30.6.06

Wladi consigue el Sexto Dan y Yaiza Martín el Cinturón Negro

Carta abierta de agradecimiento al maestro Rafael Ortega
A veces dar cuenta de una noticia de nuestra escuela es todo un placer. A veces es una alegría el poder compartir esa misma alegría con los demás, tras haber superado una dura prueba. Algo así es lo que estamos a punto de compartir con todos nuestros amigos y conocidos al informar de los nuevos ascensos producidos entre nuestros deportistas. Como una prueba más de que aquí, los profesores son los primeros en ponerse como ejemplo y de ‘remangarse’ llegado el caso, hay que señalar que, desde el pasado domingo día 18 de junio, el profesor Wladi es Cinturón Blanco y Rojo 6º Dan. Su examen se consiguió hacer coincidir con el de su hija Yaiza, de manera que ésta obtuvo su Cinturón Negro (primer dan) con lo que el motivo de alegría es doble: nuestro profesor llega a un alto dan y tenemos un nuevo cinturón negro en la escuela.
Yaiza ejecuta un movimiento de cadera a su uke, Raúl Abial

Para superar las pruebas correspondientes, Yaiza hubo de realizar cuatro cursos de tecnificación, mientras Wladi realizó 14. Ahora se comprende que saliera corriendo de Gijón, en cuanto acabó la participación de Yaiza en el Campeonato de España, para estar el domingo por la mañana en uno de esos cursos. Era necesario completar todos ellos, para poder intervenir el correspondiente examen, haciéndolo coincidir con el de Yaiza. Todo salió bien, pero no podemos olvidar unas cuantas cosas y… ahí empiezan nuestros agradecimientos. En primer lugar para la dirección del colegio Ramón Carande que permitió, desde el mes de febrero la utilización del gimnasio media hora antes del comienzo de las clases de los jueves. Parece una tontería, pero esta media hora ha dado mucho de sí, tras multiplicarla por muchos días, muchas semanas y muchos meses de duro trabajo. También queremos agradecer a Raúl, que a su corta edad de 14 años ha sido un buen uke, donde los haya, soportando sesiones maratonianas y duras, sin siquiera poderse presentar a examen por no tener la edad mínima requerida. No menos importante ha sido la ayuda del maestro David Moronta que tanto ayudó al profesor Wladimiro a preparar el Kodokan Goshin Yitsu No Kata, en las semanas previas a su examen. No es la primera vez que David actúa con semejante altruismo y generosidad. Ya ayudó a Wladi a preparar su examen de Cinturón negro de yu-yitsu de la Dai Nipón Butoku Kai el año pasado. Por otra parte, la preparación del examen de Wladi fue toda una epopeya. La mayor parte de las veces, el profesor tuvo que preparar su kata en solitario. Menos mal que en yudo existe una forma de trabajo conocida como tandoku rensiu (en solitario o sin compañero). Claro que no es la más apropiada para determinados trabajos, pero cuando no se tiene otra cosa… (Bueno es el pan, cuando no se tienen tortas). Por último hay dos grandes yudocas a los que también estamos agradecidos desde estas líneas. Uno es Miguel Ángel Almeida y el otro es Ángel Gasco. El primero, pese a tener graves problemas de salud, preparó como uke la kata de Wladi. Al día siguiente no pudo acudir a la cita definitiva, por problemas físicos. Pero apareció por el doyo nacional el maestro Ángel Gasco, con quien ha sido todo un honor poderse examinar. Gasco Leranca es sexto dan de yu yitsu y quinto de yudo. Hubo que realizar todo un proceso de adaptación con carácter urgente. Si Almeida mide casi metro noventa y pesa los ochenta kilos largos, Gasco no llega al metro setenta y pesa unos 15 kilos menos. Pero tener un uke como Ángel Gasco es toda una garantía. Muchas gracias, Ángel; gracias a todos.
Al final, los exámenes de Yaiza y de Wladi fueron muy valorados. Los habían trabajado con gran tenacidad y esmero. No se trataba de ‘aprobar’, sino de demostrar la estirpe de yudocas a la que pertenecemos. Venimos de una de las escuelas de mayor prestigio de todo el país y no debemos olvidarlo nunca. Y el que no aguante la responsabilidad, mejor que lo deje antes de que caiga sobre él. Son las cosas que tiene el estar entre los mejores. Es todo un orgullo tener el origen de yudocas que tenemos, pero, cuando llega el momento, hay que estar preparados para responder sin faltar a los principios de nuestros maestros. Con toda humildad, pero con todo el coraje, por supuesto. Por eso, hemos dejado para el último momento un postrer agradecimiento, que no por ser el último deja de ser el más importante. Este agradecimiento es tanto del profesor Wladimiro como de la nueva cinturón negro Yaiza, por quien tanto están haciendo en el Gimnasio Banzai, Puri y Rafa.

Realización del Kodokan Gosin Yitsu No Kata con el uke Ángel Gasco Leranca


Cuando Wladi comenzó a hacer yudo apenas había cumplido los 10 años. De su primer club (un centro sindical en Caño Roto, junto a la actual comisaría del barrio de Los Cármenes) pasó a apuntarse en su colegio, el JOYFE de la calle Bocarrana, en el barrio de Carabanchel. En ambos lugares tuvo como profesor a Antonio Recuero, yudoca del Gimnasio Villaverde. A base de insistir consiguió el permiso paterno para acudir a las clases que se impartían en el Gimnasio Samurai de la calle Juan Bravo. Había oído decir que éste era el mejor gimnasio de todo Madrid, pues su padre había practicado hasta cinturón amarillo en dicho centro y había prometido: “cuando sepas manejarte por Madrid te apuntaré al Samurai”. Allí, el profesor Wladi conoció a su actual maestro Rafael Ortega que le descubrió un mundo nuevo: el del yudo con mayúsculas. Como suele decir el propio Ortega “tuve un profesor que me enseñó a caer y poco más; y un maestro que me enseñó yudo”.

Yaiza realizando un movimiento de cadera

Ortega le enseñó a amar este deporte al que sigue dedicando todos y cada uno de sus movimientos, al que dedica toda su vida y energía, con la misma energía e ilusión que el primer día que le conoció. Cada pequeña conquista del profesor Wladi siempre es degustada desde la convicción de que sólo ha sido posible cuando ha seguido las enseñanzas de su maestro. Sólo en la imitación de Ortega y en la puesta en práctica de las enseñanzas del maestro han llegado los escasos méritos que pudieran adornar a este todavía aprendiz de yudoca. Pero el camino es largo y, todavía hoy día, el maestro Ortega sigue siendo ejemplo y enseñanza viva. Por eso, la convicción de llegar aún más arriba siempre existe. No la de llegar a su altura, tarea sólo más imposible que improbable. Sino la de seguir escalando el inacabable camino de la perfección que comienza cuando uno se anuda el cinturón blanco y que jamás se abandona para nuestra fortuna: siempre queda un paso más que dar. En estos días de reconocimiento y de celebración nos ha parecido de justicia brindar al maestro nuestra alegría, por los muchos desvelos que con nosotros tuvo, por su paciencia infinita, por su tenacidad en doblegar nuestra holgazanería y nuestra torpeza. Gracias Ortega por el ejemplo que siempre has sido. Gracias maestro por tus enseñanzas que todavía tengo con sólo contemplar tu actitud. Me siento orgulloso de haberte conocido y de seguir con toda humildad el camino que me descubriste. Ojalá algún día alcance a merecer un respeto similar al que tú inspiras en éste, nuestro maravilloso mundo del yudo.
¡Gracias Rafa!
Wladi demuestra una estrangulación en kata-ja-yime

Examenes de Fin de Curso

Todos los que se presentaron a los examenes de pase de cinturón aprobaron

La última semana de clases de yudo sirvieron para realizar las pruebas correspondientes al pase de grado de los alumnos menores de 13 años que hubieran llegado a ese momento del curso con, al menos, tres danes. En este curso, además, pusimos algunas condiciones especiales como el no faltar a un tercio de las clases del último mes, o no haber faltado a un tercio de las clases a lo largo de todo el curso (aunque se hubieran alcanzado los tres danes imprescindibles). Tenemos que decir que, en general, nuestros yudocas más jóvenes, demostraron un gran interés, realizando ejercicios de mucho mérito con lo que todos los que se presentaron superaron las pruebas correspondientes, en una primera convocatoria o en las posteriores de repesca. Pero, eso no quiere decir que este año hayan pasado de cinturón todos nuestros alumnos. Tenemos que lamentar que algunos dejaron de asistir a nuestras clases en el mes de junio y, por ello, no pudimos examinar sus conocimientos y progresos. Tenemos un dicho, medio en broma, medio en serio: “no vamos a casa de nadie a examinarlo” (tampoco a llevar nuestras circulares informativas). De este modo, muy a nuestro pesar, tenemos que reconocer que algunos alumnos no han pasado de cinturón y deberán esperar a las repescas del mes de diciembre (si es que siguen con nosotros, tras haber demostrado tanta falta de disciplina). Quizás sea el momento de reflexionar por la actitud de aquellos padres que permiten a sus hijos faltar un día a la semana para que éstos vayan a darse un chapuzón en la piscina, a tocar la guitarra o para que se queden en casa jugando a la “play”. También es generalizado el faltar con cierta frecuencia para asistir a cumpleaños de amigos (que antes se celebraban en fin de semana para no alterar la rutina de cada cual).

