2.11.10

Marina Cabrero 5ª en la Copa de España de Avilés


  • Excelente comportamiento de nuestros yudocas en Asturias
  • Sonia Sieiro se lesiona en el pase a la final
  • Fran Hidalgo séptimo en Infantil

Tras unas cuantas horas de haber regresado de Avilés pasamos a dar relato de nuestra última aventura por tierras del norte. El balance no ha sido muy positivo que digamos. Se podría considerar desolador. Así no sentimos cuando no regresamos todos como nos fuimos. Y eso es lo que nos ha pasado. Hemos vuelto con la constatación de que Itziar no se ha recuperado de su codo y con la desgraciada circunstancia de que Sonia se nos ha lesionado (también el codo). Parece que va de codos…

Una de las primeras conclusiones que uno saca es que no se puede ir a tope a un campeonato de máximo nivel en el que, por cierto, se hace yudo de arrastre y yudo de fuerza (si es que se le puede llamar yudo a arrastrar y a forcejear). Pero no vale ahora rasgarse vestiduras. Lo que nosotros corregimos otros lo alientan como hemos podido comprobar este pasado fin de semana. Ahí está la anécdota y pasamos a contarla. Un entrenador le grita a su pupila. “Agarra el codo con la mano izquierda, pasa el brazo derecho por encima y tírate en makikomi”. Y desde luego eso era lo que estaba haciendo su alumna durante todo el encuentro en el que no conseguía arrastrar a su adversaria. Pero el objetivo del entrenador estaba claro… ganar como sea. No ganó en el desempate por el sistema de técnica de oro y no ganó el yudo. Supongo que explicarán a la muchacha cómo enroscar más rápidamente el brazo de la rival y cómo lanzarse con él al suelo con más fuerzas y bríos. Una maravilla. Sobre todo considerando que la consigna se lanzaba a una yudoca infantil (unos 13 años de edad).

Ataca José Manuel

Nuestro viaje

Vamos con lo nuestro y que cada palo aguante su vela que ya tenemos bastante nosotros.

Salimos a las 15:10 horas del viernes y no llegamos a Parla hasta las 17:00 horas. Cosas de vivir en una gran ciudad y salir cuando empieza un puente.

Cuando recogimos a los chicos en Parla y salimos los dos vehículos en dirección a Asturias todavía tendríamos ocasión de comprobar lo que significa eso que acabamos de decir: salir de viaje cuando empieza un puente desde una ciudad como Madrid. A las 19:00 horas entrábamos en el túnel de Guadarrama y salíamos de la Comunidad de Madrid. Podía haber sido peor; podía haber llovido torrencialmente o detenerse los vehículos en plena autopista… Empezó a llover como en un diluvio y se pararon los vehículos en plena autopista.

Ipón de José M. cambiando a ouchi-gari

Tuvimos reflejos y salimos de la autopista para aprovechar que estábamos cerca de una cafetería. Llamamos a Ángel Luis Ruíz que también hacía el mismo viaje y que ha sido nuestro ‘cicerón de lujo’. Resulta que estaba, también atrapado, unos metros más atrás. En unos minutos se reunió con nuestro grupo y tuvimos ocasión de presentarle a los padres de nuestros alumnos y a algunos de ellos a los que no conocía. A otros ya les había conocido con anterioridad; incluso había entrenado con Sonia en el Gimnasio Fraymor en una de nuestras visitas.

El viaje fue tortuoso y costó mucho tiempo llegar a nuestra meta. Nos dieron las doce de la noche cuando pudimos ubicar a cada cual en su habitación del coqueto Hotel El Magistral de Avilés.


Carlos marcó ipón en suelo con yoko sio gatame

Primera jornada

Amaneció el sábado húmedo pero con buena temperatura. Desayunamos en el casco viejo de Avilés al que accedimos caminando desde el hotel. Algunos que no habrían de participar en el campeonato en esa jornada se quedaron en el Magistral recuperando fuerzas.

