22.4.07

Tenemos cuatro yudocas en la Final Autonómica

Sonia Sieiro, Campeona infantil en - 40 Kg.

Sergio Cortés, Campeón infantil en 50 a 55 Kg.

Raúl Abial, subcampeón cadete en -50 Kg.

Paula Szymkowicz, subcampeona cadete en + de 70 Kg.

Los infantiles posan con 'el profe'. De izquierda a derecha: Wladi, Sergio Cortés, David Monforte y Sonia Sieiro

Los cadetes con los amigos del CD Alterna (Mari Carmen Alarcos, Tomás Alcázar y David Moronta. Abajo, de derecha a izquierda: Erick Bolaños, Sergio María, Raúl Abial, Celia Díaz y Paula Szymkowicz


Salimos muy contentos del Polideportivo de San Martín de la Vega. Allí acudimos con nuestros infantiles y cadetes que estuvieron muy bien en la disputa de la Fase Zonal. Por la mañana sólo acudieron a la cita Nuestras cadetes Paula Szymkowicz con su flamante cinturón amarillo y Celia Díaz (cinturón verde), además de los muchachos Raúl Abial, Erick Bolaños y Sergio María. El balance se puede considerar como positivo después de conseguir subir al podio en dos ocasiones, las dos para recoger la medalla del color de la plata.

Por la tarde, en el mismo pabellón participaron otro puñado de infantiles: David Monforte, Sergio Cortés y Sonia Sieiro. En esta ocasión el balance fue aún más positivo dado que dos de nuestros jóvenes yudocas también subieron al podio y, en esta ocasión, hasta el peldaño más alto. De esta manera hay que decir que tenemos en la Final Autonómica nada menos que a cuatro deportistas, dos cadetes (un caballero y una dama) y dos infantiles (también una señorita y un caballero). Ahora queda lo más difícil, que es decidir si participarán en esa Final Autonómica o si acudir, como está previsto, con el resto de compañeros, al Cto. Nacional de la ANPEJ (Trofeo de la Amistad) a celebrar en Fuenmayor (La Rioja). Algunos ya han tomado su decisión y otros siguen en dudas. Nosotros sólo podemos apoyarles en la determinación final, sea la que sea. Ya les hemos explicado que la Final Autonómica es más importante y que el viaje a Logroño es más divertido. Ahora habrán de ser ellos los que pongan todo lo que encuentren en los dos platillos de la balanza. Por si les podemos ayudar, expondremos aquí algunas consideraciones de los que parecen más decididos. Por ejemplo, Raúl ya ha decidido que quiere tomar parte en esa Final Autonómica. Ha tenido que hacer un esfuerzo para mantener el peso en el que ha participado y sabe que es su último año de cadete; lo quiere aprovechar. Ya quedó tercero en el Ranking Infantil de este año y, aunque perdió con su amigo David, que le ha vuelto a derrotar en San Martín de la Vega, está convencido de que puede hacer un gran Campeonato de Madrid. Por otra parte, no ha renunciado del todo a acudir a Logroño. Aprovechará que su participación en el Campeonato de Madrid es por la mañana, para, tan pronto como acabe su participación, salir para Logroño en el coche, con su madre. De este modo, todavía tiene esperanzas de poder tomar parte en el Trofeo de la Amistad y, en todo caso, compartir las vivencias en la merienda de confraternización y en el albergue de Álava.

Algo parecido podría hacer Paula Szymkowicz, pero ella ya ha dejado claro que donde quiere estar es en la excursión a Logroño. Es consciente de que, pese a haberse clasificado para la Final Autonómica (en la primera competición en que tomaba parte) sus opciones serán pocas. Con su cinturón amarillo, todavía tiene mucho tiempo por delante y lo que quiere es ir acumulando experiencias. La que se le brinda en el viaje a Logroño parece mucho más atractiva que la de la Final Autonómica.