Se da la paradoja de que algunos padres piden cambiar horarios y abusan de la buena fe del profesor y de su flexibilidad solicitando que sus hijos puedan quedarse a dos clases para que así se compense su falta de disciplina y de respeto a la actividad. Nunca se ha puesto obstáculo alguno a los niños de buen comportamiento que quieren entrenar más, pero hay casos y casos. No es lo mismo entrenar tres horas a la semana en días alternos que una hora el lunes y dos el viernes. Algunos padres recurren a unas extrañas matemáticas que no funcionan en deporte. Este curso hemos impartido 101 clases de una hora. El que haya aprovechado todas y cada una de las clases ha realizado un soberbio trabajo de desarrollo psicomotriz, de ejercicio muscular compensado y de acondicionamiento físico, en general. Pero quien crea que entrenando 4 horas diarias durante 25 días seguidos hubiera realizado el mismo trabajo, recurre a unas matemáticas que no funcionan en deporte; no se trata de eso.

Luego, todavía hay padres que se extrañan cuando el niño en cuestión empieza a “aburrirse” y piden ayuda al propio profesor al que, de alguna manera, han dejado sin autoridad, preparándose un “yudo a la carta”. “Últimamente me cuesta mucho que venga y no voy a traerlo obligado”. Nos quedamos pasmados con eso de la ‘obligación’, con esos planteamientos de no desairar al niño que “ya no quiere”, que “ya no le gusta”. Cuidadito con forzar a una criatura a hacer una actividad que es buena para su desarrollo; una actividad que eligió él y que es divertida donde las haya. Cuidadito con “obligar” a un niño a hacerse cargo de su propio deseo, a ser consecuente con su propia decisión. Lo mismo nos sale un niño responsable y a ver qué hacemos entonces.

Hemos redactado muchas veces esta misiva hasta darle la forma que ahora tiene. Es que no queremos cargar contra nadie; no queremos ser duros; no queremos herir susceptibilidades. Pero nos vemos en la obligación de seguir propagando las normas de nuestra especialidad y los principios de nuestra disciplina. En estos días en que medio país se acaba de llevar el berrinche de cada cuatro años con el deporte nacional, nuestras reflexiones quizás sean más actuales que nunca. No sólo se trata sólo de ser un magnífico deportista. No nos vamos a sumar a los millones de análisis ya realizados en cada esquina del país. Simplemente nos permitimos utilizar este ejemplo tan reciente para recordar que en nuestro deporte sí que sigue siendo de vital importancia tener una serie de principios que hoy día, ni siquiera reputados deportistas parecen tener. Cuando nosotros hablamos de RESPONSABILIDAD, DISCIPLINA, RESPETO, SUPERACIÓN, ESFUERZO, CORAJE… Sabemos de lo que hablamos ¿nos entienden? Son valores sagrados que no se adquieren por arte de magia a los veinte años (o a cualquier otra edad). Se trata de educar al individuo desde bien jovencito. Pero ¡ojo! No vamos nunca a renunciar a presumir con orgullo de nuestros alumnos, de los que siguen con nosotros, de los que hacen grande nuestro pensamiento; incluso de los más jóvenes. Hablamos de otros que se quedan por el camino, por falta de un entorno adecuado. Los que se nos van, año tras año, lo suelen hacer tras demostrar una falta total de disciplina, de responsabilidad, de capacidad de superación. ¡Qué lastima! Dejan de tomar la mejor medicina que tienen a su alcance para acabar con sus limitaciones. Claro que, a lo mejor, se trata de eso, de que no quieren acabar con sus limitaciones; se encuentran cómodos con ellas. Siempre ha sido muy útil al género humano tener algo o alguien a quien echar las culpas de nuestros fracasos. Sólo los valientes se enfrentan a sus limitaciones con el coraje de superarlas. Muchos de nuestros yudocas lo intentan a diario. No es un camino fácil, pero es el camino. Recuerden que DO (esa palabra que junto con yu denomina nuestro deporte) quiere decir camino. Y ese Do se entiende como el camino que cada cual escoge en esta vida para sentirse útil y para estar en armonía (equilibrio) con su entorno: con la naturaleza y con los demás.

Gracias a los que año tras año siguen depositando en nosotros su confianza para que les ayudemos a educar a sus hijos. Esperamos no defraudarles nunca.

Alumnos que pasan de cinturón:
En la clase de yu-yitsu de adultos, pasaron a Cinturón Verde (san-kyu) Marco Castellanos, Nuria Felipe y Rubén Pinto.

En las clases de yudo y yu-yitsu infantil pasaron cinturón Blanco Amarillo: Adrián calleja, Álvaro Forcén, Luis Hidalgo, Raúl López, Christian Pérez, Javier Pinilla, David Rubio, MiguelSerrano, Jonathan Sáncehz-Crespo, Celia García, Laura García, María Gil, Jesús Lázaro y Omar Sánchez.

Pasaron a Cinturón Amarillo: Daniel Pacheco, Itziar Sánchez y Lidia García

Pasaron a cinturón Naranja: Marina Cabrero, Oscar Machado y Víctor Irala.

Pasaron a Cinturón Naranja Verde: Francisco Hidalgo, José Manuel Sieiro y Sonia Sieiro.

Pasó a cinturón Verde Azul: Sergio Cortés

Pasó a cinturón Azul Marrón: David Monforte

Pasaron a Cinturón Marrón (sho-kyu): Francis Pérez y Sergio María


¡ENHORABUENA A TODOS!
CAMPEONES DE PUNTOS
Por otra parte, los alumnos más destacados a lo largo de todo el curso, al ser los más puntos entregaron, fueron:


Super-Campeón: SERGIO CORTÉS TAMAYO con 6.080 puntos

Super- Sub Campeona: LIDIA GARCÍA DELGADO 5.060 “


Super Tercera: LAURA GARCÍA DELGADO 4.470 “

1º Clase de M y J: Erick Bolaños Cuascota 4.430 “
2ª Clase de M y J: Celia García Delgado 4.360 "
3ª Clase de M y J: María Gil Cañamero 3.580 "

1ª Clase Yudo
1º Oscar Manchado Rubio 3.780 puntos
2º Luis Hidalgo Bravo 3.700 "
3º Francisco Hidalgo Bravo 3.530 "
2ª Clase Yudo
1º David Monforte Donaire 4.330 puntos
2º José Manuel Sieiro Díaz 3.920 "
3ª Sonia Sieiro Díaz 3.650 "

En cuanto a nuestra Liga de Primavera, hay que felicitar a los siguientes equipos:

DRAGONES BLANCOS (David Rubio, Marina Cabrero y Javier Flores) por ser los campeones en la clase de mangas verdes y rojas

LOS LEGENDARIOS TIGRES BLANCOS (José Manuel Sieiro, Sergio Cortés y Sergio María) por ser los campeones de la clase de mangas amarillas y azules

THE KINGS ( Adrián Carnicero, Eduardo Pérez, Itziar Sánchez y Omar Sánchez) por ser los campeones de la clase de yudo y yu-yitsu infantil

28.6.06

El yudo nacional está de luto

Nos ha dejado uno de los más grandes yudocas de España. Fue ocho veces Campeón de España. Diploma Olímpico en Munich 1976. Obtuvo medallas en Juegos del Mediterráneo, Trofeos Iberoamericanos y en el legendario Trofeo San Isidro. Fue colaborador de Anton Geesink y últimamente colaboraba en el programa Campeonatos Escolares de la Comunidad de Madrid, a través del cual, muchos de nuestros jóvenes yudocas tuvieron el placer y el privilegio de conocerlo. La última vez que coincidimos con él en un tatami fue en febrero, con motivo del reciclaje madrileño de maestros para tribunales de grados. Siempre fue un honor estar en un doyo con él; nunca lo olvidaremos, como tampoco se nos podrá olvidar su sencillez para acometer las más imposibles diabluras en suelo. Imposible olvidar a José Luis de Frutos Molinero.


