Bien orgullosos hay que estra con la actuación de nuestros cadetes masculinos
Nuestros cadetes nos hicieron vibrar, emocionar y… hasta disgustarnos con los árbitros. Así es que empezaremos por recordar que, en yudo, los árbitros son cinturones negros y están sometidos a grandes tensiones. Nuestro deporte es muy complicado y la labor de los árbitros es compleja. Tienen que valorar hechos subjetivos como la intencionalidad de uno u otro contendiente; la prevalencia de una acción de uno sobre otro… Pese a todo, creemos sinceramente que nos ayudaron en nada y que contribuyeron a que nuestro equipo de cadetes se quedara con la miel en la boca, sin saborear la medalla que merecieron. Pero las lamentaciones son para los débiles así es que sólo queda felicitar a nuestros cadetes, en especial a Asier Pérez. Todos se mostraron combativos y valientes. Pero Asier hizo un extraordinario encuentro cuando un rival aparentemente superior comenzó dominándole por envergadura y fuerza. Tanto es así que nos costará olvidar que se pitó mate cuando su rival estaba a punto de abandonar mientras Asier le aplicaba una estrangulación en toda regla. A estas edades son muchos los cadetes (de otras escuelas, por supuesto) que defienden boca abajo, creyendo que de ese modo son invulnerables. El reglamento les protege, pues no está prohibido adoptar una posición tan “contra natura”, si se nos permite la expresión. En nuestra metodología (la de Rafael Ortega, la de Antón Geesink) no permitimos a nuestros deportistas defender boca abajo. No hay que olvidar que el yudo es uno de los deportes más completos como defensa personal (si se enseña bien; por ejemplo desalentando a los alumnos a adoptar este tipo de posiciones). ¿Qué clase de defensa personal se está enseñando cuando se alienta a un alumno a tumbarse boca abajo en el suelo? Por eso, cuando nuestros deportistas llegan a la categoría de cadete, en la que ya se permite aplicar técnicas de estrangulación y palancas sobre el codo, cobran una efectividad inusitada frente a rivales que siguen defendiendo como cuando eran niños.
Nuestros cadetes deben sacar pecho, pues, pese a no clasificarse para la Final Autonómica como sus compañeras, las chicas, deben recordar que la temporada no ha hecho más que comenzar y tienen aún muchos retos por delante. Ahora la reflexión es que hay que seguir aplicando la famosa regla de “LAS TRES EMES”. Así la definió, medio en broma, medio en serio en gran preparador físico español. Cuando se le preguntó por esa regla de las 3 emes contestó:
“hay que entrenar Mucho, comer Mucho y dormir Mucho”
Nosotros añadiríamos en estas edades, especialmente, una cuarta “eme”: “Hay que estudiar Mucho”.
Ánimos cadetes que la temporada es larga y vais a conseguir muchos éxitos en los próximos años si seguís por la senda de los valientes; la de los grandes yudocas
De Izquierda a derecha: Sergio Martín, Roberto Molina, Ricardo González y Asier Pérez.
14.11.05
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