Los casos de nuestros infatinles
Tan pronto se entró de la coincidencia de fechas, Sonia fue taxativa. “Profe, yo soy infantil de primer año y tengo mucho tiempo para ir a campeonatos de Madrid”. De este rotundo modo, expresó su convencimiento de acudir a Logroño. No obstante, también apuró su decisión a ver si podía participar por la mañana en el Campeonato de Madrid e ir por la tarde al de Logroño. No podrá ser porque los infantiles van por la tarde. Ésta coincidencia es la que tiene a Sergio Cortés sumido en un mar de dudas. Él quiere tomar parte en los dos eventos y, como no es posible, deberá elegir entre uno y otro. Seguro que sabe hacer lo mejor para él, pues ya está demostrando una madurez asombrosa para su edad.
Tras estas consideraciones que dan a entender lo mucho que nos importa a los responsables de nuestra escuela de yudo el que un niño quede Campeón de Madrid (o sea bien poco) vamos a analizar lo sucedido en San martín de la Vega. Hubo mucho y bueno… y también las anécdotas de siempre con los árbitros y los entrenadores. No vamos a hablar de ellas, pues los árbitros nos parecieron en su línea. No vemos que intenten perjudicar a nadie, ni tampoco favorecer a nadie. No por ello dejaremos de criticar que, inconscientemente, siguen apoyando sus decisiones del lado de los vocingleros, de los que tienen ‘imagen corporativa’, de los que tienen varios monitores dirigiendo a sus pupilos… en fin, qué vamos a esperar en esta sociedad en la que los debates parecen ganarlos los que más chillan, los que más se dejan oír, los que fingen mejor. Si nadie atiende a las razones, porque iba a ser diferente el mundo del yudo e íbamos a tener árbitros excepcionales que sólo vieran el valor del muchacho que lleva la iniciativa, que intenta crear oportunidades para aplicar sus llaves sin hacer ataques de los que ‘si salen bien y si no… no me pueden contra-atacar’. Bueno, ya digo que los árbitros, pese a que había muchos ‘de estreno’ realizaron su labor con mucha dignidad.

LA MAÑANA
La participación de nuestros cadetes fue digna y muy acorde con lo que pasa en los entrenamientos de nuestra escuela. Es decir, que los que vienen entrenando asiduamente y trabajando en las clases, lo hicieron muy bien. Vamos caso por caso.

Erick Bolaños
A Erick le felicitamos porque suele acudir a todas las actividades en que le convocamos. Lástima que haya descuidado en los últimos tiempos sus estudios y le hayan tenido que restringir sus clases de yudo hasta que ha reaccionado. De este modo, Erick no ha entrenado más que en un par de sesiones antes de acudir a la fase Zonal de San Martín. Bastante hizo con afrontar su encuentro con la disposición con que lo hizo. Lamentablemente, no entró en repesca y se marchó un poco cariacontecido, pero comprendiendo que, lejos de desanimarse, hay que entrenar más (sin descuidar los estudios). De esta forma, no podemos dar muchas más consideraciones sobre el trabajo de Erick, de manera que nos limitamos a felicitarle por haber acudido a un nuevo encuentro con deportistas de más experiencia que la suya, con lo que sigue aprovechando ocasiones para crecer como yudoca. También le animamos a seguir firme en sus entrenamientos, en los que suele destacar por su entrega y capacidad de trabajo. Trade o temprano, los resultados llegan cuando uno disfruta con lo que hace y le pone le rigor suficiente para hacer de la diversión el camino hacia la perfección que siempre buscamos los yudocas. Ánimos.