JOSE LUIS DE FRUTOS: ESE GRAN DESCONCIDO
(Carta de Rodolfo Cruz)



Cuando a finales de 1972 el “Gimnasio de Frutos” abría sus puertas, yo estaba allí; cuando en octubre de 2005 el “Gimnasio de Frutos” cerraba definitivamente sus puertas, yo también estaba allí. Estas dos fechas marcaron mi vida junto a una de las personalidades más carismáticas, más arrolladoras y más fascinantes del judo español: José Luis de Frutos.
Su fallecimiento, cruel, inexplicable e inesperado ha dejado un inmenso vacío, imposible de llenar, en todas aquellas personas que le conocimos.

Una reciente encuesta, elaborada por la federación madrileña, revelaba que, aproximadamente un 70% del judo madrileño no conocía a José Luis. Esto, indudablemente, es una gran pena, pero no hay que sentirlo por él, sino por el judo madrileño. No podéis imaginar lo que os habéis perdido.

Ahora quedará como recuerdo la frase: “! Qué gran judo de suelo hacía !”. Esto a él le provocaba dos sensaciones: por un lado le enorgullecía, puesto que la frase es verdad (no ha habido todavía nadie capaz de superarle en esta faceta). Por otro lado le provocaba cierta tristeza y siempre decía: “también sé luchar arriba, yo no entraba en el tatami haciendo el ejercicio de la gamba”.
Todos los judokas que pertenecemos al otro 30% de la estadística y sobre todo, aquellos que tuvieron la ocasión de hacer judo con él, sabemos que tenía un poderoso Kumi-Kata, hacía Uchi-Mata con el paso cruzado de forma magistral y su Ko-Soto-Gake era peligrosísimo (lástima el que falló en los últimos segundos de su combate frente a Obadov en Montreal, habría conseguido su anhelada medalla). Además, si el rival era peligroso con sus contras, poseía un Seoi-Nage de rodillas, rápido y potente. Pero…si todo este arsenal fallaba siempre contaba con su inigualable Ne-Waza.

Su historial deportivo, a pesar de ser impresionante, no debería empañar su andadura profesional por el campo de la enseñanza y pedagogía del judo. Ahí es precisamente, donde todo el trabajo de José Luis de Frutos quedará desconocido para la gran mayoría del judo español.
Cuando a principios de los años 80, todavía en muchos gimnasios españoles se utilizaba como sistema de enseñanza el Gokyo japonés (con todos mis respetos hacia él), José Luis tenía desarrollado un plan de enseñanza personal, donde desde el primer momento de la etapa de aprendizaje, el judo se adaptaba a las características especificas de cada alumno, y donde no era el alumno el que aprendía una lista de técnicas sin orden lógico establecido. Su metodología consistía en ir colocando con método las técnicas de más fácil realización hasta las más complicadas, agrupandolas en escalones progresivos, creando grupos de familias de técnicas. Todos estos grupos contaban con su propio Kata de desarrollo, sus técnicas demostrativas, con la realización de posiciones de control explicativo para cada una de ellas e inclusive la práctica de ejercicios de calentamiento específicos realizados en sombra y con un compañero. Todo este trabajo estaba creado por duplicado pues existían diferenciadas Metodología infantil y Metodología senior. No hace falta decir que se distinguía judo pie y judo suelo.

Toda esta inmensa labor, debida a muchos años de trabajo, la iba anotando en aquel cuaderno de tapas verdes en donde él escribió en la portada “MI JUDO”. Estoy seguro que este cuaderno haría las delicias de muchos profesores e investigadores del judo actual, en él encontraríamos, además de toda su metodología, desde la estructuración por minutos de cómo se desarrolla una clase de judo, hasta la sección por él llamada “ENSEÑAR A ENSEÑAR”, donde hacía el compendio de cómo debe ser un profesor de judo, sus cualidades, características, forma de dirigirse a sus alumnos, colocación en clase, actitudes, etc.…

Alguien le definió como un profesor de judo moderno, podemos recordar en este aspecto tres pinceladas o simples anécdotas:

1) Yo recuerdo, desde niño, que en sus clases realizábamos ejercicios con el cinturón o la chaqueta del kimono, unas veces eran compañeros de randori imaginarios, otras eran islas, precipicios, etc. A él se lo criticaban llamándole desconsiderado hacia los símbolos sagrados del judo.

No hace muchos años acudí a un curso-conferencia, impartido por un licenciado en I.N.E.F., profesor de judo, especialista en la parte lúdica de la enseñanza. El objetivo era enseñarnos juegos y ejercicios con los que motivar a nuestros alumnos. Los juegos que se llevaron la palma, fueron aquellos, que se realizaban con el cinturón. Todos los cursillistas estaban encantados con la novedad y originalidad de utilizar el cinto como compañero de aprendizaje. Todo aquel sistema y filosofía de enseñanza yo ya lo conocía desde mi infancia.

2) José Luis junto a su compañero, amigo y gran profesional en todas las facetas del
Judo, Rafael Ortega, estuvieron intentando introducir en España los judogis de colores. Para conseguirlo realizaron competiciones, stages, cursillos, demostraciones etc. Lo más que consiguieron fue que les llamaran visionarios o pobres locos.

Hoy en día, para los campeonatos importantes en necesario llevar dos kimonos, uno blanco y otro azul. Y en nuestra liga de clubes nos parecen originales y modernísimos los vistosos kimonos de colores. Hace, casi 30 años, era una locura y una herejía, hoy son símbolo de modernidad y exquisito buen gusto.

3) Cuando uno de sus más emblemáticos alumnos, Manuel Jiménez, se lamentaba el
haber perdido en la final del Trofeo Internacional Villa de Madrid, frente al francés de menos de 60 Kg.; argumentaba que éste trabajaba judo suelo de una manera desconocida en España, aquí no se habían visto nunca técnicas desarrolladas en competición con ese trabajo de piernas.
José Luis, tranquilamente, sin perder la calma, le remitió a la página número 50 de su libro “FUNDAMENTOS DE NE-WAZA Y MI TATE-SHIO-GATAME”, publicado por él, el año anterior. Allí nos encontramos explicada y desarrollada la técnica de sus desdichas (Sankaku). Aquello impresionó tanto a Jiménez, que con el tiempo y bajo la atenta y abnegada mirada de José Luis, consiguió convertirse en un consumado especialista en este tipo de técnicas y uno de los mejores judokas en ne-waza de su tiempo.

El recorrido por la vida junto a José Luis nunca fue aburrido para mí, podía haber momentos de gloria, o momentos de pasarlo francamente mal. De los primeros destacaré, la primera vez que di una clase de judo, contaba yo apenas doce o trece años, y me dejó encargado de dar la clase a mis propios compañeros, su hija Gemma, recién nacida, se había atragantado con algo, no podía respirar bien, y le llamaron precipitadamente para ir al hospital con ella. De los segundos, uno de los momentos más amargos de mi vida, fue el día que, finalmente, comprendí que nunca iba a llegar a ser como él. Ese día para animarme cogí un papel dispuesto a escribir un currículum con todos mis éxitos deportivos. Escribí en la primera línea:”Alumno de José luis de Frutos”. Y, después de unos momentos de pensar angustiosamente, escribí: “Fin del currículum”.
Algo en mi fuero interno me dice que un currículum de una sola línea, no debe ser el mejor del judo español, pero juro, que yo, me siento orgullosísimo de él.

