Nuestra excursión a Cercedilla ha sido todo un éxito. Nos ha recordado ala excursión de comienzos del curso pasado en que logramos reunir a más de medio centenar de ciclistas, cuando propusimos acudir a la Fuente de la Teja, en el camino de Esquivias (Toledo). También en esta ocasión hemos logrado convocar a más de medio centenar de personas de diversas edades y procedencias. En concreto, acudieron:
Del Magerit:
Nerea Villalba (con sus padres y unos amigos)
Las hermanas Mónica y Susana Espiñeira (con su padre)
Pau Inglés (con su padre)
Los hermanos Rubio (con sus padres)
Los hermanos Bravo (con sus padres)
Javier Martínez con sus padres
Los hermanos López con sus padres
Del J. Besteiro:
Aharón Rodríguez (con sus padres)
Edgar Calleja (con sus padres y su hermanito)
Los hermanos Moreno (con su madre)
De la AA.VV. La Laguna:
Los hermanos Sieiro con su amiga Andrea
Víctor Manuel Pérez
Javier Pinilla
Invitados de Torrejón de Ardoz:
Los hermanos Fran y Alex; y su madre
Profesores y monitores:
Cristina Carbonell
María Abial (con Arturo y el perrito saltarín ‘Bolo’)
Una de las mayores alegrías nos la proporcionó el haber podido contar con tres de las nuevas alumnas del CEIP Magerit de Parla que acudieron a nuestra convocatoria pese estar de estreno en la actividad y pese a lo apresurado de la convocatoria. De este modo, también tuvimos ocasión de conocer a los padres de Nerea Villalba y al padre de las hermanas Susana y Mónica Espiñeira. Además, esta última aprovechó para dibujarnos una bonita imagen de un yudoca, en el ratillo que estuvimos haciendo la sobremesa en las Dehesas de Cercedilla. Y es que este tipo de actividades las hacemos precisamente para estrechar los lazos entre alumnos, pero, también, para estrecharlos entre padres de alumnos y profesores; en definitiva para cohesionar el grupo y hacernos más fuertes cada día, que ya sabemos lo importante que puede llegar a ser eso.
Problemas con la puntualidad
A las 9:55 llegó el profesor Wladimiro a Parla, tras trasladarse desde Torrejón de Ardoz. Su sorpresa fue no ver a nadie en el lugar de la cita. ¿Habría algún error en la circular que se distribuyó?
A los pocos minutos, pasadas las diez de la mañana, acudieron Marina e Itziar. Ésta última pedía que se esperara a su tía Chus que acudiría con su hijo, el yudoca Edgar Calleja, así como con el hermanito y un primo. Se habían decidido a participar en nuestra excursión a última hora y venían a cubrir la baja de las hermanas torrejoneras Corroto, que renunciaban a participar este año por lesión de su padre, Daniel. Echamos de menos a la familia Corroto que ya el año pasado participó en esta misma excursión causando las dos niñas verdadera admiración por haber aguantado sin problemas la caminata. Claro que el relevo lo tomaron, en la proeza, las dos pequeñas yudocas del Magerit, Susana y Nerea. Especialmente Susana (con cinco años) y su hermana Mónica (con siete) cubrieron el trayecto de ida y el de vuelta como si tal cosa, metiéndose una caminata de más de diez kilómetros.
Pero sigamos con el relato de las cosas. Estábamos en la estación de Parla esperando a Chus cuando también aparecieron José Manuel y Sonia Sieiro con su amiga Andrea. Nos acercamos a la taquilla a gestionar la compra de billetes sin poder aprovechar el de grupo que habíamos solicitado; no llegamos a ser diez mayores de 12 años.
En las gestiones estábamos cuando aparecieron, todavía, Michelle y Víctor Manuel que tienen un extraño sentido de la puntualidad (no son los únicos).
Al salir de Parla llamamos a los hermanos Rubio Martín e Hidalgo Bravo, que cogerían el tren en Sector 3 de Getafe por disponer de mejores condiciones esa estación para estacionar vehículos. Sin embargo, algún cambio de última hora nos hizo reunirnos, al final, en la estación de Atocha con ellos. El grupo comenzaba a crecer. La foto que nos tomamos ya reunía a veinte personas y un bebé.
Tomamos el tren que va a Cercedilla y fuimos muy entretenidos en el viaje. Bueno, todos fuimos muy entretenidos y Sonia y su amiga Andrea se quedaron dormidas al poco de salir de Chamartín.
Al llegar a Cercedilla volvimos a tener algunos problemas con la puntualidad. Habíamos quedado a las 12:20 (hora de llegada del tren) pero varios vehículos tuvieron dificultades para llegar a dicha hora. Con ello, también retrasamos la salida desde el punto de partida (en el comienzo del Paseo de las Ródenas). El profesor Wladi, que fue el último en enfilar las rampas, echó a andar a las 13:05, creyendo que aún quedaba alguien por salir desde Cercedilla.
Recorrido de 5,5 Km.
Algunos empezaron a caminar sobre las 12:40 y otros, como el profesor Wladimiro empezaron a las 13:05. Las primeras rampas del paseo de las Ródenas indican que hay que mover los músculos. Pero, en cuanto se alcanza el camino de Puricelli no es para tanto. Además, las hermosas vistas de la localidad de Cercedilla que se va quedando abajo, mientras uno se integra en el valle de la Fuenfría, valen todo esfuerzo.
