El amargo 5º puesto no oculta la gran progresión de la pareja del CDE WLAC
Por sólo 0,92 se vieron privados Marina y Wladi de subir al podio en la Gran Copa Comunidad de Madrid de Katas de yudo el pasado domingo día 26 de mayo. Los jueces fueron muy indulgentes con la pareja canaria y su tosca ejecución de la yu-no-kata, lo que hizo que volara la medalla de bronce que llegaron a acariciar los representantes del CDE WLAC-Yudo
El pasado domingo volvimos a tener representación de nuestro
humilde club en todo un campeonato de katas de yudo en el que se contaba con la
presencia de yudocas laureados internacionalmente. El nivel en el terreno de la
competición de katas de yudo es altísimo en España. Entre los participantes los
había con varias medallas en Campeonatos del Mundo y de Europa, pese a tratarse
de una nueva competición denominada de “promoción”. No obstante, al
reglamentación de la misma sólo limitaba a los grandes campeones a participar
en los ejercicios en los que son auténticos especialistas. De este modo,
aventurarse a ejecutar un kata que normalmente se pide para el examen de 5º dan
con una cadete de 14 años, tiene su miga.
Esa era la singular pareja que representaba al CDE WLAC en la Iª Gran Copa Comunidad de Madrid
de promoción de katas de yudo. La formaban la cadete Marina Cabrero y el
profesor Wladimiro Martín, tras haberse clasificado en el Campeonato de Madrid.
Wladi y Marina momentos antes de su actuación |
El concurso reunió a los madrileños clasificados en cada
kata y a un buen puñado de representantes de otras Comunidades Autónomas (Aragón,
Canarias, País Vasco…). En concreto, en yu-no-kata, que es la modalidad
preparada por Marina y Wladi, había una pareja de canarios que finalmente acabó
por delante de la clasificación, arrebatando a nuestra pareja la medalla de
bronce por menos de un punto.
En esto de las katas hay más mejunje del que parece. Por un
lado está bien porque hay que seguir progresando a favor de el
perfeccionamiento, en busca de la excelencia como en cualquier otra faceta del
yudo. Por otro, sabido es, la perfección no existe y, sobre todo, quién es
capaz de medirla?
Los primeros en confesar sus limitaciones son la pareja de
yudocas del CDE WLAC. Incluso reconocieron un fallo en el ejercicio. Pero como
en este terreno de la competición de katas hay jueces y tienen que juzgar, por
mucho que lo intenten lo harán como sujetos y no como objetos, es decir:
subjetivamente. Estamos seguros de que para los jueces, nuestra pareja, habrá
cometido 5 millones de fallos. Genial. Igual incluso tienen razón. Por lo menos
se la damos en uno de esos fallos de os 5 millones que puedan haber apreciado. Nosotros
nos quedamos con que nuestra pareja subió notablemente su puntuación con
respecto a lo que consiguieron en su anterior concurso; en el Campeonato de
Madrid. De escasos 52 puntos pasaron a 67. De hecho, al escuchar la calificación
fue el primer motivo de alegría. Los jueces habían sabido valorar la progresión
de esta singular pareja formada por un profesor 6º dan de 53 años y una
señorita cinturón marrón de 14 años. La alegría se esfumó en apenas unos
segundos.
El salto de alegría que dieron los representantes canarios
al escuchar la nota para los representantes de WLAC fue sintomático. También tuvo
que ver con que se esfumara la sonrisa de nuestra pareja. El bronce volaba a
las islas por unas décimas. Los isleños habían sido valorados con 68,33,
mientras Marina y su profesor obtenían 67,41. ¡Tócate el escroto!
Sólo podemos felicitar, desde aquí a nuestra pareja y desear
sepan hacer acopio del coraje y la resignación que les suele caracterizar para
dar una vuelta de tuerca a su preparación, que, por otra parte, tampoco ha sido
tan exhaustiva.Sabemos que pueden más (y mejor).
Pero no nos vamos a quedar a gusto sin comentar algo. Y no sé
por qué, nos acordamos ahora de Don Quijote de la Mancha. A ver si Uds. lo adivinan.
Uno que ha viajado un poco, más allá de las lindes patrias,
ha visto algunas cosas. Ha visto como los franceses, con mucho “charme” –que dirían
ellos- eso sí, te mangan un combate aunque lo merecieras ganar por ipón. Ha
visto a los italianos, siempre traperos en casi todos los deportes, trampear
para llevarse triunfos que no lograban por la vía estrictamente deportiva. En
cambio, en esta tierra quijotesca…
Cuando el profesor Wladi era un joven y prometedor árbitro
de yudo, tuvo el privilegio de ser convocado para actuar en un Villa de Madrid
que llevaba la denominación de internacional. Se la ganaba por acudir a dicho
trofeo una nutrida expedición de portugueses. Comenzaron los primeros
encuentros y los portugueses empezaron a destacar, sobre todo, gracias a una
generalizada condescendencia de los árbitros. Al joven Wladimiro no se le escapó
el detalle y llegó a reflexionar si se había dado alguna consigna que él no
hubiera escuchado. Hubo un momento en que un personaje que paró el campeonato.
Dicho personaje de cuyo nombre no quiero acordarme, ocupaba entonces un cargo federativo
del que no me acuerdo, pero sigue ocupando otro que tampoco sé cuál es. El caso
es que el abonado a cargos federativos reunió a los árbitros y clamó. “Señores,
si nos tiene que ganar los portugueses… que nos ganen. ¡Pero que nos ganen,
coño!” No hubo que dar más explicaciones. El Villa de Madrid continuó su
desarrollo con normalidad y en él se vio cómo la mayoría de los representantes
de Madrid acaban venciendo con honor y sacrificio a los esforzados lusos, entre
otros rivales. Parece que Don Quijote escuchó
Sancho Panza.
No sabemos si nos hemos explicado, pero que te venga una
pareja de canarios a la Gran Copa de
la Comunidad
de Madrid y tenga que ganar a la parejita de madrileños de Parla, pues que ganen.
¡Pero, que ganen coño!
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