Tras el calentamiento, nuestros cadetes se situaron en os distintos tatamis en que participarían. El primero en saltar a la cancha fue Carlos Mingorance. Volvíamos a comenzar una copa de España de manera horrorosa. En apenas unos segundos Carlos caía como un pajarito sin evitar que su rival cobrase ipón.

El entrenador Wladimiro decidió reunir a los cadetes y dar un par de gritos. Luego les animó, viendo que despertaban a divertirse, pero poniendo toda la carne en el asador; con la actitud y valentía que se le presume a todo yudoca que se precie (y más a estas edades). La estrategia del entrenador funcionó de maravilla.

José Manuel pierde el agarre (eso hay que corregirlo) y pasa sus apuros

José Manuel salió concentrado y luchador. Ganó su primer encuentro teniendo que remontar con mucho esfuerzo; pero hizo un gran trabajo. Demostró que el profesor no se equivocaba cuando le felicitaba en las clases por estar madurando y entrenando muy bien en lo que va de curso. De hecho José Manuel fue uno de los destacados de nuestra expedición habiendo completado un concurso muy meritorio en una reñidísima categoría como era la suya. Tras perder con un durísimo rival entró en repesca y marcó un soberbio ipón en pie con un buen gesto de acción y reacción pasando de uchi-mata a yuchi-gari como se puede ver en la imagen (fenomenal imagen de nuestra reportera Cristina Carbonell). Luego en la repesca cuando podía optar a meterse en el encuentro para la disputa de bronce se descuidó y su rival le cazó.

Carlos, por su parte, en la misma categoría de peso que su amigo José Manuel reaccionó muy bien. Como repescó, tuvo ocasión de quitarse el mal sabor de boca marcando un ipón en su siguiente encuentro. Lo hizo en suelo con buen trabajo de renraku-uasa, pero corregiremos algunos detalles de su trabajo en el grupo yoko (para que no le atrapen la pierna más próxima a la del compañero (adversario, en este caso).

Carlos también acabó sucumbiendo cuando trabajaba (y muy bien, por cierto) en el encuentro que le habría dado opción a disputar el bronce.

Itziar mandando en su encuentro con excelente estampa

En cuanto a nuestra cadete Itziar Sánchez salió bien plantada en su estreno en la categoría de peso de menos de 57 Kg. Empezó atacando sin dar descanso a su rival con rápidos movimientos de jaraigosi. Pero en medio del encuentro empezó a sentirse frustrada por no conseguir ventaja alguna con sus innumerables ataques. Tiene que apredender urgentemente, Itziar, a combinar con sasae o con hizaguruma y a agarrar la manga. Además, sigue intentando un jaraigosi de arrastre, pese a encontrar múltiples posiciones de ventaja como se puede apreciar en las excelentes imágenes de la colección que tenéis en el enlace. Fue una pena que Itziar se frustrase tanto en pleno encuentro dando aliento a su desbordada rival, que acabó encontrando luz en un túnel. Lamentablemente, parte de la frustración de Itziar le viene por su alarmante falta de fondo físico y por no encontrar su codo al ciento por cien. Lo de la forma física es cosa de resolver tras contestar a una pregunta: ¿se está entrenando correctamente? Lo del codo es cuestión médica y hay que hacer caso a los médicos. Pero vamos a aprovechar aquí para lanzar un desesperado mensaje de alerta. Itizar se lastimó hace ya un año en el Internacional de Totana. La llevaron a Urgencias donde fue muy mal atendida. Y la mandaron para casa con un vendaje de mierda y unas placas en que se veía claramente que tenía tres fisuras óseas. Tanto fue así que al llegar a Madrid (unas 48 horas después del accidente) fue intervenida con toda urgencia. ¡Vaya atención que recibió en Murcia!

