El curso se desarrolló a lo largo de cuatro intensas horas en que el trabajo se presentó de forma suave APRA que pudiera ser seguido por todas las participantes sin necesidad de contar con una gran preparación física; no en vano entre las participantes había varias quinceañeras, pero, también, alguna que otra cuarentona. Todas parecieron disfrutar de lo lindo, al tiempo que se aplicaban a practicar lo que se les iba mostrando en forma divertida.
La presentación se produjo a las diez de la mañana, momento en que se repartieron los cuadernillos de trabajo. De ellos se leyó lo más destacado, aprovechando para remarcar el objetivo del curso y los principios fundamentales de la defensa personal femenina (de una forma teórica). Pronto, tras el concienzudo calentamiento dirigido por Alberto Álvarez, se pasó a la práctica, sobre esos mismos principios básicos.
El profesor Alberto Álvarez, que imparte clases de Defensa Personal Femenina las mañanas de los martes y jueves (en dos grupos –de 9:30 a 10:30 y de 10:30 a 11:30-), pasó a desarrollar el primer bloque del programa. Era el momento de aplicarse sobre los ataques más comunes, con respuestas tan sencillas como eficaces. A eso de las 11:30 se dio un pequeño descanso al grupo, que se aprovechó para tomar la foto de grupo.
A la reanudación de las explicaciones se procedió a pasar a la situación común en las agresiones machistas de tipo sexual en que el agresor se encuentra entre las piernas de su víctima (que se encuentra tumbada boca arriba en el suelo). Las participantes se sorprendieron de comprobar la cantidad de posibilidades que todavía se tiene en esta situación límite de una agresión. Todo ello desarrollado a base de juegos, ejemplos muy gráficos y bromas, por parte del profesor Wladimiro Martín (que imparte las clases de yudo todas las tardes en las escuelas municipales de Parla).
Unos minutos antes de las doce de la mañana, Wladimiro cortó las explicaciones y dio un repaso a los aspectos más importantes explicados a lo largo del cursillo recordando a las presentes que: “lamentablemente, este tipo de cursos no bastan, como sería nuestro deseo, para conseguir que una mujer que haya tomado parte en ellos se pueda librar de un ataque. El objetivo es el de concienciar a las mujeres que acuden a ellos de que pueden preparase para estar en condiciones de defenderse, si acuden periódicamente a clases dirigidas por profesionales especializados, como los que existen en la Delegación de Deportes de Parla”.
Finalmente, como siempre se hace en cualquier sesión de trabajo dirigida por estos maestros, se invitó a las participantes a seguir una tabla de estiramientos para evitar agarrotamientos innecesarios.
Sólo habría que añadir que estos cursillos se vienen desarrollando en Parla, gracias a los profesores Alberto y Wladimiro, desde hace varios cursos. Siempre se han organizado para que puedan acudir a ellos cualquier tipo de mujer (deportista o no) y siempre han tenido y tendrán carácter gratuito. Por otra parte, el profesor Wladimiro Martín lleva más de una década impartiendo este tipo de cursos de forma altruista como parte de su pequeña y humilde contribución al intento de erradicar la lacra que supone en nuestra sociedad lo que se ha venido a bautizar como ‘violencia de género’. Para algunos es un auténtico privilegio el poder emplearse de este modo por hacer una sociedad mejor (éste es uno de los principios que estableció Yigoro Kano, el fundador del Yudo, las escuela más extensa y seguida del antiguo yu-yitsu). Creemos que un profesor es un ser afortunado por poder contribuir a la formación de las futuras generaciones, a su educación. Un profesor es capaz de transmitir conocimientos y, con ellos, valores. Reconocemos que somos unos privilegiados por poder transmitir valores elevados como los que tiene el yudo, tanto a jóvenes (el futuro) como a adultos (el presente de nuestra sociedad). Gracias por permitirnos gozar de este privilegio.
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