Celia Díaz
Tiene magníficas condiciones físicas y un gran carácter para el mundo de la competición. Sabe aprovechar sus oportunidades y, pese a su corto bagaje técnico (todavía es cinturón verde), como lleva la iniciativa, pone en peligro a todas sus rivales. Es como el que tiene muy poco vocabulario (inglés, por ejemplo) pero se las arregla para mantener una conversación fluida en este idioma. En el lado negativo hay que recordar que podía haber hecho algo más (probablemente) entrenando con más asiduidad. Desde Semana Santa no ha entrenado los tres días seguidos que le corresponde en ninguna semana. Eso no es estar muy centrado en los entrenamientos. Y el dedicar tiempo a los estudios siempre lo hemos respetado. Pero, que no nos vengan a utilizar este asunto como excusa cuando se falta un viernes (¿qué examen se tiene en fin de semana?) por ejemplo. Quien esto suscribe tiene carrera universitaria y nunca faltó a uno de sus entrenamientos mientras estudiaba Bachillerato (ni COU). Lo que si tuvo que hacer es organizar el tiempo y establecer prioridades. Hay que ver cuánto tiempo se le dedica a la televisión, a chatear, a…

El caso es que Celia se quedó con ganas… Al acabar su participación nos preguntó que cuándo había otro torneo. Le queda participar en el de Logroño, pero también aprovechamos que andaba por allí nuestro amigo y compañero David Moronta para ‘lanzarle el guante’. Le propusimos preparar para la próxima temporada un equipo femenino como ya tuvimos la pasada temporada. David recogió gentilmente el guante, así es que ya os iremos informando.

Paula Szymkowicz
Sólo había dos yudocas en la categoría de más de 709 Kg. Una de ellas era Paula y la otrra nuestra amiga Mari Carmen Alarcos (del Club deportivo Alterna), que estuvo espléndida. Como también había dos chicas en la categoría de menos de 70 Kg. se decidió hacer una liguilla con las cuatro señoritas. Paula dio mucha guerra en su encuentro con Mari Carmen. Luego se vio sorprendida, enseguida, por si rival más ligera en su segundo encuentro. Pero se marchó con muy buen sabor de boca tras ganar a su tercera rival por un soberbio ipón de estrangulación. Y aprovechamos este detalle para hacer un inciso. Paula llegó al yudo tras apuntarse al grupo de defensa personal Femenina que dirige Alberto Álvarez en Parla. Por cierto, Alberto no es sexto dan, ni quinto tampoco… ¡ni falta que le hace! Es una persona desprovista de egocentrismo que cuando explica (cosa que hace muy bien) lo hace con la vocación de enseñar. Es de una honestidad total, se vacía de adornos al explicar (tiene claras las cosas) y se pone al servicio del colectivo al que instruye. Además, como le encanta su trabajo y no para de investigar y estudiar, tiene medios más que suficientes para dar sus clases. Por cierto, Alberto no presume de nada de esto. Lo que sí habla por Alberto es un hecho. Empezó con un grupito de mujeres (apenas una docena) y a estas alturas del curso ha tenido que formar un segundo grupo para atender adecuadamente a las cuarenta alumnas que toman parte en sus clases de Defensa Personal Femenina.

Pues bien, Paula, tras pasar por las clases de Defensa Personal que Alberto imparte los sábados, se animó, aconsejada por el propio Alberto, a tomar parte en la clase de su hermana Sonia. Es la de los martes y jueves que se desarrolla de 18:00 a 19:00 horas. Pese a que el grupo lo forman niños de 7 a 14 años, con sus 15 años, Paula se adaptó de maravilla y pronto empezó a evolucionar con sólida base. Además, Paula siempre ha estado muy presta a participar en cuanto se le ofrece como complemento a su formación. En los pocos meses que lleva con nosotros ya ha participado en un par de mañanas del YU, por ejemplo.

