Con sólo 15 años, la yudoca parleña disputará el Campeonato de España Absoluto
Este es un día
grande para un club humilde -pero orgulloso- como el nuestro. Hacía años que no
teníamos representante en un Campeonato de España sénior. Volvemos a tenerlo y
vuelve a ser una yudoca, como antes lo fue Sonia Sieiro, cuyo relevo ha cogido
ya Naira Pérez. A sus 15 años ha conseguido clasificarse para el nacional
"Absoluto" a disputar en Pinto el sábado 29 de abril. Allí esperamos ver
las gradas del P.M. Príncipes de Asturias repletas de deportistas y seguidores de
nuestro club y de parleños en general.
Tras la celebración del Campeonato de Madrid de la categoría
Absoluta, que tiene rango de fase Sector de Campeonato de España, tenemos que
dar muy buenas noticias que nos llegan casi de sopetón. Tras haber participado
en tan exigente campeonato, con cinco representantes del club, tenemos que
volver a establecer comparaciones, para dar la verdadera dimensión a lo que dan
de sí nuestros yudocas; unos auténticos deportistas de mucha bravura.
Antes de continuar, aclararemos que nuestra joven cadete
Naria Pérez, con 15 años, se ha permitido el lujo de subir al podio en esta
exigente cita y, de paso, sacar billete para acudir al Campeonato de España
Sénior a celebrar el próximo sábado día 29 de abril en Pinto.
Junto a ella, acudieron nuestros sénior Sergio Cortés y José
Manuel Sieiro; nuestro junior de primer año, José Alberto Santiago; y nuestro
cadete, Marco Antonio Mingorance. Todos dieron lo mejor de sí mismos, pero, en
lo deportivo apenas valió para que, de entre todos, José Manuel consiguiera una
novena posición. Es lo que hay. Nuestro club sufrió muchísimo percance cuando, hace unos años, nos echó a la "puta calle" -esas fueran sus palabras-
un inefable personaje. Por entonces teníamos dos grupos de adultos muy nutridos -en días alternos- y no nos hemos recuperado de aquello, en la actualidad, en cuanto a volumen de yudocas adultos en nuestras clases. Pero empezamos a remontar en otras cuestiones, muy a
pesar de que, últimamente, vivimos tiempos convulsos en que muy pocos vienen a
sumar y son mayoría los que pelean por exaltadísimo sentido del egocentrismo
que en nada beneficia al colectivo (tampoco a ellos mismos aunque su ceguera se
lo impida dejar ver). Con lo que tenemos ahora (y bien orgullosos) nos
encontramos magníficos yudocas que ejercen de sempai sin ellos haberlos tenido. Eso también se nota a la hora de
afrontar este tipo de campeonatos en que los nuestros se ven desbordados en la
lucha de agarres sin poder pasar a demostrar su yudo, por falta de horas de
entrenamiento en este sentido. A ello se une que, la gran mayoría de nuestros
deportistas -por no decir todos- vienen a ser fenomenales amateur -entrenan yudo dos veces a la semana- que se enfrentan a profesionales -entrenan yudo cinco veces
a la semana y dedican sesiones de entrenamiento físico varias veces a la
semana-.
Por todo ello, quiero dejar claro que felicito a mis yudocas
y que me siento muy orgulloso de ellos por su saber estar, por su actitud, por
su humildad y por ejemplo que dan. Ellos están ejerciendo de sempai de muchos de los jóvenes que
vienen por detrás y muy pronto podrán sentirse orgullosos de lo que, con su
ejemplo, van a conseguir.
Comenzaron pronto su evolución sobre el tatami Sergio Cortés
(-73 Kg.), José Manuel Sieiro (-66 Kg.) y Marco Antonio Mingorance (-66 Kg.) en
unos pesos donde había muchos participantes y de gran nivel. Sergio, pese a su
buena forma física, lamentó no poder agarrar en todo el encuentro a su rival.
Las pocas veces que apenas lo conseguía le ponía en serias dificultades, pero
apenas sin tiempo de progresar en algún movimiento técnico. Algo muy parecido
le ocurrió a José Manuel, con la diferencia de que éste repescó. De manera que
en su segundo encuentro intentó enmendar el tema pero entonces comenzó a notar
su falta de entrenamiento, para tan exigente cita.
Curiosamente fue Marco Antonio el que mejor se manejó en su
encuentro, hasta que cuando quedaba un minuto se empezó a venir abajo por falta
de fondo. Pese a todo, los tres dispusieron de oportunidades.
Llegó el turno de Naira, con la que tuvimos duda de si debía
de tomar parte en este difícil reto, teniendo como tiene billete para el
Campeonato de España cadete. Decidimos, casi a última hora y en vista del
sorteo, que no había que desaprovechar la oportunidad de seguir aprendiendo. Y
entonces se vino a constatar, una vez más, que la distancia entre lo que se
quiere y lo que se puede es una fina línea cuando se tiene deseo y un muro
infranqueable cuando se encuentran excusas o se cae en la complacencia del
egocentrismo que más arriba mencionamos en esta misma crónica.
A sus 15 añitos, Naira Pérez -doña Naira para algunos-, marcó un soberbio ipón de contra-ataque en su primer encuentro ante una rival mucho más
experta que ella. Cayó, en el siguiente, también por ipón, ante la veterana
Joana León, que hace muchos años ya era rival encarnizada de nuestra campeona
Sonia Sieiro. Entró en repesca para medirse por el bronce a la junior Trincu,
de quien aún conservaba amargo recuerdo. Hace poco fue la rival que le cerró el
paso al encuentro por medalla en el Campeonato de Madrid junior en polémica
sanción -cuando ya tenía el combate ganado y el crono estaba parado- que nos dejó
con un palmo de narices. (Tenéis el relato de los sucedido, más abajo o PICANDO AQUÍ)
El caso es que Naira, con su fe en sus posibilidades (¿y en
su entrenador?), dio lo mejor de sí misma, que es mucho y ya ha sabido buscar -encontrar-
sin dejarse entretener en excusas, mimos o mamandurrias
-como diría política de altos vuelos muy popular donde las haya-.
El éxito de Naira lo hacemos nuestro porque es una de las
nuestras -sabemos que a ella no le importa porque también ella sabe que es un
poco triunfo de todos- y porque encarna nuestros valores. Oídos sordos a palabras necias, por ejemplo. Tener fe ciega en lo nuestro, por poner otro
ejemplo. Jamás dejar de ser humildes sin, por ello, mostrarnos orgullosos al
ciento por cien de lo que conseguimos con nuestro esfuerzo.
Estamos muy contentos por la pequeña proeza de Naira (esto
no ha hecho más que comenzar) y nos sentimos felices por lo que representa para
ella y para su familia.
Para finalizar la larga jornada (otra más) llegó José
Alberto Santiago que en su primer año de junior no es la primera vez que toma
parte en el envite sénior al que nos estamos refiriendo en esta crónica. Dio
todo lo que pudo de sí mismo pero no alcanzó para vencer a su contrincante.
Pero entró en repesca y parecía tener opciones hasta que cometió el error de
intentar estrangular a un compañero tumbado boca arriba estando entre sus
piernas y estirando los brazos. Mil veces habrá explicado el profesor en clase
que así no se estrangula porque el contrincante se puede hacer un llavero con
el brazo y mil veces es difícil de entender. No importa -como suele decir el
profesor también- ya llegará un chico de
tu edad y te lo va a explicar mejor que yo. Así es el yudo… ¡así es la vida!
NOS VEMOS EN LOS TATAMIS
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