Con mi currículum en la mano fui a él y le dije. “Profe, yo no soy campeón de nada, no soy un gran judoka, no soy un buen profesor, ni siquiera soy un buen árbitro. Soy un desastre total”. Él, para consolarme, me contestó. “Desastre sí, total no, siempre puedes valer como ejemplo de lo que no debe ser un buen judoka”.

Cuando nos hicimos una fotografía, don Antonio Burrieza (su primer profesor de judo), José Luis y yo (nuestra última foto juntos), al verla revelada me dijo. “Mira, aquí estoy con mi mejor profesor y mi peor alumno”. El era así.


Su último reto laboral estaba dedicado a los I.E.S. Este proyecto le ilusionaba enormemente, me enseñó un cuaderno en el que estaba trabajando, enlazaba técnicas de judo por medio de flechas, unas iban hacia otras terminando nuevamente en el principio. Empezó a explicarme su desarrollo, y yo le dije. “Profe, si yo ya no doy clase, esto a mí ya no me interesa, lo único que quiero es salir en alguna foto contigo en el libro acabado”. Me prometió que cuando lo acabara nos la haríamos, desgraciadamente no nos dio tiempo.

Precisamente para su trabajo en los I.E.S. un día en clase, empezó a repartirnos globitos y nos pidió que trabajáramos con ellos. Yo al principio no sabía qué hacer con el globito, me limité a observar a mis compañeros y les imité, éramos unos gansos disfrazados de judokas, haciendo gansadas con un globito. De repente la broma terminó. “TIEMPO”, le oí gritar, el tono de su voz me trajo recuerdos de mi juventud. Se puso de pie, puesto que estaba sentado fuera del tatami en el banco del gimnasio. Se colocó el judogi con un gesto suyo característico, gesto que yo llevaba años imitando. Con las dos manos se atusó el flequillo y entró en el tatami. Yo inmediatamente comprendí que la magia estaba a punto de producirse, mi profesor iba a explicar nuevamente judo, yo podía estar escuchándole durante horas, me fascinaba su forma de hacerlo, cómo se colocaba él y nos colocaba a nosotros para la explicación, sus palabras, sus ejemplos, su manera de abordar el tema, las bromas que incluía. De forma que todo cambió, se tumbó boca arriba, cogió el globo con sus poderosísimas piernas, y empezó a elaborar una serie de ejercicios, técnicas y habilidades que me pareció imposible no haberlas visto desde el principio. Allí ya no había un ganso haciendo gansadas con un globito, había un judoka, un extraordinario judoka, demostrándonos una vez más, cómo se puede hacer judo con judogi o sin él, con cinturón o sin él, o con un simple globo y su forma magistral de entender el trabajo en suelo. Empezamos a vislumbrar la cantidad de posibilidades de enseñar con ese medio a los niños a hacer judo.

He sabido después, que profesores de judo le han criticado por su trabajo con el globo, me acordé inmediatamente de los kimonos de colores y de los juegos con el cinturón, deberían haber visto su demostración como yo la vi. Esta fue una de las últimas veces que le vi explicando judo.
Su voz rota (como la definió nuestro amigo y gran judoka Wladimiro Martín) todavía se oía desde los cursos que impartía en la Federación Gallega de Judo, donde era habitual colaborador, merced a los esfuerzos de su presidente don Mario Muzas, gracias Mario.
Así mismo quiero expresar que algunos de sus antiguos alumnos nos juntamos en San Sebastián de los Reyes, en el gimnasio de Javier Mora (último de sus alumnos que él formó para emprender el camino de ser profesor de judo, y junto a mí fuimos sus únicos alumnos – profesores que estuvimos con él desde el cinturón blanco hasta el final) donde una vez al mes intentamos homenajearle de la única manera que sabemos: Haciendo judo.

De su perfil humano, puedo destacar una última anécdota, ya había cerrado su gimnasio y daba clases en el Colegio Los Ángeles. En una de mis últimas visitas, a traición y para ver qué cara ponía, como sin darle importancia le dije. “Profe, ¿cómo es que a Macario García le han otorgado el 8º Dan y a ti no?. (Reconozco que currículum no tendré, pero mala idea un rato largo). Se dirigió hacia mí, y mirándome fijamente a los ojos (de una manera que deseé que se me tragara la tierra) me dijo. “ Es justo, Macario además de ser un extraordinario judoka, es un año mayor que yo y un año más antiguo en el equipo nacional, lógicamente tiene que ser 8º Dan antes que yo. Tampoco, siguió diciéndome, sería justo que a mí me concedieran el 8º Dan antes que a Rafael Ortega, como mínimo debemos alcanzarlo juntos, si me lo dieran a mí y a él no, lo rehusaría hasta que nos lo dieran a los dos”. Después empezó a hablarme del respeto a los mayores y a la antigüedad, algo que, según él, yo ya debía conocer. Fue la última regañina que me echó. Este era su modo de entender la lealtad hacia sus antiguos camaradas. Lástima que esta misma lealtad no se la supieran guardar a él algunos de sus amigos y antiguos alumnos.
Rafael, Macario, siendo yo un niño empecé a oír hablar de vosotros, antes de conoceros personalmente ya nos había contado a todos sus alumnos vuestros combates, anécdotas, historia y amistad. Después cuando ya os conocí físicamente aprendí a quereros, respetaros y admiraros. Junto a José Luis protagonizasteis una de las etapas más gloriosas del judo madrileño y formasteis un triunvirato de profesionales que todavía sois la envidia de generaciones posteriores. Creedme que lo que aquí he relatado sucedió exactamente.

Uno de los mayores males que asolan el judo español, decía José Luis es la falta de lealtad de algunos alumnos hacia sus profesores, él decía que muchos de estos judokas daba la sensación que habían aprendido por generación espontánea, nadie les había enseñado, nadie había influido en su aprendizaje. El decía que era como si un hijo renegase de su padre. “Donde quiera que le lleve su camino, un alumno puede perder de vista a su maestro pero no olvidarlo”, nos solía decir. El siempre hablaba con cariño de todos sus profesores, decía “Todos y cada uno de ellos me han enseñado, y como mínimo han hecho lo suficiente para que yo no abandone la práctica del judo”. Nos hablaba de don Antonio Burrieza , su primer profesor, (muchos años después le llamaba “mi maestrito”, mientras le pellizcaba el carrillo), de Rafael García de la Rosa, recordaba con afecto los tiempos que fue discípulo de Paco Valcárcel, las temporadas que pasó con Rafael Ortega y por supuesto el descubrimiento de Antón Geesink. Así, con la autoridad que me da la única línea de mi currícullum yo afirmo:

- Es bueno tener un profesor y no renegar de él.

- Es motivo de orgullo que tu profesor sea bueno.

- Y yo, que por supuesto no reniego de él, me siento un privilegiado porque mi maestro es simplemente el mejor: JOSE LUIS DE FRUTOS.




Fdo:

D. Rodolfo Cruz Ángel

Ha fallecido José Luis de Frutos Molinero


José Luis de Frutos Molinero se fue subrepticiamente. Se fue de golpe y sin molestar a nadie (sólo a sus padres que presenciaron su última escena). Era uno de esos tipos rotundos, cargado de humanidad, capaz de grandes aciertos y de grandes errores; no dejaba indiferente. Se forjó como un gran yudoca en los tiempos en que no había cómo hacerlo; los tiempos de Ortega, Macario, Villasante… (por citar a algunos madrileños). Eran tiempos en que los nuestros acudían a citas internacionales con zapatos y chándal de tergal, con más ilusión que información, con más ganas que apoyo. Pese a todo, yudocas como de Frutos levantaron el yudo y seguían haciéndolo (algunos siguen, afortunadamente). Pero el pasado lunes día 26 de junio, para José Luis de Frutos sonó el soremade definitivo. Se fue a despedir de sus padres antes de partir para Galicia donde tenía previsto dar uno de sus cursillos de yudo. Empezó a sentir mareo; él, cuya forma de vivir podía marear a cualquiera. Algo falló de manera imprevista en su organismo y se le acabó la vida; esa vida que el vivía con tanta intensidad.