Contamos esto ahora porque casi nos pasa lo mismo en Avilés con Sonia. Tras dañarse el codo, el médico pretendía mandarla para casa (despacharla) con una exploración manual, una bolsa de frío y un vendaje de mierda. Como ya estamos un poco escamados de que con la excusa de la crisis ni te manden a hacer una radiografía e, entrenador le dijo al galeno. ¿Por qué sabes que no tiene el codo dañado? ¿Por qué eres médico? El interpelado contestó que ¡claro! El entrenador le preguntó entonces: ¿y los médicos no hacen radiografías para diagnosticar si no hay daño en una articulación cuando todo parece indicar que lo hay? …¡Y lo había! Nos mandaban a Sonia a pasear un pollo cuando tenía fisura ósea. Pero, claro, acudimos al Hospital (que estaba a cinco minutos andando) como particulares (con la tarjeta sanitaria de todo ciudadano español). Allí fue donde le quitaron la bolsa de frío y el vendaje de mierda y pusieron una escayola a Sonia tras hacerle una radiografía de su codo dañado y otra del sano (para contrastar dijeron).

A ver si afinamos con los diagnósticos señores licenciados en Medicina y no nos tomamos a la ligera la salud de los jóvenes deportistas por que estamos en crisis. Que una placa no cuesta tanto.
Excelente ipón de uchimata de Sonia

Acaba la primera jornada

Tras la actuación de los cadetes le llegó el turno a Sonia Sieiro, que tomaba parte, por primera vez, en un campeonato en el peso de menos de 57 Kg. Tenía una magnífica ocasión Sonia de irse adaptando a la morfología de rivales un poco más altas, en un torneo amistoso en el que no se jugaba nada. Pero Sonia se hartó de explicar que no tenía nada que hacer, que pesaban mucho, que eran mucho más fuertes, que la iban a matar… Luego empezó a añorar ‘su’ categoría de menos de 52 Kg. cuando lo que debería recordar es que pesa, habitualmente, entre 54 y 55 Kg. y que ya el año pasado pasó un calvario, al final de temporada, para bajar a 52 Kg.

Esperando en el pesaje

Vamos a volver a recordar aquí que no recomendamos ‘bajar’ peso a nadie que esté desarrollando. El que quiera ajustar su peso, buscar su peso ideal, engordar, adelgazar o mantenerse en un peso, que vaya al endocrino.

Lo que hay que concienciarse es de que los pesos van de un mínimo a un máximo (salvo los dos extremos que sólo se limitan por un lado –por arriba los más bajos y por abajo los más altos-). Todo lo que sea estar en ese tramo es estar en el peso y se acabó. Hay que ser imbécil para no entenderlo y, mucho más, para no hacer caso a un profesor experto, que –como el diablo- sabe más por viejo que por diablo.

El caso es que Sonia marcó un bellísimo ipón de uchi-mata, en su primer encuentro a la portuguesa Beatriz Digo. Luego, en el segundo, en el primer ataque que le lanzaba su rival, la avilesina Tania A. Danta, apoyó los brazos al verse sorprendida y su codo se extendió más allá de lo razonable para su articulación. Resultado: lesión.

Con esos ánimos nos fuimos a cenar. Menos mal que en estas tierras el llantar es cosa especial. Y no menos lo es la calidad de las viandas y la atención de los señores hospederos. Lo pasamos en grande en la sidrería Germán, donde nos atendieron como si fuéramos amigos de toda la vida. Claro que en ello influyó sin duda la intervención de Ángel Luis, cliente de la casa. Acabamos restañando nuestras penas y aceptando el lado amargo de todo deporte (el accidente). Pero no por ello insistimos que la mente es el motor de todo y no se pueden ir dejando fisuras o poros. No se puede ir a un encuentro de exigencia lamentando que los rivales serán más fuertes o más rubios o más guapos. Y menos cuando se ha dejado de ser un crío hace tiempo y ya se cuenta con mucha experiencia. A ver si estamos a lo que estamos.

La segunda jornada

El domingo, tras ajustar nuestros relojes, comenzamos un nuevo día. Volvimos a desayunar en el centro de Avilés y de allí nos dimos traslado al coqueto Pabellón del Quirinal. Tras el protocolario saludo llegó, enseguida, el turno de los nuestros.