Para acabar, decir que cuando explicamos nuestro yudo insistimos mucho en algunas cosas. Por ejemplo en la de no defender boca abajo. Solemos recordar que boca abajo (sin ver al oponente) no se puede uno defender. A Paula, que viene del grupo de defensa personal no hubo que insistirle mucho en el asunto. A colación de ello se le explicó que a una persona que se defiende boca abajo, lo que hay que hacer es aplicarle una técnica de estrangulación. De este modo, tan simple, Paula marcó su primer ipón en competición, a una yudoca de mucha más experiencia (cinturón marrón) que ha tenido la mala fortuna de entrenar con gente que enseña lo contrario a nosotros, lo irracional (a defender boca abajo, para que no se les pueda inmovilizar). Cuando estos yudocas pasan a la categoría cadete, en la que ya vale estrangular, son cazados, una y otra vez, por los que han aprendido yudo positivo y, al defender boca abajo, casi siempre acaban rindiéndose (¡a la evidencia!)

Raúl Abial
Decidió bajar un poco de peso para participar en la misma categoría en la que ya fue bronce cuando se disputó el ‘Ranking Autonómico’. Tuvo que hacer un esfuerzo que no le recomendamos a nadie en estas edades, pero no era mucho lo que se pasaba. Y aprovechamos para contrastar esta bajada de peso con la que no se produjo en otro caso. David Monforte se pasó 500 gramos y Sergio Cortés 1 Kg. del peso en que habían sido inscritos. Es verdad que su campeonato era después de comer y que, tal vez, por la mañana, hubieran dado el peso. El caso es que ninguno de los dos optó por meterse las típicas carreritas de antes de un campeonato de yudo (¡qué disparate cuando se trata de chavales de doce y trece años!). Bien es cierto que a David le tocó enfrentarse con un cachas para el que le hubiera venido bien tener algo más de peso, pero ya lo analizaremos al llegarle el turno a David. Baste de momento decir que Sergio Cortés quedó campeón en la categoría de 50 a 55 Kg. cuando creía que entraría en la de 46 a 50 Kg.

Tras estas consideraciones acerca del peso, insistiremos una vez más en que en nuestra escuela también en esto nos diferenciamos de las demás. No animamos a nadie a bajar un solo gramo para entrar en una determinada franja de peso. Ya hemos contado alguna vez aquello de la ‘regla de las cuatro emes’. Pero lo vamos a volver a recordar sucintamente. Una vez hubo un gran preparador físico al que le preguntaron por su secreto y adujo que trabajaba la regla de las ‘tres emes’: entrenar Mucho, comer Mucho y dormir Mucho. Nosotros nos hemos permitido acoger esta regla y añadirle (para nuestros chavales más jóvenes) una eme más: ‘Estudiar Mucho’, que si no, los padres se disgustan y nos ‘desapuntan’ del yudo, porque, a fin de cuentas, son los que mandan en los menores de edad… No lo olvidéis.


Volviendo al análisis de Raúl tenemos que felicitarle porque saltó al tatami mucho más concentrado que otras veces. Es un chico bastante frío, pero en otras ocasiones esa frialdad le aleja un poco de su tarea. No fue así el sábado pasado. Estuvo muy bien pese a que en su balance no consiguiera ganar a su amigo David que ya le ha derrotado dos veces. No pasa nada, Raúl ha hecho lo que tiene que hacer y sigue creciendo como yudoca. Aún le faltan armas para contrarrestar a un chaval valiente y aguerrido como David, al que se le ha enseñado a ‘competir’ antes que a hacer yudo. Ya hemos hablado de esto en muchas ocasiones y no vamos ahora a insistir demasiado. Preferimos seguir construyendo el yudo técnico de nuestros alumnos antes que buscar una copa o medalla en estas categorías en las que la competición es una parte más de su formación, por lo que la victoria (¿o la derrota? –creemos que nunca son derrotados a estas edades si hacen lo que les dicen sus profesores-) es anecdótica.