El curso había acabado y pocas semanas atrás había cerrado las puertas de su legendario gimnasio. José Luis seguía impartiendo clases de yudo en un colegio, pero bien es cierto que no muchos le siguieron al nuevo doyo. Dicen que era un tipo raro, que había discutido con sus amigos, con sus alumnos. Ahora que ya no está es seguro que se le recordará por su grandeza y no por las pequeñas miserias que todos tenemos. Fue el gran especialista de ne-waza de toda una generación. Verle trabajar en suelo era un deleite y padecerle en un randori transportaba al mundo mágico que sólo el yudo puede conducir. Un lugar en el que la fuerza se puede volver contra uno mismo; un lugar en el que de Frutos dominaba cada uno de tus gestos, adueñándose en parte de tu propia voluntad y siempre con una sonrisa.

De Frutos inventaba sarcasmos, motes, gracejos y los soltaba entre volatines y palancas. Era todo un espectáculo. A gente como quien esto escribe nos ha ayudado a amar el yudo. Aún recuerdo cómo llamaba a su hija Gema (cuando era un bebé que apenas andaba con firmeza) tumbado boca arriba en cualquier doyo. La niña acudía alborozada y José Luis la subía por los aires agarrándola sólo con sus pies, por debajo de las axilas. La hacía dar vueltas y piruetas entre carcajadas infantiles y la admiración de cuantos teníamos la suerte de presenciar semejante escena. José Luis derrotó en ne-waza a los más grandes, pero con un yudo no exento de sensibilidad y ternura; con el mismo yudo con el que divertía a su hija. Era capaz de aniquilar y de amar a través de las técnicas que él parecía haber inventado. A veces se tumbada boca arriba. Enganchaba un banco con los pies y se ponía a darle vueltas en el aire desafiando los principios de la gravedad, como si no existiera la posibilidad de cayera al suelo mientras el lo tuviera pegado a sus pies, como por embrujo.

No volveremos a oír la voz cascada de José Luis, no volveremos a escuchar sus explicaciones de una lógica aplastante como la que nos dio en el pasado reciclaje de tribunales de grados de la Federación Madrileña el pasado mes de febrero. De Frutos explicaba la importancia de la colocación de las piernas en posición kesa. Estamos muy acostumbrados a ver cómo es habitual que muchos yudocas dejen ambas piernas en el suelo inertes. José Luis explicó la importancia de levantar una rodilla y colocar firmemente la planta del pie en el suelo. Lo hizo con uno de sus grandes golpes de efecto, con un auténtico truco de magia. Se enroscó un cinturón en bandolera (kesa quiere decir bandolera, no se olvide este detalle) e hizo agarrar el extremo del cinturón por un uke en pie. Hizo un movimiento de rotación con las piernas estiradas sobre el suelo y lo repitió con la rodilla de la pierna adelantada mirando hacia el techo. El resultado pudo más que mil palabras. Así era José Luis; la facilidad, la plasticidad…

A lo largo de los años, he aprendido a respetar a los maestros de yudo por los alumnos que va formando. Cuando la familia se despidió de José Luis en el Cementerio Jardín de Alcalá de Henares, estuvieron presentes algunos de estos yudocas que formó de Frutos y muchos otros que tuvieron el placer de entrenar con él. El maestro Ortega estuvo presente en la emotiva despedida. Fueron durante muchos años uña y carne. Gracias a aquella amistad muchos alumnos de Ortega conocimos a de Frutos; y a sus alumnos, que pasaron a ser nuestros rivales y hoy día grandes amigos.

(José Luis de Frutos, el primero por la izquierda, junto a Rafael Ortega. A continuación, en la fila de arriba, Wladimiro Martín, Manuel Ortega, Juan Ramón Ayala, José María Benito, Álvaro Pastoriza y Rolando Sainz. En la fila de abajo, de izquierda a derecha: Pedro Luis Gracia, Iván Clemente y Mario Muniesa)

Los dos primeros cinturones negros del gimnasio ‘de Frutos’ fueron Toni y Paco. Éste último, Francisco Fernández Pascual consiguió relanzar la esmirriada sección de yudo municipal en Torrejón de Ardoz. Como premio a sus esfuerzos, fue relegado a la sala de pesas este mismo curso en que un club se ha pasado a ocupar de las clases de Paco.

Aún recuerdo los entrenamientos en que compartíamos sudor con los yudocas de José Luis, en su local de la calle Ferroviarios. Por allí andaba un jovencísimo Carlos Sotillo a quien hacía poco menos que insoportable entrenar Manuel Jiménez (dos nombres de muchísimo peso en nuestro actual yudo). Fue el hermano mayor, Eduardo Sotillo el que decidió llevarse a Carlos a entrenar con Macario.

También por entonces estaban en aquel tatami Mario Muniesa, Ángel Herrerín, Rodolfo Cruz, los hermanos Roldán, Pedro Matute, los hermanos Pascua, Carlos Martínez… Los dos primeros acabaron marchándose a Segovia fundando sendos clubes de yudo, desde los que han formado a cientos de yudocas. También Rodolfo Cruz montó su gimnasio en Getafe, aunque lo cerró hace poco, tras haber sacado a toda una generación de yudocas (y de karatecas). Y los hermanos Roldán tuvieron otro en el paseo de Extremadura. También tiene uno en Pozuelo de Alarcón, Juan Carlos Pascua. No nos olvidaremos de los hermanos García. Miguel Ángel fue Campeón de España y acabó yendo a unos Juegos Olímpicos en la modalidad de ‘lucha’.

Más jóvenes eran por entonces Javier Mora (que hoy dirige su propio gimnasio en San Sebastián de los Reyes; el Fraymor), los hermanos Cantalicio… Lamento que esta lista no sea exhaustiva, porque dejé de relacionarme con la buena gente del ‘De Frutos’, o con algunos de ellos, para ser más exacto. Y más aún lamentaría olvidar algunos nombres de aquella maravillosa época que nunca volverá; una época que sólo el maestro de frutos daba sentido y vigor. Con su desaparición esa época pasa a la historia del yudo madrileño y, ahora, le toca a sus alumnos velar por ella, para que jamás deje de brillar con el esplendor que merece.

La gran mayoría de los citados en este relato en memoria de nuestro amigo José Luis (‘Pepe tate’ le llamaban algunos de los más antiguos) estuvieron el pasado martes día 27 de junio en el Cementerio Jardín de Alcalá. También acudieron los presidentes de la Federación Española de Yudo, Juan Carlos Barco, de la Madrileña, Francisco Valcárcel (compañero de doyo de José Luis cuando ambos eran adolescentes), y de la Gallega, Mario Muzas (que también fue alumno del maestro de Frutos). Acudió, así mismo, Alejandro Blanco, hoy presidente del COE, y maestros de la talla de Macario o Lee. Tampoco quisieron faltar a la despedida Joaquín Ruiz, Aythami Ruano, Oscar Peñas…

Entre despedidas y abrazos se empezó a propagar la idea de reunir a los alumnos de José Luis de Frutos. Algunos hacía tiempo que no se veían. Ángel Cantalicio le dijo a un compañero: “A ver si quedamos cuando pase todo esto… Aunque sea lo poco que queda…” Muy cerca de él no pude contenerme y le contesté: “Queda mucho”. El respondió con una sonrisa de orgullo: “Queda mucho”.

La gran familia del yudo está de luto. Nunca volverá a tener un personaje como José Luis de Frutos. Descanse en paz.


NOTA: Este relato, humilde contribución a honrar la memoria del maestro José Luis de Frutos, se ha redactado de memoria con el consiguiente riesgo de haber cometido alguna inexactitud. Os invitamos a dejar vuestros comentarios para enriquecerlo. También podéis escribir a wladi@mi.madritel.es para aportar lo que estiméis oportuno.


