28.5.06

Excursión de premio a Valsaín


Todo salió de maravilla. Pasamos un día de fábula en un paraje paradisíaco: Los Asientos de Valsaín. Estábamos celebrando la cuarta jornada de la Liga Infantil de ‘YU’ de Parla y ésta consistía en dar como premio a los niños participantes un día de campo. Se invitó, finalmente, a todos los yudocas y yu-yitsucas que hubieran participado, al menos, en una de las tres jornadas. También se hizo extensiva la invitación a familiares de los niños y a monitores que han ayudado a la buena marcha de la Liga. Al final nos juntamos nada menos que 72 personas entre niños, muchachos y adultos.

Nos reunimos en la puerta del Polideportivo Castillejo. Unos diez minutos pasadas las diez de la mañana los dos autocares que cedió el la Delegación de deportes del Ayuntamiento de Parla salieron en dirección a Segovia. A eso de las 11:50 llegamos a Los Asientos tras un viaje cómodo y placentero: los niños se portaron bastante bien.

Nada más salir del autocar ya hubo un buen grupo de niños que salieron disparados a catar el agua. ¡Y bien fría que estaba! Mientras, se organizó un grupo que decidió emprender marcha hacia otro paraje de inigualable belleza: Boca del Asno. Para ello recorrimos parte de la senda conocida como de ‘Las Pesquerías Reales’. Hay que señalar que este tramo del Eresma fue lugar favorito de carlos III. El monarca, a sus 53 años, puso a sus mejores maestros a acondicionar la margen izquierda de este río que afluye sus aguas en el Duero. Durante dos años, de 1767 a 1769, se crearon retenciones en el curso del río y se habilitaron cascadas para oxigenar el agua. A este camino se le conoce como la ‘Senda de las Pesquerías Reales’ y ahora sabéis que debe su nombre a la obra realizada para que el rey pescase con comodidad las sabrosas truchas que allí se crían.

Para llegar a Boca del Asno, hubo un momento en que abandonamos la senda principal y nos encontramos el río de frente. El profe gastó una broma explicando que nadie se moviera para que le vieran cómo había actuar. Ni corto ni perezoso, atravesó el lecho pedregoso del Eresma sin quitarse las zapatillas. No fue el único, aunque hay que reconocer que el vadeo del río llevó varios minutos y hasta los hubo que se volvieron al campamento a por las zapatillas adecuadas. Fue el momento en que muchos comprobaron lo fría que esta el agua y el dolor que producían en los pies los guijarros helados del fondo.



Una vez en Boca del Asno, mientras unos se quedaban admirando la belleza del singular cañón, otros acudieron al chiringuito a reponer fuerzas. Después, a la vuelta, ya todos juntos, se compartieron viandas y primeras vivencias todos juntos en compañía.

Tras la ingesta de alimentos, los más pequeños jugaron con los columpios, toboganes y demás artilugios de un parque infantil colindante a las mesas que ocupamos. Otros no salieron prácticamente del agua, entre juegos y gritos de alegría. Otro importante grupo de chavales se pusieron a jugar al fútbol con algún que otro padre. También los hubo que prefirieron alargar la sobremesa conversando animadamente. Incluso los hubo que se tendieron a echar la siesta. El rumor del agua y el canto de los pájaros invitaba a ello.

Finalmente, el profe Wladi se llevó al grupo de sus alumnos mayores y caminaron hasta la gran pradera conocida como El Parque, desde al que se divisa Valsaín con las imponentes ruinas de su torreón. De esta pradera se dice que en tiempos de Enrique IV (siglo XV) fue lugar de recreo en el que se practicaba la caza y se guardaban los animales exóticos con los que era obsequiado el rey. Fue entonces cuando pasamos por el viaducto del que caía agua como de una ducha natural. También acompañamos a unos caballos que pastaban placidamente y que se dejaron acariciar por los muchachos.

A la vuelta ya encontramos a los conductores preparando la vuelta, así es que reunimos al grupo y empezamos a organizar el retorno después de un día pleno de anécdotas, juegos y buen ambiente en plena naturaleza. Los niños descubrieron renacuajos, sapos, lagartos multicolores… Para la mayoría pasaron desapercibidas alguna que otra águila que sobrevoló muy por encima el lugar en que nos encontrábamos. En la zona hay, además de más de 800 especies vegetales catalogadas, un centenar largo de especies nidificantes. Hubo un momento en que bajando la voz se escuchaban perfectamente a un pequeño grupo de picos, trabajando la madera. Allí se da el águila imperial, el buitre negro, la chova piquirroja y el mirlo acuático, por citar algunos. Entre los mamíferos hay cuatro especies consideradas como vulnerables y una amenazada. Destacan la nutria, el corzo, el jabalí y las diferentes especies de murciélagos. Entre los peces destaca la trucha y entre los anfibios y reptiles, con 29 especies, el lagarto verdinegro, la lagartija serrana, la víbora hocicuda, la salamandra y la rana ibérica. También se dan 400 especies de insectos, destacando los lepidópteros (mariposas, ¡vaya!).

Sentimos mucho que no pudieran acudir algunos compañeros que enfermaron el día anterior como Sergio Cortés, David Monforte o Carlos Grande. Esperamos su pronta recuperación y agradecemos la deferencia de que nos comunicaran su ausencia con antelación. Pero más sentimos que algunos participantes en la Liga no hayan secundado esta actividad sin darnos ninguna explicación. Se diría que no les hubiera gustado la idea. Hay que recordar que, en lugar de repartir unas medallas entre los más eficaces de los niños, los profesores decidieron estimular la participación y premiar a los que acudieran a todas las jornadas. De ahí la importancia que tenía esta actividad y la gran ocasión que suponía para que se relacionaran y conocieran mejor alumnos, familiares y profesores. El balance fue altamente positivo y ya se está pensando en repetir la experiencia el próximo curso.

1 comentario:

  1. Lo pasamos estupendo, tanto los niños como los padres, fue un dia fantastico y con ganas de repetir

    ResponderEliminar