Algunos coches, como el de la profesora Cristina, subieron desde Cercedilla al estacionamiento de vehículos de Majavilán junto al área recreativa en que nos habíamos citado.
La profesora Cristina con la monitora María subieron, pues, con algunos más que, al llegar al final de la carretera también empezaron a pasear en sentido inverso, para salir al encuentro del grupo de caminantes.
La anécdota se produjo con el grupo de cabeza que se llegó a extraviar a pesar de las indicaciones que se dieron y, también a pesar de que en el grupo iban Michelle y Víctor que ya habían participado en la misma excursión el año pasado. Con ello, el profesor Wladi se adelantó del grupo en el que iba para darles alcance y fue cuando comprobó que habían tomado otra senda. Todo se pudo solucionara en apenas unos minutos.
Con ello, como si de otra anécdota se tratara ocurrió que el profesor Wladi acabó llegando el primero a la explanada, pese a haber salido el último.
Comida campestre
Nuestro 'pic-nic' que dirían los ingleses fue todo un acontecimiento. Hay que tener en cuenta que estábamos sacando los bocadillos a las 14:30 y que algunos se habían levantado, esa mañana, a las 7:00 horas. Además, el ejercicio al aire libre abre el apetito. Por todo ello, fue muy curiosos comprobar cómo en la explanada empezó a extenderse un profundo silencio que sólo rompía el canto de algún lejano pajarillo. Las bocas estaban ocupadas en menesteres trascendentales.
Poco a poco, a medida que la pitanza calmaba interiores enfurecidos empezaban a surgir comentarios desde las distintas mesas que ocupamos en la dehesa. Desde una de ellas resultó que un padre de uno de nuestros yudocas conocía a otro, en otra mesa, que había venido a la excursión invitado por los padres de una de nuestras nuevas alumnas.
Enseguida algunos niños se empezaron a levantar de las mesas para pasar a jugar a la pelota, a corretear por el prado o a explorar el territorio. También hubo algún grupito que se acercó a conocer la calzada romana. Lo que no se pudo hacer, como estaba previsto, era tomar café en el chiringuito. Un cartel frustraba nuestras intenciones; estaba cerrado por vacaciones. ¡Vaya chasco!
La calzada romana
Pero el ingenio bastó para pasar una agradable sobremesa pese a que la temperatura se notaba fresca al haber dejado de hacer ejercicio y precisar de algunas calorías para hacer la digestión. Hubo algunas niñas que llegaron al lugar con útiles de pintura y aprovecharon para entretenerse dibujando, seguramente inspirándose en la naturaleza. No fue el caso de Mónica Espiñeira que nos regaló un precioso dibujo, pero inspirándose en el yudo como podéis ver aquí mismo.
La hora del regreso
Al momento de recoger para regresar volvimos a hacer varios grupos. Nos despedimos de Nerea Villalba, sus padres y amigos llevándonos la sorpresa de que el papá se ha criado en esta zona. Nos comentó que sus abuelos procedían de dicha localidad serrana, por lo que su infancia la había transcurrido entre esos y otros pinares de la zona.
El grupo de viandantes se lanzó cuesta abajo, prácticamente como había estado configurado en la ascensión. Hubo un significativo cambio. El grupito compuesto por Chus con sus hijos, Itziar con su primo, Marina y Jose bajó de muy diferente manera a como había subido. Fue otra de las anécdotas de la excursión. Su peregrinaje con el cochecito del bebé marcará historia en esto de las caminatas montañeras. Estamos a la espera de que nos presten algunas divertidas imágenes de los avatares que fueron salpimentando su accidentada andanza.
Al llegar a Cercedilla, todavía hubo ocasión de tomar café mientras llegaba el tren que nos habría de llegar de regreso a nuestros domicilios.
El profesor Wladimiro todavía tuvo el valor de intentar llegar a una reunión profesional en Guadalix de la Sierra como tenía planeado. Pero los últimos retrasos de la tarde le impidieron cumplir con el compromiso muy a su pesar. Nada de lo que afligirse. El premio de haber participado en esta sensacional excursión fue altísimo como para andar con pesares. Todos volvimos más que satisfechos por la caminata, felices de haber entrado en contacto con la naturaleza, contentos de haber pasado un agradable día entre amigos y muy alegres por las divertidas sensaciones experimentadas. Sólo una pequeña cuestión a resaltar; nos hemos quedado con ganas de hacer otra parecida lo antes posible. A ver si conseguimos otro hueco en nuestro apretado calendario.
Futuro inmediato
Hablando de una nueva ocasión de volver a reunirnos, recordaremos que el próximo sábado día 20 de noviembre habremos de dividirnos para asistir a los dos frentes en que estaremos presentes. De un lado tendremos en el Pabellón de ‘La Fundi’ (La Arganzuela) a nuestro estupendo equipo alevín masculino que, seguro, nos dará más de una alegría. De otro lado tenemos convocados a todos los infantiles, cadetes y Sub-20 en el entrenamiento de la Federación Madrileña de Yudo a celebrar en Villaviciosa de Odón.
Esto se va animando… ¡nos vemos en los tatamis!
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