Stage R. Ortega 1977 desarrollado en El Escorial, con los maestros Rafael Ortega (kimono verde) y José Luis de Frutos (kimono amarillo) en el centro junto al legendario Anton Geesink (con kimono azul)



Un ídolo donde los hubiera

Toda una generación de yudocas madrileños hemos tenido en Rafael Ortega, José Luis de Frutos o Macario García a nuestros grandes ídolos. De este trío fantástico se nos fue el que siempre estuvo considerado como gran especialista en suelo de todo Madrid, de toda España, de toda Europa. Son muchos los recuerdos del gran De Frutos que sólo pude ver en acción en contadas ocasiones. No existía el vídeo y se filmaba en super 8, con unas limitaciones tremendas. La televisión se ocupaba del yudo poco más o menos lo mismo que ahora: prácticamente nada. Tampoco los medios de comunicación le daban demasiada importancia a un deporte que no conseguía emerger con grandes figuras en solitario como el tenis con Santana, el motociclismo con Ángel Nieto, el ciclismo con Guillermo Timoner. Por lo visto no tenía demasiado mérito ser ocho veces Campeón de España, como lo fue de Frutos.

En uno de los ‘stage’ que organizó el maestro Ortega nos pasaron un película en la que se veía a de Frutos en pleno combate con el francés Rougé. Lo tuvo entre las cuerdas al aplicar una de sus poderosas estrangulaciones. El francés acabó saliendo del tatami para librarse del irremediable desenlace que le esperaba de otro modo. Luego, con su voz cascada y su sentido del humor, José Luis pidió entre risas a su amigo Rafael Ortega que cortara la proyección de la cinta. El campeón del mundo consiguió aplicar uno de sus incontestables movimientos de cadera sobre el bueno de José Luis.

En otra ocasión pude acudir, siendo un niño todavía, al Trofeo Iberoamericano, que se celebró en Madrid. José Luis llegó a la final en la categoría ‘Open’ en la que le esperaba el canario Santiago Ojeda (otra leyenda). De Frutos no podía con Ojeda, pero tampoco Ojeda podía con José Luis. Acabó arriesgando de Frutos y se fueron los dos al suelo, con ventaja, en la posición, para el canario. Yo pensé, inocente, que había llegado el momento de José Luis. Le había visto infinidad de veces ganar un combate partiendo de una posición de aparente desventaja que el tornaba en favorecedora, con facilidad pasmosa. De nada valía en mi pensamiento infantil que Santiago Ojeda pesase varias decenas de kilogramos más que de Frutos. Incluso cuando José Luis aguantaba hasta el límite la estrangulación de Ojeda, seguía yo pensando que se escaparía y acabaría ganando (en suelo) al canario. No pudo ser y empecé a comprender que una cosa es lo que uno quiere y otra la realidad.

En una de las últimas ocasiones en que José Luis volvió a saltar al tatami para competir lo hizo casi como protesta por un sistema de ‘ranking’ que no le gustaba un pelo. Ganó con tanta facilidad como aparente displicencia. Pero en la final se las vio con uno de los hermanos Coruña y fue un combate muy poco vistoso. José Luis puso su ritmo, marcó, enseguida una ‘koka’, y se limitó a dominar con su espléndido sentido del desplazamiento, el desequilibrio y un agarre fantástico. El canario acabó siendo sancionado por no atacar y… poco más. Luego escuchamos a de Frutos explicar que no había ido a dar espectáculo y que Coruña era capaz de ‘contrar’ todo lo que le echaran. Nos quedamos con las ganas de verle marcar con uno de sus soberbios ‘cosotogakes’ engañando con ‘jaraigosi’.

Son cientos los recuerdos de este gran yudoca de tan marcada personalidad. Emanaba vitalidad con sólo tenerlo al lado. Fue un gran aventurero, corredor de rallyes e incluso participó en un programa concurso de aventuras en Televisión. Pese a su gran personalidad nunca renunció a dejar salir a cada poco el niño que llevaba dentro. Sus travesuras eran constantes y su sentido del humor contagioso. Era capaz de enredarte y dejar unas clases de yudo en manos del primero que pasara por ahí, o de comunicarte un gran secreto del yudo (de su yudo) con un solo gesto. Todo en él tenía cabida. Y para recordarlo, ha sido el forjador de toda una estirpe de yudocas que no dejarán que su memoria decaiga lo más mínimo.


"Stage R. Ortega" celebrado en 1975 en Sacedón. En posición ‘sheiza’, en el centro, los maestros (de izquierda a derecha) Rolando Sainz de la Peña, José Luis de Frutos (con bigote), Matsumura, Rafael Ortega, Patrick Vial y Claude Beau

25.6.06

Última "Mañana del YU"

Estamos acabando el curso
En los últimos días de curso no pudimos bajar la guardia lo más mínimo. Pese a que llegaron días calurosos las clases se siguieron desarrollando conforme a nuestra programación. Tras el Festival de Ajalvir, algunos entendieron que ya habíamos acabado. Los padres de hoy en día son ‘un poquito blandos’ y que nadie se nos enfade. Algunos mostraron preocupación por el calor y por lo grueso de nuestros kimonos, olvidando que son de algodón y que en nuestro doyo municipal tenemos aire acondicionado. También faltaron muchos adolescentes por estar de exámenes… ¡De exámenes de la ESO!

El caso es que las clases se siguieron desarrollando con toda normalidad. También nosotros teníamos que preparar nuestros exámenes de fin de curso… ¡y acabar la Liga de Primavera!
Además, en la semana del lunes 12 al domingo 18 también hubo que sacar tiempo de donde no lo había. El profesor Wladi se estuvo preparando para afrontar también otro examen: el de 6º Dan. Para ello contó con la inestimable ayuda de un yudoca de una pieza. David Moronta es un yudoca ejemplar que volvió a mostrar sus grandes dosis de generosidad al sacar unos largos ratos de su tiempo libre para hacer de uke con el profesor, para que éste preparara su examen. Desde aquí damos nuestro agradecimiento al profesor Moronta, con quien siempre ha sido un placer colaborar y con cuyos alumnos hemos compartido muchos ratos agradables en el tatami.
Por otra parte, el sábado día 17 de junio celebramos nuestra última "Mañana del YU”, que sirvió para que Manuel Cota y Ricardo González le dieran un buen empujón a su programa de cinturón negro. También nuestro yudoca Richi ha empezado ya a preparar su examen de Cinturón Negro. Pese a las dificultades de encontrar uke, hay que agradecerle a Manu el esfuerzo que está haciendo en una nueva muestra de Shita Kyoei o “mutuo beneficio” (uno de los principios en los que Yigoro Kano asentó el yudo, cuando lo creó).

VIII Festival Infantil de Ajalvir

Medio millar de yudocas unidos por la misma metodología
Sábado 10 de junio
El Festival Infantil de yudo “Villa de Ajalvir” sigue dando sorpresas a propios y extraños. Casi medio millar de niños con edades comprendidas entre los 4 y los 15 años participaron en esta singular convocatoria que no tiene carácter competitivo y que coloca a la pequeña localidad de Ajalvir al más alto nivel deportivo. Este municipio cuenta con una población escolar por debajo de los 500 niños y puede presumir de tener a casi un centenar de ellos en su escuela municipal de yudo. Se trata de algo insólito que sólo se puede explicar con la presencia de un entusiasta profesor como Javier Linger que, a su vez, es el director del Festival Infantil; su alma mater.
Javier Linger, junto a Javier Corona y a Wladimiro Martín, organiza este festival, un año tras otro. La idea de ponerlo en marcha partió de los dos primeros, junto a Oscar Veiga, que, por ejemplo, antecedió a Wladi como profesor de las escuelas municipales de Parla. Se da la circunstancia de que todos estos profesores de yudo son alumnos del maestro Rafael Ortega y llevan a la práctica, en sus clases, su metodología, basada, a su vez, en la del legendario Antón Geesink. De hecho una de las particularidades de este Festival Infantil de Ajalvir es el reunir a cientos de alumnos que practican yudo siguiendo la metodología mencionada.





Esta cita se mantiene tras ocho convocatorias en las que cada año se ve fortalecida su idea de unir a los pequeños yudocas que se educan a través de este deporte, con la metodología del maestro Rafael Ortega (Cinturón Blanco y Rojo, 7º Dan). El propio Ortega volvió a sacar un hueco en su apretada agenda para respaldar la cita. Incluso envió una nutrida representación bajo la dirección de su esposa, Purificación Polo (Cinturón Blanco y Rojo, 6º Dan). También se acercó a la cita el Campeón de España Ángel Oteo, que ha practicado yudo siguiendo esta metodología y que sigue siendo alumno de Rafael Ortega, también.