Lo que si tiene que ir corrigiendo Raúl es su fantástico trabajo de ude-isigui-yuyi-gatame. Hasta el momento de conseguir estirar el brazo del rival y controlarlo cerca de su cuerpo es un especialista increíble. A partir de ese momento no se toma el instante de calma y aleja el brazo de su cuerpo. Es cuando deja hueco para que su oponente gire el codo (porque no lo pega al pecho). No sigue girando su cuerpo para corregir que ha cambiado la posición de la palanca (ya no tiene el codo pegado a su cuerpo sino dado la vuelta) y se empeña en tratar de hacer palanca alejando la mano o puño del brazo de su rival. Es entonces cuando descubre que tiene que hacer fuerza, contra fuerza, invalidando el principio de ‘máxima eficacia en el empleo de la fuerza’ que dictó Yigoro Kano y, claro… no consigue su objetivo más que cuando es más fuerte que sus rivales. Pero, por lo demás estuvo genial, llevando la iniciativa, marcando un ipón desde yuyi-gatame (también se le escapó la posición inicial, pero en esta ocasión sí que pudo ejecutar con mucha fuerza su palanca) y otro de seoe-nague por la izquierda, sorprendiendo desde su kumikata de agarre cruzado por la derecha. Por ponerle otra pega, nos pareció que no se decidía a cambiar atrás cuando provocaba fabulosas reacciones en sus rivales como se ve en alguna imagen en que parece que el oponente le ruega que le tire con un enganche por el interior de las piernas (o-uchi o co-uchi)

Sergio María
Quizás sea Sergio el cadete de nuestra expedición más destacado el sábado. No se colgó ninguna medalla ni marcó impresionantes ipones. Es más, no pasó del primer encuentro en el que se midió a uno de los gallitos de la categoría que, no obstante, no le repescó. Pero en nuestra escuela pasan cosas que no entienden en otras, como, por ejemplo, que digamos que un yudoca que va a un torneo y pierda en su primer encuentro y no haga ninguno más sea de los más destacados. Así somos nosotros. Pero, al menos lo vamos a tratar de explicar. Sergio está trabajando muy bien este curso, sobre todo desde el momento en que pidió permiso para entrenar en el grupo de los mayores (el de los lunes miércoles y viernes de 19:00 a 20:00 horas). Desde el momento en que le dimos permiso para integrarse en este grupo cambió su mentalidad y empezó a entender mejor el trabajo que se le ha asignado. Es mucho más combativo porque ha cogido confianza en su uchi-mata y en que lo puede combinar hacia atrás con ouchi-gari. Además, empieza a combinar el trabajo con algunos movimientos preparatorios de hizaguruma, muy interesantes, y no deja de seguir progresando en ne-uasa. Hay que recordar que Sergio María ha pasado a estirar unos cuantos centímetros en los últimos meses. Si sólo hace unos meses era de una altura similar a la de su amigo Francis, por ejemplo, ahora le saca la cabeza. (Aprovechamos para decirle a Francis que tenga paciencia que pronto le llegará a él su ‘estirón’). Con ello queremos decir que hace bien poco era difícil sacar a Sergio de su agarre a la espalda por debajo del hombro (agarre de o-gosi 1 y de o-gosi 2). Ahora que también ha cogido cuerpo, agarra por encima del hombro y ya no hace o-ogosi ni jarai-gosi. Empieza a dibujar un poderosísimo uchi-mata. Lo malo es que en su primer enfrentamiento en San Martín, se las vio con el más alto de toda la categoría. Le faltó una micra para conseguir el ipón con tanto denuedo persiguió. Trató de combinar adelante y atrás, no paró de atacar, trató de encadenar en suelo cada vez que su rival se tiraba para evitar sus ataques… No fue posible, pero su trabajo fue formidable. Si sigue por esa línea le auguramos un futuro magnífico. Y no por ello tenemos que recordarle a Sergio que, pese a haberse comprometido en varias ocasiones con sus compañeros y profesor, luego no aparece en las sesiones de los martes (de preparación física), ni en las mañanas del ‘YU’. No obstante no podemos más que felicitarle porque sabemos que es un brillantísimo estudiante y cuando se pone a trabajar es todo un ejemplo, pese a su juventud. Insistimos en que de seguir en esta línea puede tener hacer magnífica temporada en 2007 – 2008 cuando sea su segundo año de cadete.

