En estos días hemos estado haciendo diversos intentos para
confeccionar equipos con los que participar en el Trofeo Peralta de yudo de la
Federación Madrileña. Cada vez son más las dificultades para conseguir implicar
en este tipo de eventos, por otra parte escasos y atractivos. No hay más torneo
por equipos de yudo para benjamines, alevines, infantiles y cadetes que éste.
Por un lado, la experiencia nos indica que si no hay un
compromiso en firme, al final son muchos los que se ausentan en el momento
preciso de la cita perjudicando a los que sí acuden. Por otro lado, no es fácil
tener un deportista adecuado en cada uno de los pesos del equipo
correspondiente. Para colmo, cuando sí los hay se puede encontrar uno con que
ese niño o niña falta muchísimo a sus entrenamientos por lo que no se considera
adecuado citarle para un evento de cierta importancia, "premiando" su
falta de asiduidad y su inconstancia.
Hoy día los niños tienen muchísimas tareas y focos de
atención, lo que sin duda enriquece a los más activos. Los hay (muchísimos) que
practican natación; uno de los deportes más sobrevalorados, por cierto. Otros
estudian idiomas -hasta chino aprenden los niños ahora-, cultivan artes
-pintura, música...- o tienen curiosas aficiones como ir a los toros o de caza
con sus papás. Por no decir que los más dotados practican varios deportes y,
claro, la mayoría se organiza sobre la base de ligas y no de eventos puntuales
como el yudo.
Lo entendemos todo y lo respetamos. Pero lo nuestro es el
yudo y tenemos que velar por lo nuestro. De manera que, una vez finalizado el
plazo de inscripción para el Trofeo Peralta por equipos y sin haber encontrado
soluciones fiables para participar en ninguna de las categorías, renunciamos a
hacerlo pese a que tanta simpatía nos despierta este evento. Una pena... Como
recordaba hace poco una cadete: "va a ser el primer año que no
participemos después de haber ido todos los años desde bien chiquititas".
No pasa nada. Procuraremos organizar alguna actividad, en
compensación, más de nuestro estilo; más de carácter deportivo-social, en la
que no haya tanta limitación de participación, ni tantos condicionantes. Ni tampoco
haya campeones ni medallas por medio.
NORMAS: Algunas cosas que recordamos a los yudocas y a los padres de
yudocas
El yudo es un deporte que proviene de Japón, país curioso
donde los haya y, en todo caso, muy diferente a España.
Antes de entrar al tatami de yudo -máxime si la clase ya está
empezada- se debe pedir permiso al profesor. Una vez éste lo da se saluda (dado
que no se ha llegado al saludo colectivo), se acerca uno al profesor y se pide
disculpas por llegar tarde explicando el motivo. Por cierto que la puntualidad
es una virtud y no debiera ser para los niños una cuestión de azar o puntería.
Es alarmante la falta de puntualidad de muchos de nuestros alumnos de todas las
edades. Para colmo, también son muchos los que "se tienen que ir"
unos minutos antes de finalizar ésta para "no llegar tarde" a otra
actividad. hay un refrán que dice que "el que mucho abarca poco
aprieta".
Al tatami se accede descalzo por cuestión de higiene y eso
implica que al salir del mismo -sobre todo si se piensa regresar a él- hay que
hacerlo calzado. Por eso recomendamos a nuestros yudocas acudan con chanclas
para desplazarse por las instalaciones hasta el momento de pasar el tatami. es
una cuestión de sentido común y de higiene. Nos evitaríamos muchos hongos y
papilomas.
Los niños y las niñas deben acudir con la cara limpia. La
clase de yudo no es una fiesta a la que haya que ir maquillado o con las
pestañas cargadas de productos para realzarlas. Hay que pensar en los demás.
Tampoco es normal que los niños vengan pintados del colegio. Se pasa por el
lavabo y se les lava la cara (o brazos) para que no practiquen yudo embadurnados con pinturas
que pueden producir daño al empezar a sudar o dejar marcas en los yudoguis de
sus compañeros.
El yudo se practica sin camiseta y sin leotardos, medias o
lo que hoy se conoce como legins. De hecho, las chicas pueden llevar camiseta
blanca bajo la chaqueta del yudogui, pero debe de ser una camiseta distinta a
la que se lleva todo el día. Se trata de poderla quitar al acabar la sesión
para no irse con una prenda mojada (sudada) y estar expuesto a constiparse. es justo lo
contrario de lo que algunos padres piensan. Si el niño está malito que se quede
en casa y si viene a la clase de yudo que se quite la camiseta. Si sale con
ella mojada agravará su resfriado y, en cambio, no va a protegerle ante ese
inminente resfriado. Para eso mejor tomar mucha fruta.
Por cierto que la camiseta blanca del equipo de las chicas
debe de ser de las normales y no de tirantes ni escotada. Volvemos a lo de
estar cómodo para practicar un deporte y no a buscar lo que realce ciertos
encantos. Un entrenamiento o clase de yudo puede ser muy divertido pero no bajo
las reglas de una fiesta o guateque.
Respetamos todas las modas, todas las tendencias, todas los
"postureos"... pero fuera del tatami. En el doyo se lleva el pantalón
sin arrastrar por el suelo. Es decir que se debe de ver descubierto al menos
medio tobillo. Tampoco se lleva el pantalón bajado mostrando el calzoncillo,
por muy moderno que éste sea, ni la tanguita, por muy sexy que ésta sea.
El profesor deja en silencio su móvil mientras imparte sus clases por lo que los alumnos deben de obrar de igual modo.