Divididos por ‘mangas’
Como ya viene sucediendo en los últimos años, se convocó a los participantes en dos turnos. En ambos, los deportistas fueron evolucionando bajo la supervisión del equipo de profesores, mostrando las particularidades de su correspondiente programa técnico. Los primeros en demostrar sus progresos fueron los mangas naranjas (menos de 6 años) y los mangas verdes (6 y 7 años). Para dar descanso a los pequeños yudocas, se realizaron varias demostraciones entre las que destacaron las del campeón Ángel Oteo, que hizo las delicias de los niños. Tras el grupo de mangas naranjas y verdes les llegó el turno a los mangas rojas (8 y 9 años), amarillas (10 y 11 años) y azules (12 y 13).


Al finalizar la participación de cada uno de los turnos de niños se efectuaba un sorteo de regalos (yudoguis, mochilas, un teléfono móvil de última generación, libros, material deportivo y didáctico…). Y tras los sorteos, se hacía desfilar a los muchachos para entregarles, uno por uno, los recuerdos de su participación en este VIII Festival Infantil de Ajalvir. Todos los muchachos se llevaron una camiseta, una gorra y una mochila repleta de golosinas, fruta, refrescos y diversos regalos). Entre tanto, los profesores ya piensan en la siguiente edición que esperan sea aún mejor, si cabe, que ésta.

20.6.06

Trofeo de la Amistad. 'Villa de Parla de Yudo'


El pasado sábado día 3 de junio volvimos a celebrar nuestro ya tradicional Trofeo de la Amistad que se ha convertido en el “Villa de Parla de Yudo” tras haberse independizado de la ANPEJ. Y no le ha ido mal a nuestra cita con esta nueva fórmula: se ha consolidado la idea de la importancia de participar y compartir, por encima de cualquier rivalidad deportiva, se ha admitido a nuevos clubes que antes no habían participado, se ha conseguido que todos los practicantes de yudo y yu-yitsu de Parla pudieran coincidir en una fiesta deportiva… Lástima que nuestros amigos de Logroño no hayan podido acudir a nuestra cita por problemas de calendario. Seguro que para el próximo año volveremos a contar con su siempre grata presencia.


Todo comenzó, según lo previsto a las nueve de la mañana. Volvimos a organizar las cosas de forma racional y pensando en garantizar la amenidad del evento. Empezaron a participar los yudocas mayores, para no hacer madrugar a los más chiquitines. Se volvió a dirigir un calentamiento en cada una de las categorías, para garantizar que cada uno de los participantes actuara debidamente preparado. Estos calentamientos eran tanto más enérgicos y corotos cuanto mayor era la edad de los yudocas a los que se dirigía. De ese modo se dejaba más tiempo para la competición de los senior, un poco menos a la de los cadetes e infantiles, menos aún a los alevines y así sucesivamente. De este modo, se disponía de menos tiempo de competición para los menores,. Pero era lo que se buscaba, pues entendemos que a menor edad, menos deben competir los yudocas. De este modo, a los mini-benjamines no se les permitió competir y sí realizar un amplio número de juegos y ejercicios para que sus padres pudieran apreciar lo mucho que han aprendido a lo largo del curso. En la categoría de Benjamines se realizaron algunos randori y se determinó entregar medallas a todos los participantes, dado el alto nivel de esfuerzo demostrado por todos ellos. Sólo a partir de la categoría Alevín se hicieron confrontaciones individuales, si bien con reglamento adaptado a estas edades. Siempre nos obsesiona erradicar cualquier posibilidad de accidente.



Pero hay que decir que un accidente es un accidente y tenemos que anotar con todo el dolor que ello nos produce que Alberto de Aza se lesionó, cosa que no suele ocurrir en nuestros campeonatos y mucho menos en nuestras actividades. No bastaron todas nuestras precauciones. No bastó que el profesor dirigiera personalmente el calentamiento y que lo completara un cinturón negro mientras él encajaba las liguillas. No bastaba que en estos encajes se hiciera un meticuloso esfuerzo por enfrentar a rivales de parejas fuerzas, habilidades, tallas, pesos y conocimientos. No bastó el recordar en los entrenamientos una y mil veces el riesgo de poner una mano en el suelo al caer. El accidente se viene a producir, precisamente como hecho fortuito desligado de toda precaución y de todo acontecimiento previsible, por eso es un accidente. Pero, a partir del momento del mismo, Alberto demostró un temperamento extraordinario y una valentía impropia de su edad. El muchacho, nacido en 1991 hizo acopio de un estoicismo a prueba de bombas y sacó a relucir una dureza que hubiera envidado el más puro de los aceros. En estas fechas se recupera de su inoportuna fractura de cúbito y radio, que no ha impedido que acabara su curso escolar con cierta holgura. Desde aquí le animamos a que complete con paciencia su recuperación y a que aproveche el verano para coger fuerzas en ese brazo que pronto volverá a estar como el otro.



En lo deportivo, hay que reseñar que se volvió a convocar la categoría senior que si bien no fue muy respaldada sí que contó con encuentros de mucha calidad. Tanto fue así, que el Campeón Pablo Martínez, recibió, además de la medalla de oro, el trofeo al ipón más bello, por un ‘jaraigosi’ que en nada desmereció a los que se pueden ver en uno Juegos Olímpicos. Aunque no se llevó trofeo, hay que reseñar que entró en las valoraciones del jurado el caso de Sergio María que consiguió el Ipón más rápido del torneo al conseguir derribar a su oponente en sólo cinco segundos.



También destacó nuestra campeona de Madrid cadete, Yaiza Martín. Pese a ser la más ligera de las participantes, con sólo 44 Kg. se llevó el oro en la categoría femenina, en la que se permitió participar a juveniles, ‘junior’ y ‘senior’. Para lograr su victoria, Yaiza tuvo que deshacerse en la final de la durísima representante del Gimnasio Victoria, Cristina Garrobo.


A parte de los resultados deportivos, hay que destacar aspectos más de tipo social que realzan nuestra singular convocatoria. Tenemos que insistir en que al finalizar cada categoría, se hacía entrega de los premios y recuerdos para liberar a deportistas y acompañantes de la obligación de permanecer en el Pabellón. A todos los participantes se les entregaba las invitaciones correspondientes para que pudiera acudir a la contigua instalación acuática a disfrutar a refrescarse en uno de los muchos vasos existentes. De este modo, se facilitaba el encuentro amistoso entre deportistas, que pasaban a ver sus rivales de tatami como amigos en otro ámbito mucho más relajado. Todo ello, pudiendo compartir comida y bebida en el merendero colindante.


Además, un año volvimos a entregar a cada participante una camiseta conmemorativa del evento. Y hay que expresar nuestra gratitud a Mondo Aislamientos S.L., (659.46.60.59) empresa del padre de uno de nuestros alumnos, que patrocinó las 150 camisetas regaladas. La generosidad de esta empresa permitió tener un detalle con todos y cada uno de los participantes e, incluso, regalar algunas más a colaboradores, profesores, conserjes y operarios.


Finalmente, también hay que recordar que en las categorías de Benjamines y Mini Benjamines, se repartieron llaveros del Ayuntamiento de Parla y de la empresa Grupo Inmo, mientras que al grupo de colaboradores se les obsequió con un polo (naranja o azul), que, además, sirvió para uniformarlos.


Se repartieron 120 medallas, 60 llaveros, 24 polos, 150 camisetas, 350 invitaciones para la piscina, 3 copas a los clubes clasificados en los primeros puestos, una copa al ipón más lindo y una copa al alumnos Alberto de Aza por el coraje mostrado ante la adversidad. Participaron diez entidades quedando la clasificación final por equipos de la siguiente manera:

1º. Escuela Municipal de Yudo de Parla (32 puntos)
2º. Gimnasio Victoria (Parla) (11 puntos)
3º. Club Deportivo Alterna (Parla) (7 puntos)
4º. Colegio Ramón Carande (Torrejón de Ardoz) (6 puntos)
5º. Escuela Municipal de yu-yitsu de Parla (5 puntos)
6º. Gimnasio Barquilla (Vallecas) (4 puntos)
7º. Instituto Narcis Monturiol (Parla) (3 puntos)
8º. Instituto Las Américas (Parla) (2 puntos)
9º. Kensington School (Pozuelo de Alarcón) (1 punto)
10º Colegio Ciudad de Guadalajara (Barajas) (0 puntos)




Los resultados deportivos fueron los siguientes.