Escelente movimiento de acción reacción de Fran

Primero llamaron a Santi, que anda el hombre con falta de entrenamiento. Pero estuvo muy combativo, tuvo oportunidades y demostró una excelente actitud. Otro tanto ocurrió con Fran, que, además ganó su primer encuentro con un osotogari muy peculiar que tenemos que aprovechar pero con las debidas correcciones. El caso es que le valió a Fran para marcar ipón en pie. Y como les explicamos a los muchachos, un yudoca que es capaz de marcar un ipón en un campeonato de este nivel es un yudoca que tiene mucho que decir en nuestro deporte. Prefiero un yudoca capaz de marcar ipón en este ámbito (a este nivel cómo mal dicen algunos) que uno que se vuelve con medalla haciendo yudo marrullero (de yukillos y poco más). En ese sentido, de nuestros siete participantes cinco marcaron algún ipón, lo que ya es mucho.



Cuando ran volvió al tatami se las vio con rivales de muy variada complexión. Algunos parecían gigantescos a su lado, otros no lo eran tanto pero estaban asombrosamente formados y musculazos para su edad. Son las cosas que pasan en estas edades y, más, en la categoría de pesos pesados.

Fran estuvo a gran nivel y entró en repesca donde volvió a ganar un encuentro quedándose en puertas de disputar el bronce. Acabó en séptima posición mejorando los novenos puestos de sus compañeros Carlos y José Manuel.

La que estuvo fenomenal fue Marina, si bien hay que decir que su participación fue harto accidentada.
Marina intenta lanzar su cadera

Empezó a participar en un encuentro que no era el suyo. Perdió por ipón y, cuando el entrenador comentaba con ella alguno detalles, volvía a ser llamada a pista. Debía de haber un error y el entrenador fue a la mesa central a explicar que acababa de ser eliminada y que debían haber anotado su nombre en lugar del de la vencedora. Pero el error era otro. La habían llamado en lugar de otra deportista. Nos quisieron explicar que Marina se había metido en el tatami cuando era llamada para prepararse en el siguiente. No es verdad, porque de haber sido así, al acabar el encuentro en que se ‘coló, hubiera originado un retraso al no presentarse en el siguiente (¿no había sido nombrada preparadas? ¿cómo es que continuó la competición entonces?). El caso es que el fallo se quería subsanar con otro fallo; alterando el sorteo y dando a Marina por perdedora sin dejarla opción a disputar el encuentro que sí debía disputar. Para colmo, cuando ya parecían entrar en razones, nos dejaron ponernos en marcha y detuvieron el encuentro de Marina una vez se había comenzado (el encuentro correcto). Sacaron a las dos niñas del tatami, pese nuestras protestas. Y después de otro encuentro volvieron a iniciar el de Marina. Una chapucilla.

El caso es que Marina, consiguió un soberbio ipón de jaraigosi en su ‘primer encuentro’. Luego, debería enfrentarse a una de la dos experimentadas rivales que ganase en el siguiente enceubntro en que se enfrentaban ambas. Resultó que la portuguesa lesionó a la castellanomanchega con una acción que le costó la descalificación. Así, Marina se plantaba en semifinales… ¡cosas del azar!

Marina estuvo muy activa

Marina pagó cara su inexperiencia y no pudo desarrollar su yudo (fino y elegante) ante rivales más experimentadas. Perdió por ipón el pase a la final por no saber remediar el seguir caminado hacia delante cuando el rival tira de uno y anuncia que se va a tirar al suelo para aplicar un seoe-otosi. Luego, en la disputa del bronce pasó algo parecido. Pero Marina fue felicitada y animada a tomarse un poco más en serio sus entrenamientos. No se trata de acudir a muchos entrenamientos sino de entrenar mucho y bien en los que se va. No se trata de acumular horas de tatami (a veces de gimnasio –que se pasan mucho tiempo algunos en el vestuario charlando o estirándose los pelos-), sino de rentabilizar el tiempo. Siempre hemos defendido la calidad por encima de la cantidad. Sólo los tontos (o los que menos dotados) necesitan más cantidad y desprecian la calidad.