Es de toda lógica que no se puede practicar yudo con
elementos metálicos, duros o rígidos. Nos referimos a horquillas, broches,
pendientes, anillos, pulseras, colgantes, gargantillas y todo tipo de elementos
lo que hoy se conoce como pirsin (piercing). El hecho de que no se vea el
adorno (piercing) del ombligo no reduce en nada su obvia peligrosidad para la práctica
de un deporte tan completo y exigente como el yudo. Algunas niñas argumentan
que no se lo pueden quitar y nos van a obligar a demostrarles que nosotros, no
sólo sí podemos sino que también debemos.
El pelo, cuando es largo, debe de estar recogido con gomas o
cintas (sin elementos metálicos), de manera que no quede coleta que también acaba siendo muy incómoda
para el propio practicante y para sus compañeros.
Los niños pequeños deben de aprender a ponerse el cinturón.
A medida que pasan los años los niños pequeños de nuestra sociedad -cada vez más tecnológica- van perdiendo habilidades relacionadas
con la psicomotricidad fina. Como son torpes para atarse los cordones del
zapato se les compra unos con cintas autoadhesivas del tipo Velcro. Como tarda
en atarse el cinturón se lo pongo yo que tengo prisa.
Que sepan los padres de niños pequeños que en las clases se les
enseña a atarse el cinturón. Pero los niños son muy listos y saben que si
insisten se les soluciona el problema sin tener que esforzarse. No destruyan el
trabajo de horas del profesor en cinco minutos de prisas. Incentiven a que sean
los niños los que aprendan a atarse el cinturón cuando les cambian para entrar
en clase; son cinco minutos más y es por su educación. Es frustrante para un
profesor comprobar, un día tras otro que emplea más tiempo en enseñar a atar
cinturones que en explicar técnicas de yudo. Últimamente he escuchado mucho
aquello de que los niños vengan educados de casa. No quiero polemizar, pero
creo que en el entorno familiar se les puede ayudar mucho a dejar claro lo que
significa sentarse, a que entiendan lo que significa no interrumpir a un adulto
que está hablando, a enseñarles a manejar sus dedos para atarse el cinturón de
yudo o los cordones de las zapatillas, etc. ¡Ah sí... la excusa de la falta de tiempo!
Es normal comprar yudoguis grandes para que "duren"
un par de años (o tres), pero lo propio es meter los bajos y las mangas para
evitar situaciones de riesgo. También los cinturones se pueden cortar para que
no haya que darles tantas vueltas alrededor de los más menuditos. En nuestra
escuela también pedimos a los padres que cosan bandas de colores en las
bocamangas de las chaquetas para distinguir las edades de nuestros yudocas. La
naranja es para niños de 3, 4 o 5 años. La verde para los de 6 y 7 años. La
roja es para los de 8 y 9 años. La amarilla es para los de 10 y 11 años. Y, finalmente,
la azul es para los niños y niñas de 12 y 13 años de edad. Lo dejamos aquí por
escrito por más de que es una de esas cosas en las que ya hemos dejado de
insistir ante la sensación de estar clamando en el desierto. Por ejemplo, en
algunos centros también hemos dejado de repartir YUS o puntos de yudo. Lo lamentamos
mucho pero también tiene su explicación. A lo largo del curso pasado y anteriores llegamos a
tener la sensación creciente de ser auténticos persecutores de padres que no nos traían
los puntos al comienzo de la última clase de cada mes. Y cada vez eran más los
padres perseguidos y más nuestra sensación de persecutores. Hemos perdido lo
que creíamos una valiosa herramienta para motivar a los niños, pero hemos
ganado en tranquilidad... ¡todos!
En definitiva. Apelamos al sentido común de todos los
deportistas de nuestro colectivo y de sus familiares en el caso de lo más
pequeños. Se trata de actuar con sentido común. O de ver a los mayores, que
deben de ser ejemplo de los menores (de ahí la responsabilidad de los
cinturones negros). El propio profesor no se propone como ejemplo para nadie pero procura dar ejemplo dentro de la clase de yudo. Se trata de fijarse en él.
También recordamos que muchos niños siguen sin contar con
algún seguro deportivo lo que nos parece increíble si se piensa que la
cobertura sale por unos tres euros al mes. Pero es que además, el seguro
deportivo se tramita junto a la licencia sin la que no se puede pasar de
cinturón ni acudir a las actividades del club, más allá de las clases pactadas
para el curso presente.
Ya que estamos con el tema de los seguros queremos explicar,
una vez más, el protocolo ante una lesión.
Normas de actuación
para utilizar el seguro de accidente deportivo
Ante una lesión, lo primero es notificarlo al club
informando del seguro que se ha tramitado. En las tarjetas WLAC que repartimos
a todo el que ha tramitado licencia vienen los teléfonos y la licencia/s
tramitada/s.
Los que tienen licencia de la Federación Madrileña de yudo
están asegurados por ASISA. En Parla tienen la clínica WellCare en Avenida de Las Lagunas 4.
Para urgencias o fuera de horarios de esta clínica se debe
acudir al Hospital Sur, calle Estambul 30 de Alcorcón. Pero hay que rellenar un
cheque y un parte que tiene el club.
Los que tienen la licencia de la FEJJTEM están cubiertos por
MAPFRE y pueden acudir al Hospital de Parla siempre y cuando comuniquen antes
el accidente al club para rellenar el parte.
Para cualquier duda informamos muy gustosos en el club. No
duden en plantearnos sus dudas, por teléfono, correo electrónico o en persona,
que procuraremos aclararlas con mucho gusto.
NOS VEMOS EN LOS TATAMIS
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