Nuestros ‘infantiles’ abrieron la participación en el ‘Ranking’ Autonómico de yudo con desigual suerte. A Erick hay que felicitarle, pues en su primera participación oficial individual ha vuelto a demostrar las condiciones que tiene para convertirse en todo un campeón. Pese a su inexperiencia, superó en la primera ronda a un rival de más nivel (cinturón azul/marrón) aunque no por ello lo hiciera con muchas dificultades. Luego en su segundo encuentro se las vio con otro rival también más experto y no pudo responder como a él le hubiera gustado. No obstante, se puede calificar su actuación de sobresaliente.
En cuanto a Sergio Cortés, pese a ser de los más jóvenes, nos pensábamos que podía llegar algo más lejos. Claro que estamos hablando de todo un ‘Ranking’ autonómico en el que no suele haber rival fácil. El caso es que Sergio comenzó marcando un ipón que debió ser de los más tempraneros de toda la competición. Apenas hubo agarrado a su rival cuando ya le había lanzado con contundencia y control. Pero luego anduvo un tanto ‘despistado’ y perdió el siguiente. ¡Ah! Eso sí; le toco en su primera ronda al que resultó campeón de la categoría. Eso proporcionó a Sergio la oportunidad de repescarse. Pero es en ese momento cuando esperábamos algo más de Sergio y… no pudo ser. En todo caso, Sergio sigue estando a buen nivel y tiene que pensar que el próximo año repite categoría. Será entonces cuando pueda dar su verdadera medida y demostrar lo mucho que vale.
Como la Federación organizó las jornadas de forma escalonada, los siguientes en participar fueron Sergio María, Francis y Carlos. Hay que recordar que en dos días pasaron por las instalaciones del C.S.D. cerca de 700 yudocas… Eso obligó a un importante esfuerzo de los profesores y de la organización, pero también nos lleva a la reflexión de lo que es capaz de mover nuestro deporte. El caso es que Francis comenzó remontando un encuentro que se le presentó muy complicado. Y lo hizo con toda autoridad a pesar de que cuando ya marcaba ipón en el suelo, le fue conmutado por wazari y no se le permitió continuar inmovilizando. Dio igual, porque recién reanudado el encuentro marcó un estupendo ipón a su complicado rival. Después, en el segundo encuentro no hubo tanta suerte. Su rival le derrotó y no le metió en repesca, por lo que Francis se despidió del encuentro un tanto decepcionado. Pero tiene que pensar que en estas categorías, todavía no hay que demostrar nada, sino aprender mucho y él lo está haciendo.
Sergio María tuvo muchísima fortuna en el sorteo y sólo le faltó un poquito más de agresividad (deportiva, que no se nos malinterprete) para haber ‘mojado’. Su primer encuentro le llevó a enfrentarse con un rival que acabaría tercero y con el que se midió de igual a igual, pese a que tenía menos envergadura (lástima no haber cuidado el peso tras las Navidades, porque Sergio tuvo que competir en 60 Kg. cuando sólo semanas atrás lo había hecho en 55 Kg.). Ya en la repesca, sólo tenía que ganar un encuentro para quedar tercero. Y se le escapó de entre los dedos cuando ya lo tenía casi, casi en las manos. Remontó dos yukos en contra marcando un buen wazari. Pero no anduvo fino con los agarres y se dejó llevar al suelo un tanto inocentemente. El marcador, de nuevo se puso en su contra con el wazari obtenido por su rival. Pero se veía que Sergio podía remontar. Lo malo es que le faltó un segundo, porque justo cuando sonaba el silbato del tiempo, Sergio lanzó por los aires a su oponente en lo que hubiera sido el ipón definitivo de haberse decidido a entrar la llave sólo un instante antes. Pero, lo positivo, es que Sergio ya tiene que empezar a darse cuenta de que su nivel es el de estar entre los mejores.
Finalmente, Carlos Muñoz, pudo hacer muy poco en la categoría de los pesados. Siendo el más joven y con sólo 68 Kg. de peso, es muy difícil oponerse a rivales de más de 80 Kg. Pero su progresión no se detiene y seguro que el próximo año, en la misma categoría, tendrá mucho que decir. Para entonces será de los mayores ya habrá echado cuerpo. Limado esas diferencias volveremos a ver al Carlos que todos sabemos que tenemos.
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