Al final, lo mismo que el quinto puesto de Sonia supo a hiel, el de Marina dejó sabor a miel. Marina acaba de cumplir los doce años y, probablemente, era la infantil más joven de su categoría de peso. Por otro lado, Marina sí que nos hace caso en muchas cosas y participó en menos de 52 Kg. Tuvo tentaciones de solicitar participar en menos de 48 Kg. pero entendió nuestras explicaciones. En la báscula de la organización Marina dio 48,900 Kg. Y participó donde le correspondía (de 48 a 52 Kg.).

Así es que animamos a Marina a darle una vueltecita de tuerca a sus entrenamientos porque tiene por delante un envidiable futuro en esto del yudo; máxime, teniendo en cuenta que es una excelente estudiante.


Desde la grada nos siguieron y animaron en todo momento

Algunas conclusiones

Cuando se habla de la juventud de hoy en día habría que tener una varita mágica para convertir al pedante de turno en un chaval de ahora y meterle en un fregado como el que han tenido nuestros siete maravillosos yudocas este fin de semana. Cuando un adulto se dirige a un chaval de ahora y le empieza a decir aquello de “yo a tu edad…” debería venir un genio (cabroncete como el de los chistes) y darle una buena hostia a su ego que es lo único que intenta sacar a pasear delante del niño. Cuando un ejemplar hombre o mujer de nuestros días se pone de ejemplo, casi siempre produce rechazo por el simple hecho de ponerse de ejemplo. Sobre todo porque andamos entre mortales de lo más común. Tan comunes somos que nuestros méritos suelen ser apretar y seguir a lo nuestro sin quejarnos. Por eso se nos suele ver el plumero cuando nos ponemos de ejemplo y perdemos alguna de nuestras escasas cualidades como pudiera ser la humildad.

En este mundillo del yudo (y en muchos más pero no los conocemos tan bien como éste) andamos entre gente corriente, pero también entre unos pocos sujetos ejemplares. Andamos entre sujetos cicateros, altaneros, pretenciosos, farfulleros, mendaces, inmaduros, ridículos, hipócritas…. Pero también hay un puñado de gentes sencillas de gran talla a los que apenas vemos por no necesitar empinarse sobre los empeines levantando los talones del suelo para elevarse unos centímetros. No es que sean más altos, es que son mejores. Hay que fijarse en los buenos (aunque no salgan en la tele –porque no salen en la tele-) y dejar que los muchachos experimenten, se equivoquen y corrijan (ahí es donde hay que estar con ellos).

En general felicitamos a nuestros muchachos tras este viaje. Son estupendos y hacen verdaderos esfuerzos (de la manera que ellos saben) por el yudo (tal y como ellos lo entienden). Luego vienen los adultos y les acabamos volviendo locos.

De los siete muchachos que viajaron a Avilés, al menos cuatro o cinco se pueden considerar excelentes estudiantes. Dos de ellas, obtuvieron el cinturón negro hace poco, con sólo quince años de edad. Otros dos estudian música o idiomas fuera de su horario escolar, compaginando dichas actividades con sus entrenamientos de yudo. Tenemos lo mejor de lo mejor. Por eso seguimos observando con cierta perplejidad que somos los profesores los que tenemos mejor valoración de nuestros propios alumnos. Tenemos mejor valoración de ellos, que lo tienen, en muchas ocasiones, sus propios familiares. Pero, lo que es más grave, solemos tener mejor valoración y expectativas de ellos, que ellos mismos. Creemos más en ellos de lo que ellos creen en sí mismos. Eso debe de ser por algo y nos empieza a inquietar que sea por el ambiente en que se mueven. Asumimos nuestra cuota de responsabilidad y lanzamos la siguiente consigna por si le vale a alguien. A ver si empezamos a aprender a estimular y no a cargar. A ver si descubrimos la forma de alentar antes que de responsabilizar. Vamos a mirar para delante con deseo y no para atrás con nostalgia. Estemos con el futuro; estemos con la juventud.

Entrenador y deportista siguen atentos el campeonato



Avilés (30 y 31 de octubre 2010)


1 comentario:

  1. Muchas Felicidades a todos los que participasteis en el torneo. Lo importante es enriquecerse con la experiencia ya llegará lo demás!

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