1.9.15

Acabó el Mundial. ¡Qué grande es el yudo!

Ha acabado el Mundial de yudo celebrado en Astana (Kazajistán). No soy experto, ni lo pretendo ser, en yudo internacional. No obstante, quiero hacer mi particular reflexión, tras muchas horas de observar encuentros a lo largo de toda esta semana. En particular, quiero traer a este espacio las palabras de la recién proclamada campeona del mundo en menos de 48 Kg., Paula Pareto. La argentina dice en una entrevista realizada tras la obtención de su medalla de oro: "Jamás entraría al tatami en zapatillas y nunca olvidaría saludar a los cuadros con las fotos del maestro de artes marciales japonés y creador del yudo, Jigoro Kano".

La propia argentina -doctora en Medicina, por cierto- asegura que el yudo es para ella un estilo de vida. De eso se trata para muchos que hemos dado con este fabuloso y singular deporte. Destaco estas palabras de toda una campeona del mundo por encerrar mucho respeto y humildad, a mi modo de ver. Y, eso, no está reñido -a la vista está- con ser ambicioso y tratar de superarse a uno mismo.



Otro de los mejores momento vividos frente a la pantalla viendo el desarrollo del Mundial ha sido cuando la española María Bernabéu consiguió un puesto en la final de menos de 70 Kg. Lástima que a los pocos segundos su rival, la francesa Emane, acabó con el sueño del oro. No obstante, el descuido no debe de empañar el magnífico campeonato realizado por la pupila de nuestro amigo Carlos Montero, que ganó cinco encuentros, tres de ellos por ipón. De hecho, tras haber conseguido plaza para Río 2016 pasa a ser la más firme apuesta de nuestra selección nacional para optar a la ansiada medalla olímpica.

Aún queda un año para los Juegos y en ese tiempo hay mucho trabajo por delante. Un trabajo muy desconocido para la mayoría de la gente entre la que se encuentra la legión de críticos hacia el yudo cada vez que llega una de las grandes citas (especialmente los Juegos) y no se colman las expectativas en cuanto a consecución de medallas. Así es la vida.


Pero uno de los momentos épicos del pasado Campeonato del Mundo de Astana fue el vivido en el combate para el bronce entre el belga Nikiforov y el francés Maret. Una medalla en todo un Mundial estaba en juego pero el bravo belga no estaba en óptimas condiciones. Desde el inicio mostró a las claras que estaba lesionado. Por momentos no podía agarrar con su mano izquierda y, a duras penas, contrarrestaba los ataques del francés Cirille Maret. Pero no acababa de rendirse y estaba dispuesto a agarrarse a un hilito de esperanza que sólo él veía. Parecía que sería cosa de tiempo que el galo encontrase la forma de acabar con la resistencia (pasiva) del belga. Pero Nikiforov resistía. Lo hacía acumulando sanciones por pasividad; eso sí. Hasta el punto que acumuló tres y si volvía a ser sancionado lo sería con la pérdida del encuentro. Todo pintaba en su contra. Se entraba en el último minuto y, entontes, el francés atacó y Nikiforov, sin poder cerrar la mano izquierda contra-atacó. De manera increíble sacó una gran ventaja: uasari. El francés no podía creerse el cambio en el combate. Apenas quedaban unos segundos de contienda. Y cuando quedaban sólo cinco segundos Nikiforov, enrabietado, volvió a lanzar un ataque; un último ataque que se cobró un ipón. Entre lágrimas de dolor y alegría el belga apenas celebró la consecución de su medalla de bronce. Y al salir del tatami y abrazar al seleccionador belga aún se podía comprobar que no podía cerrar la mano del dolor. Épico combate que podéis ver íntegro (y merece la pena) en el enlace que dejo a continuación. ¡Qué grande es el yudo!

https://www.youtube.com/watch?v=19ZuYBYruSs


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