POR LA TARDE
Si por la mañana nos faltó el combativo Francis que sufrió un pequeño accidente al dormir toda la noche con sus lentillas, por la tarde también faltaron algunos de nuestros yudocas. María ya nos avisó que tenía comida familiar (para celebrar el cumpleaños de su abuela) y Carlos también nos había avisado de un compromiso familiar que su madre no podía esquivar. Otro caso diferente es el de Sonia Szymkowicz, que tras acudir por la mañana a ver a su hermana parecía muy molesta con algo y nos dijo en el propio polideportivo que no acudiría por la tarde. El caso de estos muchachos nos sirve para recordar algunas cosillas. En primer lugar, las competiciones de la Federación, tal y como están actualmente organizadas, nos siguen pareciendo poco atractivas. Vamos a poner un ejemplo. Tras haberse pesado todos los chavales, estuvieron calentando, cada cual por su cuenta y en grupos claramente diferenciados (‘cada oveja con su pareja’, bien separaditos los de un club de los de otro). Seguimos insistiendo en que nos parece que un profesor podría organizar un calentamiento colectivo para todos y para deleite de los padres y familiares. Por allí andaba ‘un pedazo’ de yudoca como Carlos Amores; un Campeón de España de casi dos metros de altura. Seguro que se pone su yudogui y propone un jarai-gosi, para calentar y se queda todo el mundo asombrado del ‘pedazo’ de jarai-gosi’ que hace Amores. Y digo Amores como digo cualquier otro que se brinde a ello. Recordamos que hace muchos años hicimos esta propuesta en los torneos de la FECAPA y el propio profesor Wladimiro Martín los estuvo llevando a cabo. La idea fue muy aplaudida por los padres de los participantes que tenían ocasión de ver (o filmar) las evoluciones de sus yudocas y entretenerse viendo cosas del yudo que a veces no pueden apreciar en los campeonatos (por ejemplo las caídas).

De todas maneras, lo que queremos dejar claro es que ya hace mucho tiempo que no nos encorajinamos cuando uno de nuestros yudocas nos dice que no va a ir a un torneo o campeonato. Es tan poquito lo que aportan estas competiciones que les comprendemos cuando en su escala de valores no están muy arriba que digamos. Pero eso no quita para otra cuestión. Cuando un muchacho nos dice que sí que va a tomar parte en uno de estos encuentros nos parece fatal que luego no acuda. No estamos hablando de nadie en particular, sino en general. Siempre nos hemos sentido más educadores que adiestradores (como otros), más profesores que entrenadores. Tenemos vocación de educar, de formar, de contribuir a cimentar personalidades ricas, libres y bien marcadas en nuestros jóvenes yudocas. Por eso, hablamos de falta de compromiso cuando un alumno (de la edad que sea) dice que va a ir a un encuentro y luego no acude argumentando un ataque de dolor de uñas, un despiste o algo parecido. Y muy especialmente reza esto cuando se trata de un campeonato por equipos en que la ausencia deja en desventaja a los compañeros (e incluso sin la posibilidad de tomar parte en el encuentro deportivo).

Bueno, vamos ahora con la labor de nuestros infantiles, que también fue buena.

David Monforte
Se pasó medio kilogramo en la báscula cuando fue al pesaje. Es decir que pesaba 50,5 Kg. lo que indicaba que debía tomar parte en el evento en la categoría junto con los yudocas con pesos entre los 50 y los 55 kilogramos. El bueno de David, todo un valiente, acudió a su cita sin dudar un momento, pese a haberse lastimado un poco uno de sus pies en un partido que disputó por la mañana (tenemos yudocas muy activos que practican varios deportes). En el primer encuentro se las tuvo que ver con un ‘viejo’ rival al que ya se ha medido unas cuantas veces con poca fortuna. Ser trata de un muchacho muy fuerte al que le ha enseñado a colgarse (literalmente) del cuello del adversario y arrastrarle al suelo para inmovilizarle. Tan tosca maniobra le vale al desafortunado muchacho de momento. Está fuera de toda cuestión que el chico no tiene la culpa de que su torpe entrenador no corrija un movimiento tan primitivo que entra con comodidad en el bagaje de cualquier luchador y nada tiene que ver con las dos palabras que definen nuestro deporte (Yu+Do). El caso es que David descompuso un poco la cara al ver a su oponente, pero hizo un trabajo muy serio, mientras pudo, llevando la iniciativa y tratando de anticiparse en el kumikata para no permitir a su rival que atrapase su cuello. Al final le faltaron fuerzas a David que sigue investigando y practicando los grupos de juego con el brazo y con la pierna y ya ha comenzado a trabajar los de barai, gari y gake. Seguiremos concentrados en este proceso mientras otros seguirán lanzándose a por el cuello de sus rivales. Ya veremos el resultado de cada cual en unos añitos. Paciencia. De momento, sólo podemos felicitar al bravo David por confiar en su yudo, que muy pronto le bastará para acabar con rivales (luchadores) rocosos como el que le tocó afrontar el pasado sábado.

Sergio Cortés
Estuvo extraordinario, imponiendo su yudo a chavales muy fuertes que le sacaban la cabeza, en muchos casos, y bastante fuerza. No es que Sergio sea un enclenque, ni mucho menos. No lo es ninguno de nuestros yudocas a los que, con nuestro trabajo también les damos la oportunidad de ganar fuerza, velocidad, resistencia, potencia… Ya queda dicho que Sergio se tuvo que medir a los rivales de entre 50 y 55 Kg. después de comprobar que ‘se pasaba’ (él creía que pesaba menos de 50 Kg.)

Sergio es uno de nuestros yudocas más fríos. Su corazón late a un ritmo muy lento, pese a ser todavía un chaval. Eso hace que sea muy poco alocado (´no se calienta’ fácilmente). Por ello, tenemos, en muchas ocasiones, que animar a Sergio a salir más combativo. En esta ocasión, no hizo falta. Sergio estaba muy concentrado y salió a por todas en una difícil categoría. Ganó todos sus encuentros por ipón menos uno en que su oponente se hubo de retirar. Comentamos el caso porque nos pareció increíble la actitud de un entrenador, que ni siquiera era el del muchacho que se medía a Sergio. En uno de los lances del encuentro Sergio respondió a un ataque de su rival con un cosotogake que continuó hasta el suelo. El muchacho que había atacado debió dejar mal puesta su pierna de apoyo, de manera que cayó como un fardo con Sergio encima. El árbitro anunciaba ‘uasari’ y, casi al instante, gritaba ‘mate’ y pedía la presencia del médico con insistencia. Sergio descompuso la cara al ver que su oponente se había hecho daño y se quedó a su lado para ver qué pasaba. El árbitro le mandó a su sitio. Hasta ahí todo normal, pero ahora viene lo que no acabamos de entender. Junto al entrenador del muchacho lesionado había otro entrenador que gritaba más que nadie (Es de los que siempre grita más, discute más y trata de medrar más). Cuando el árbitro estaba cerca de este entrenador éste aprovechó para recriminarle ¿cómo das ‘uasari’ si ha caído de costado? El árbitro no parecía dar crédito a lo que oía y el entrenador tuvo que repetirle su queja. “Que sí, que ha caído de costado y has dado ‘uasari’, joder”. El árbitro abrió los ojos como platos y nosotros también. El muchacho no pudo continuar la disputa de ese encuentro, pero se discutía si el ‘uasari’ era excesivo premio para la acción de Sergio. El entrenador protestón debía tener uno de esos ataques temporales de ceguera que aquejan a gran parte de los entrenadores que hay en este mundillo. No sólo creemos que el árbitro estuvo afinado al otorgar la ventaja a Sergio sino que hay que decir que ninguno de los jueces de silla indicó otra cosa. Tampoco le vamos a recordar al protestón (ya puestos) que en estos casos primero se da el osae-komi y luego se da el mate y se pide el árbitro. Nosotros de eso no dijimos ni pío, porque sí que nos importaba que un deportista, un yudoca de trece años esté gritando de dolor. De hecho, en cuanto salió del tatami, fuimos a interesarnos por el alcance de la lesión del chaval y, al parecer, no pasó de ser un doloroso esguince que no le impedirá volver a sus prácticas en unos pocos días.
En la final, Sergio se había de medir a un complicadísimo rival que había demostrado tener una potencia envidiable. Analizamos un poco la cuestión y concluimos que con el agarre normal Sergio volaría. Así es que preparamos el encuentro atacando desde el primer momento con movimientos de los grupos gari y barai, desde el agarre a una mano o a dos, pero sin dejar fijo, ni un instante, al fornido oponente. La cosa salió de maravilla, en la primera ocasión en que el oponente de Sergio hubo de desplazarse a la velocidad en que nuestro alumno le obligaba a hacerlo cayó en la trampa y fue barrido con soberbia eficacia cayendo sin opciones a resistirse. Sergio se quedó de pie, controlando el brazo de su oponente con una sola mano. Fue espectacular.

Sonia Sieiro
Nuestra ligera infantil tiene muchísimo coraje y un temperamento especial para la competición. Antes de sus encuentros entabla conversación con sus rivales, con los entrenadores de otros yudocas, con… todo el mundo. Suele hacer amigas allá donde acude a ‘competir’. Y luego, también suele ganar. Pero no siempre acabamos felicitando a Sonia. ¡Qué cosas tenemos!

Cuando Sonia hace las cosas que trabajamos en las clases y sigue los consejos de sus profesores es felicitada; cuando gana sólo por ser más aguerrida o fuerte que sus rivales, nos alegramos mucho por ella, pero no la felicitamos. Este es el caso, en parte, de lo ocurrido el pasado sábado en San Martín de la Vega. Sonia tuvo tres encuentros y fue cada vez haciendo un yudo más rocoso y menos acorde a lo que preparamos en sus clases y entrenamientos. La felicitamos por su carácter, por su personalidad, por su inquebrantable confianza y su modo de encarar cualquier encuentro. Tiene carácter ganador, no cabe duda. Pero no se debe seguir, con doce años, inmovilizando en kesa con las piernas juntas argumentando que de otro modo se las enganchan. Como si no le hubiéramos indicado cien veces el modo de controlar en kesa. No se debe atacar obstinadamente sin desequilibrar y en contra de la lógica, cuando el oponente está descaradamente desequilibrado en el lado contrario hacia el que atacamos. Sonia lleva todo el curso sin comprender lo que nosotros llamamos acción-reacción e insiste en el yudo del leñador (en uno de los hachazos acabará cayendo el árbol, así que a seguir dándo más fuerte y más veces). Llevamos muchas semanas explicando a Sonia que debe combinar sus movimientos de cadera hacia atrás y no acaba de dar con los o-uchi-gari que parecen estar pidiéndole a gritos sus oponentes. No obstante, animamos a Sonia a seguir afrontando los trofeos en los que participa con esa disposición y alegría con que lo hace. Lo que queremos es lo mejor para ella y sabemos que, a estas edades, le resultaría muy fácil ganar muchos campeonatos, lo que nos gustaría es que estuviera en disposición técnica y mental de hacerlo cuando se haga una mujer. De momento, hay que seguir divirtiéndose mucho y, para ello, lo mejor es no pensar en ganar y pensar en seguir aprendiendo mucho yudo. (¿¡Justo lo contrario de lo que se suele decir!?)

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