y profesor, Wladimiro comenzó a desarrollar lo que debe ser el programa infantil en pie para niños de diferentes franjas de edad. En realidad, Wladi lo que hizo fue recordar la metodología Geesink haciendo hincapié en nuestra especial forma de enseñar el kumikata, en nuestra especial forma de desequilibrar, en nuestra peculiar forma de llegar a enseñar al niño yudo morfológico. Pero, además, se explicó por qué no se debe enseñar a un niño de corta edad (cinco años pongamos) técnicas como osotogari. También se explicó por qué no le corresponde aprender a un niño de ocho años llaves de yudo como de-asi-barai. A todo ello se aportó documentación audiovisual, para potenciar las explicaciones con las nuevas tecnologías que hoy día tenemos a nuestro alcance.


La intervención del maestro Cruz vino a recoger cuanto se había explicado centrándose en la posibilidad de habilitar y desarrollar katas para niños. Se valoró entonces si las katas son útiles o no para los niños yudocas y se propuso una primera kata para niños de corta edad sobre movimientos del grupo de juego con el brazo (anteriormente explicado por Wladi). En todo momento, Rodolfo recordaba que lo más importante es 'el control'. Con ello, el maestro insistía una y otra vez en el tema de la seguridad que debe anteponerse a todo otro factor a la hora de enseñar yudo a un niño.


Antes de finalizar la jornada los maestros agradecieron la aceptación de la iniciativa y el grado de participación. Explicaron que tienen en marcha varios proyectos como el libro ‘Enseñar a enseñar’, la herramienta ‘la ruleta del profesor’, un audiovisual sobre nuestra peculiar manera de entender el yudo… Como dejó claro Wladi, “todas estas iniciativas carecerían de valor alguno sin los ánimos que constantemente nos proporcionáis. Vosotros –añadió- al confiar en vuestros maestros, nos traspasáis la energía para seguir con nuestra labor. Pero, además, junto a esa energía, nos entregáis la responsabilidad de proporcionaros las mejores herramientas que seamos capaces de construir para que sigáis con nuestra labor y si puede ser, para que la superéis; cosa que tenéis fácil porque vais a estar mejor preparados”.


Colofón

Poco antes de finalizar la sesión Rodolfo y Wladimiro alabaron la labor del anfitrión Javier Mora recordando que recientemente ha sido distinguido con el Trofeo 'José Luis de Frutos' al Mejor Profesor de Yudo 2011. El propio maestro Mora recordó que este premio que otorga la Federación Española de Yudo "no he hecho más que recogerlo yo, muy honrado, pero entendiendo que distingue a todo nuestro grupo, por lo que quiero compartirlo con todos vosotros y con todos nuestros alumnos".


De alguna manera así fue porque un buen grupo de amigos acabamos comiendo un estupendo cocido, todos juntos, celebrando el gan éxito de nuestro querido amigo Javier Mora. Gracias por tu generosidad, maestro.

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