14.7.07

Últimas clases del profesor Wladi

Ahora sí que se puede decir que el curso ha acabado. Definitivamente tenemos en marcha aún alguna actividad. Los martes y jueves, de ocho a diez de la noche se sigue entrenando en el doyo municipal de Parla. Las clases las imparte Alberto Álvarez que ha sido el promotor de este cursillo de julio. De hecho la ha concebido, con muy buen criterio como tal: como un cursillo y no como una simple prolongación de los entrenamientos habituales. Así las cosas se dedicó la primera semana a las posiciones básicas y a los principales ‘atemi’. En la segunda semana se desarrollo, también, un amplio programa de técnicas de proyección y de control en suelo (nague-uasa –o ‘tachi-uasa’- y ne-uasa). Todavía la próxima semana llegará e repaso de palancas y controles (luxaciones como defensa a ataques, en pie). en la última, se combinará todo lo aprendido y se trabajarán distintas formas de randori.


Las clases de esta semana. La sesión del pasado martes día 10 se dedicó al nague-uasa y la del jueves día 12 al ne-uasa. Ambas clases las impartió Wladimiro Martín que aprovechó para esbozar el programa Gessink. Como había varios participantes que no lo conocen la cosa fue muy interesante aunque para más de uno resultó ‘chocante’ por decirlo finamente. Fue curioso comprobar cómo algunos experimentados cinturones negros luchaban por abrir un poco su mente y chocaban con dificultades que no tenían varios cinturones blancos.

Se suele decir que lo importante es seguir siempre aprendiendo algo. Eso me recuerda un cuento que transmite el maravilloso psicólogo argentino Jorge Bucal. Por abreviarlo un poco, se trata de un sabio que recibe la visita de un joven que quiere aprender sus secretos. El sabio suele mirar al joven sin decirle nada y éste se acaba retirando cada vez que va a ver al sabio sin conseguir sacar nada en claro. Un buen día, el sabio le pasa una vasija llena de agua al sorprendido discípulo. Cuando éste a va a tomar tira el agua al suelo y le entrega la vasija vacía. En las siguientes visitas la operación se repite. Parece que llega un momento en que el discípulo comprende lo que el sabio le está pidiendo. El muchacho, pleno de soberbia que ni él mismo veía, acudía sistemáticamente a aprender (a ‘beber’ de la fuente del saber) sin disposición para ello (con su vasija llena –de prejuicios, de falso conocimiento… de soberbia-).

A todos nos pasa en mayor o menor medida como al estudiante que quería aprender sin reconocer su ignorancia. A eso se le llama falta de humildad o soberbia, si se quiere. Es una buena coraza que protege nuestro orgullo y muy eficaz para mantenernos herméticos ante la amenaza de lo nuevo, lo distinto… Cuando uno empieza en este tipo de deportes como el yudo o el yu-yitsu, se ciñe la chaqueta con un cinturón del color blanco: sin mácula. No deja de ser un símbolo, pero un símbolo que muchos olvidamos con frecuencia Viene a representar ese color blanco como la hoja en blanco sobre la que se puede escribir. Disfruten Uds. de ese sentimiento maravilloso de aprender y no renuncien nunca a él. Nosotros procuramos predicar con el ejemplo; no podemos hacer más. Que paséis unas felices vacaciones y volváis con el espíritu ‘blanco’ de ganas de aprender muco más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario