28.8.23

Garanticen por ley que un votante sea un voto

 Firmen la petición



Tendría gracia que los últimos acontecimientos en el mundo del todopoderoso fútbol tuviesen reflejo en el del yudo... ¡pero podría llegar a pasar!

El reciente escándalo "Rubiales" ha puesto de manifiesto el poder de los presidentes de federaciones deportivas (regionales y nacionales) en España. Dicho poder se ampara en un peculiar sistema electoral en que cada votante viene a elegir un miembro de la asamblea. Dichos miembros de la asamblea son los que votan al que va a ser su presidente. Lo suelen hacer a mano alzada; de cara al que les ha ofrecido o insinuado prebendas y que les podría llegar a represaliar en caso de no mostrarse adeptos. Se sabría quienes son “los díscolos”.

Los votantes “perdedores”, los que eligieron a otro u otros que no ganan las elecciones, aunque supongan el 49%, no consiguen representación alguna en la asamblea. Así sucede, por ejemplo, en la Federación Madrileña de Yudo.

Con ello, no digo que los elegidos sean tan machistas como el mencionado Rubiales. Tampoco que dejen de ser bellísimas personas o que hagan una deficiente gestión. Pero gozan de un gran poder que emana de la asamblea que ellos controlan y pudieran caer en ciertos excesos. Se podrían encubrir actitudes dictatoriales mas propias de otros tiempos que de los actuales en que se debe presumir de limpieza y transparencia.

Hace poco, en un programa televisivo (Todo es mentira) el periodista José Ramón de la Morena suscitó el tema. Llegó a declarar que la asamblea de la RFEF es una monarquía hereditaria y un “nido de corrupción”. Les suena a los deportistas , aunque no sean futbolistas.

El mismo periodista declaraba: “Ellos lo convierten en monarquías hereditarias, es una cosa bestial, mientras no haya una elecciones democráticas es imposible”.

Las federaciones deportivas son entidades privadas de utilidad pública. Por ello, escapan, en cierto modo, al control del Gobierno. Sólo a través del CSD (Consejo Superior de Deportes), que tiene adscrito al TAD (Tribunal Administrativo del Deporte) se le puede requerir a dicho órgano para que intervenga. El TAD puede tramitar y resolver expedientes disciplinarios, en última instancia administrativa, a requerimiento del Presidente del CSD.

El pasado sábado 26 de agosto, en este mismo YUDIARIO, se publicó un artículo en que se hablaba, entre otras cosas, de las brechas salariales. No sólo se mentaba los desequilibrios entre hombres y mujeres. Se invitaba a reflexionar sobre el abismo entre atletas de deportes minoritarios (¡qué decir de los no oficiales!) y los famosos que salen en la tele.

Al hilo de este escrito me hizo llegar un amigo, Campeón Olímpico, la siguiente reflexión. ¿Si ese beso, en lugar de darlo el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, lo hubiese dado el presidente de una federación minoritaria, hubiese trascendido de la forma en que lo ha hecho?

Pues bien, aprovechemos el revuelo social. Aprovechemos para pedir que se modifique la Orden ECD/2764/2015, de 18 de diciembre, por la que se regulan los procesos electorales en las federaciones deportivas españolas. Solicitemos que en dicha Orden se refleje claramente que cada votante sea un voto para que la asamblea (plural y reflejo de los miembros del colectivo al que representan) tenga el poder, sin coacciones y democrático, sobre el presidente al que ha elegido. Con ello se podría evitar el sinuoso modo en que tendría que intervenir el TAD.

Me he molestado en incluir en Change.org una petición de firmas para promover lo que se llama una Iniciativa Legislativa Popular (en este caso para modificar la legislatura ya existente). La tenéis siguiendo el ENLACE.

Creemos que si se consuma esta petición se podría acabar, al menos de forma diligente, con casos como el de Luis Rubiales, que ha salido a la palestra por producirse en el marco de un evento ampliamente difundido por los medios de comunicación. Lamentamos sospechar que habrá otros muchos similares que pudieran cometerse o se hayan podido cometer, y que permanecerían ocultos por no tener o haber tenido reflejo en los medios de comunicación.

https://chng.it/MzVZ6f4fYw


26.8.23

Nuestras felicitaciones a las deportistas... a todas

Mucha fuerza a todos los y las deportistas que no tienen ni para vivir con lo que sacan de sus entrenamientos



Lo primero es felicitar a la Selección Nacional de fútbol femenina (jugadoras y componentes) por su gran triunfo al proclamarse campeonas del mundo en Sidney. Ojalá, a partir de ahora se promocione el deporte femenino, como es debido (y no solo el fútbol). Ojalá a partir de ahora se promocione el deporte, en general, y no sólo el que supone “negociete”.


Es fácil recabar algunos datos con este fenomenal instrumento que conocemos como Internet. Yo lo he hecho y con una rápida búsqueda en Google he descubierto algunas cosas que desconocía. Por ejemplo, que el premio para el equipo campeón del mundo femenino (en este recién terminado torneo de fútbol) ha sido de unos 150 millones de euros. De ellos, cada jugadora se lleva unos 250.000 euros. Hace poco, además, se consiguió fijar el salario mínimo de una futbolista de Primera División en 16.000 € (ya quisieran otras esforzadas deportistas -incluso muchos varones que practican otras especialidades-). Los compañeros futbolistas de la misma categoría, por su parte, tienen fijado el mínimo en 150.000 €… ¡casi nada! Y hablamos del mínimo que de los máximos algunas noticias nos llegan. (Cifras que marean).


Esto se consiguió tras el plante protagonizado por muchas futbolistas internacionales, que se venían a quejar, entre otras cosas, de que el apoyo de la RFEF al fútbol femenino era artificial, por lo que éste ocupaba un lugar residual en su estructura. Muchas de las que se quejaban pueden lucir hoy la estrella de campeonas del mundo de fútbol.


Pero no nos engañemos. A pesar del hito y de lo mucho avanzado los homólogos varones siguen estando a años luz. Como ha demostrado el grosero del presidente de la Federación (RFEF), a las mujeres se las sigue considerando “otra cosa”. En general, los deportistas varones ganan una pasta en comparación con las deportistas, por más que, a veces, ellas tengan igual o mejor currículo. Y eso en cualquier especialidad deportiva. A ver si las cosas cambian para bien ahora que los mass media han visto que aquí – en el fútbol femenino- hay negocio.


En estos días se ha producido una gesta deportiva impresionante. No hablo ahora de fútbol, sino de atletismo. Primero fue Álvaro Martín y al día siguiente fue María Pérez. Ambos se proclamaron campeones del mundo en 20 Km. marcha. Repito: ¡Campeones del Mundo! Su hazaña se vio eclipsada por coincidir en fechas con la gesta de las futbolistas. Pues bien, como se les hizo poco caso volvieron a repetir (¡los dos!) su extraordinaria hazaña. (Dicho sea con ironía). Lo hicieron pocos días después en la distancia de 35 Km. Ya se les prestó algo más de atención pese a que aún se centralizaba la atención de los mass media en el “asunto Rubiales”.


En atletismo, al parecer, cada medalla de oro en un mundial viene con un premio de unos 64.000 €. En yudo, tenemos dos españoles campeones del mundo en el mismo pueblo y en el mismo club, el Dojo Quino de Brunete. Se trata de Fran Garrigós (en 2023) y de Niko Sherazadishvili (en 2018 y en 2021). Sus premios económicos fueron similares a los citados en atletismo; son cifras parecidas.


En kárate, hay una española que viene a ser toda una leyenda viva. Sandra Sánchez, cuando se proclamó campeona olímpica obtuvo un premio económico de 94.000 €, según fuentes consultadas en Internet.


No queremos hacer este repaso de forma exhaustiva. Sería tedioso y además correríamos el riesgo de incurrir en inexactitudes. Valga lo aportado hasta aquí como ejemplo y que nos perdonen las muchas deportistas españolas de talla mundial -y también los varones- a quienes no citamos. La mayoría de los grandes deportistas españoles, que están acostumbrados a hacer patria, se las ven y se las desean para vivir de los deportes a los que dedican largas jornadas diarias. Suelen buscarse un trabajo cuando acaban su etapa de competición. Son pocos los que consiguen vivir de sus hazañas y muchas menos aún, si hablamos de mujeres deportistas.


En cualquier caso, ojalá que el reciente éxito de las futbolistas españolas sirva para dinamizar el deporte de este país, en general, y el deporte practicado por las mujeres, en particular. Mucho me temo que el llamado deporte minoritario se seguirá quedando como está, poco menos que olvidado.


Recientemente, Aitana Díaz se ha proclamado Campeona del Mundo de yudo (en Zagreb). Ningún mass media lo ha registrado. Claro que el título lo ha con quistado en la categoría de cadetes. Sinceramente, mucho nos tememos que a ella poco le afectará que las chicas se hayan proclamado campeonas del mundo de fútbol. Ojalá que llegue muy lejos, pero vaticinamos que será, en todo caso, por lo que ha demostrado hasta la fecha (coraje, esfuerzo, tesón, disciplina…). No creemos que le vaya a llegar ninguna ayuda gracias a la extraordinaria gesta de las futbolistas. Ojalá nos equivoquemos.