Open Masculino:

Campeón: Pablo Martínez (E.M. Yudo Parla)
Sub-campeón: Carlos Grande (E. M. Yudo Parla)
Tercero: Rubén Pinto (E.M. Yu-yitsu Parla)
Cuarto: Manuel Cota (E.M. Yudo Parla)

Open Femenino (hasta 60 Kg.)

Campeona: Yaiza Martín (C.P. Ramón Carande)
Sub-campeona: Cristina Garrobo (Gimnasio Victoria)
Terceras: Arantxa Sanz (Kensington School) y Celia Díaz (E.M. Yudo Parla)

Open Femenino (más de 60 Kg.)
Campeona: Mari Carmen Mejías (IES Monturiol-Alterna)
Sub-campeona: Lorena Arcos (Club Deportivo Alterna)
Tercera: Mari Carmen Arcos (Club Deportivo Alterna)
Cuarta: Laura Carriazo (C.P. Ramón Carande)


Cadete masculino ligero

Campeón: Sergio Martín (E.M. Yudo Parla)
Sub-campeón: Christian Anatolev (IES Las Américas)
Terceros: Raúl Abial (C.P. Ramón Carande) y David Lasarte (C.P. Ramón Carande)

Cadetes masculino (más de 60 Kg.)

Campeón: Asier Pérez (E.M. Yudo Parla)
Sub-campeón: Jesus Padilla (Gimnasio Victoria)
Terceros: Roberto Molina (E.M. Yu-yitsu Parla) y Ricardo González (E.M. Yudo Parla)

Infantiles masculino

Campeón: Sergio María (E.M. Yudo Parla)
Sub-campeón: Sergio Cortés (E.M. Yudo Parla)
Terceros: Rubén Gil (Gimnasio Victoria) y Francis Pérez (E.M. Yudo Parla)

Alevines masculino ligeros

Campeón: José Manuel Sieiro (E.M. Yudo Parla)
Sub-campeón: Francisco Hidalgo (E.M. Yudo Parla)
Tercero: Víctor Irala (E.M. Yudo Parla)
Cuarto: Eliseo Venegas (Club Deportivo Alterna)

Alevines masculino pesados

Campeón: Iván de Pablo (Gimnasio Victoria)
Sub-campeón: Adrián Calleja (E.M. Yudo Parla)
Tercero: Jonathan Sánchez-Crespo (E.M. Yudo Parla)
Cuarto: Adrián Mauro (Gimnasio Barquilla)

Alevines femenino ligeras

Campeona: Sonia Sieiro (E.M. Yudo Parla)
Sub-campeona: Lidia García (E.M. Yu-yitsu Parla)
Tercera: Alba Márquez (Gimnasio Victoria)

Alevines femenino pesadas:

Campeona: Celia Martínez (Gimnasio Barquilla)
Sub-campeona: Silvia Rodríguez (Gimnasio Victoria)
Tercera: Sonia Szymkowicz (E.M. Yu-yitsu Parla)

Al acabar el encuentro deportivo, todos los participantes que lo desearon, con sus familiares, pasaron a las piscinas municipales invitados por la Delegaciín de deportes del Ayuntamiento de Parla

Campeonato en Getafe



Viernes 2 de junio






Un buen yudoca como es David Zamora, Campeón de España para más señas, se encuentra impartiendo clases de yudo en la escuela municipal de Getafe; concretamente en el Polideportivo Juan de la Cierva. Tuvo el buen gusto de invitarnos a una competición que organiza entre sus alumnos para despedir el curso y acudimos a su llamada. Aunque no suspendimos las clases, una importante partida de nuestros alumnos se desplazaron al vecino municipio y mostraron buen tono.

Francis Pérez no pudo con uno de sus rivales al enredarse en un movimiento de contra ataque en el que no consiguió girar el cuerpo lo suficiente como para que el árbitro decidiera que la acción era de su contrincante. Sergio se mostró más efectivo en la misma categoría, en la que conquistó el oro.

Menos suerte tuvo nuestro tercer infantil, carlos Muñoz que no pudo con sus duros rivales. La que sí estuvo a gran altura fue Sonia Sieiro que se estrenó en la categoría Infantil, pese a ser aún alevín. Ganó el oro con mucha autoridad.

También estuvo francamente bien Rubén Valero que se llevó la plata pese a tener, todavía, nada más que el cinturón amarillo.

13.6.06

Cuadro de honor del mes de mayo



Festivales Fin de Curso de los colegios 'Ramón carande' y 'Ciudad de Guadalajara'
Al acabar el mes de mayo, como todos los demás meses, hemos realizado nuestros tradicionales campeonatos de fin de mes y elecciones de cinturones negros honoríficos. En los colegios Ciudad de Guadalajara y Ramón Carande no se llevaron a cabo dado que se finalizó el curso con las respectivas fiestas, que constituyeron todo un éxito. en la del Ciudad de Guadalajara se contó con la colaboración de Manuel Cota y de Ricardo González, que realizaron varias exhibiciones con el monitor Carlos Grande. Casi simultáneamente se celebró la del Ramón Carande en la que se disputó la última jornada de la Liga de Primavera.



El primer equipo clasificado en esta Liga de Primavera, con 53 victorias, fue el "Batman" compuesto por Luis Antonio García, Alberto Casal, Jon García y Adrián Fernández.



1º. BATMAN
2º. Superyudo
3º. Arañas
4º. Super Mega Yudo

El segundo equipo, calsificado en esta Liga de Primavera, con 43 victorias, fue el “Superyudo” de Armin Heidarinezhad, Jorge Mota y Christian Sanz.

El tercero, con 15 victorias, fue el “Arañas” de Alba, José Miguel Cuesta y Alex Ferreiros.

El cuarto, con 11 victorias, fue el “Super Mega Yudocas” de David Naranjo, Juan Luis Baena y Pedro Escribano.

Todos recibieron sus medallas correspondientes. Pero aún más importante fue el momento de entregar los trofeos a los alumnos más aplicados (a los que más puntos obtuvieron a lo largo de todo el curso). Éste fue el resultado:

Campeón de Puntos:
Luis Antonio García (2.310 puntos)



















Subcampeón de Puntos:
Armin Heidarinezhad (2.160 puntos)



















Tercero: Cristian Sanz (2.010)



















4º. Adrián Fernández (1.550)
5º. Jorge Mota (1.410)
6º. Alberto Casal (1.190)
7º Juan Luis Baena (980)
8ª. Alba Toledo (920)
9º. José Miguel Cuesta (880)
10º. Pedro Escribano (850)
11º. David Naranjo (830)
12º. Jon García (780)
13ª. Sara Toledo (540)
14ª. Alex Ferreiros (450)



En cuanto al cuadro de honor de las escuelas municipales de Parla hay que volver a reseñar la eficacia de Lonchi (Miguel Sirviente) que volvió a proclamarse campeón en las clases de yudo y de yu-yitsu de adultos, un mes más. El cuadro queda así:



CUADRO DE HONOR DE MAYO

YUDO

1ª Clase: Cinturón Negro: Luis Hidalgo Cinturón Rojo: Adrián Calleja




2ª Clase: Cinturón Negro: Sergio Cortés Cinturón Rojo: Sergio María

3º Clase:
CAMPEÓN: Miguel A. Sirviente “Lonchi”


YU-YITSU-DO

1º Clase:
Cinturón Negro: Lidia García
Cinturón Rojo: Erick Bolaños

2ª Clase: CAMPEÓN: Miguel A. Sirviente “Lonchi”

5.6.06

Villa de Parla y mucho más

Estamos pendientes de incluir los resultados de nuestras últimas actividades.Ten paciencia, danos tiempo y pronto lo tendrás todo aquí. De momento te adelantamos que el Villa de Parla fue todo un éxito y lo ganó el equipo de las Escuelas Municipales de Parla.

También nos queda reseñar los últimos campeones de nuestros torneos internos de fin de mes.

Además, fuimos invitados al campeonato de fin de mes de las Escuelas Municipales de Getafe con notable participación de nuestros alumnos.