Insistimos en que a ellas – las futbolistas- damos, una vez más, la enhorabuena y que condenamos la actitud de Luis Rubiales. Ellas -las campeonas del mundo- son unas víctimas que ahora parecen sacar un poco el cuello del pozo que las ahoga y que son otros los que pueden modificar. Ellas, no han hecho su trabajo, además de conseguir que se palíen algunos de los desequilibrios existentes con sus homólogos varones. Pero siguen existiendo otras (y otros, si se me permite) “víctimas”. Es de lo que en este escrito venimos hablando: de los olvidados (y las olvidadas).


Se nos ocurre que dentro del deporte -al menos el español- existen cuatro grandes grupos. Al comparar a sus miembros empiezan los agravios; algunos escandalosos. En el primero de estos grupos, el más alto, situaríamos a los futbolistas que salen en cromos, a un puñado de tenistas, unos cuantos baloncestistas, un par de pilotos, algún jugador de golf… Gozan de mucha fama; todos les conocemos. Son pocos pero auténticos referentes. En que lo sean tiene algo que decir la sociedad en conjunto.


En el segundo grupo, están las mujeres más reconocidas en este mundillo. También gozan de mucha fama, pero menos. Hablamos de las Peleterio, Lidia Valentín, Carolina Marín, la antes mencionada Sandra Sánchez… O leyendas como Gema Mengual, Ona Carbonell, Blanca Fernández, Arantxa Sánchez Vicario, Miriam Blasco, Conchita Martínez, Almudena Muñoz, Isabel Fernández… Que nos perdonen aquellas a quienes no citemos; hablamos de memoria. Siguen teniendo mucho por lo que luchar para equipararse con sus compañeros del grupo de antes (algunos de los cuales incluso pueden tener “peor” currículo deportivo). En este grupo la mayoría son profesionales o se las puede considerar como tal aunque estrictamente no lo sean.


El tercer grupo vuelve a ser masculino y se compone, sobre todo de deportistas de especialidades conocidas como minoritarias. De esas modalidades a las que cada cuatro años se las exige presea en los Juegos y si no es así se habla de “fracaso”. También se podrían incluir, en este apartado, a especialistas de deportes profesionales de categorías “bajas” o a grandes deportistas jovencísimos o en edad de formación. El escalón con las componentes del grupo de antes es notable y mareante en comparación con los privilegiados del primero.


Aprovechamos para citar ahora otra gesta deportiva, en este caso de baloncesto. Por hablar de lo sucedido en el verano de 2022 digamos que las categorías base de la Federación Española de Baloncesto disputaron ocho finales (cuatro en categorías masculinas y otras cuatro en femeninas). Fue en seis europeos y en dos mundiales. Se consiguieron, nada menos que tres oros y cinco platas. Este verano han seguido con los éxitos. También se ha sumado -con nulo reflejo en los medios- la selección nacional sub-19 de balonmano, que recientemente se proclamó campeona del mundo.




El cuarto grupo es femenino. Se compone de mujeres que han tenido la ocurrencia de dedicarse a deportes minoritarios y así les va a las pobres. Subsisten gracias a contratos leoninos con patrocinadores de escaso pelaje, a ayudas de familiares o extraños mecenas, incluso obteniendo ingresos por trabajos que poco o nada tienen que ver con sus entrenamientos diarios. A veces les llegan anémicas becas, que pueden perder si no están a la altura; si no están a un determinado nivel deportivo (si se lesionan ¡vaya!).


Un inciso. La vela y el piragüismo, considerados deportes minoritarios, son los que más medallas aportan al deporte español en Juegos Olímpicos.


En este cuarto grupo estaría la atleta Rocío Ríos a quien nos tomamos la libertad de poner de ejemplo. Esperemos que ella sabrá perdonarnos, pero su historia está publicada en migijon.com


Dicen que la leonesa podría llenar una casa con sus logros deportivos. Llegó a declarar (en 2022): “Es penoso que seas la tercera mujer española con mejor currículum en atletismo y nadie te dé un trabajo”.


Alcanzó su cima en los Juegos de Atlanta donde consiguió diploma olímpico en la maratón. Consiguió cuatro campeonatos de España en 10.00 metros, uno en 5.000, tres en media maratón, uno en maratón… Batió varias marcas nacionales.. Pero...

Cuando llegaron las lesiones desparecieron los apoyos y el teléfono dejó de sonar”, dijo. Sólo se acordó de ella el Grupo de Cultura Covadonga. que le ofreció un trabajo bastante alejado de las pistas en las que ella creía tener un gran futuro. En esta entidad inauguró su raquítica fe de vida laboral, con lo que lleva una paupérrima cotización a sus 54 años de edad.


Con todo ello, acabamos como empezamos. Felicitamos a las jugadoras de fútbol que se acaban de proclamar campeonas del mundo. Y, por supuesto, condenamos al impresentable de Luis Rubiales. Pero nos gustaría lanzar una reflexión: a ver si los árboles no nos dejan ver el bosque.