Hasta pronto
Hemos pasado varios días de despedidas desde el último día de entrenamiento. Al acabar nuestra última sesión, el pasado jueves, acudimos al mesón a tomar un refresco y desearnos feliz descanso veraniego un pequeño grupo de yudocas entre los que se encontraban algunos de nuestros nuevos cinturones negros. Así, aprovechamos para celebrar el reciente logro de Oscar Manchado, Adrián Rodrigo, Carlos Mingorance y Paco Hidalgo, además de despedirnos hasta el mes de septiembre en que esperamos retomar los entrenamientos con renovados bríos.
Luego llegó la despedida entre compañeros de trabajo a la que se unieron algunos amigos. También fue en Parla y también sirvió para celebrar la consecución del cinturón negro de yudo por parte de Mario Martín.
Pero aún quedaba otra despedida, en este caso de profesores de yudo, que tuvo lugar en San Sebastián de los Reyes y que dio lugar a una entretenida velada que se prolongó hasta el alba misma. Hay que tener en cuenta lo que sucede cuando se juntan veteranos yudocas. En este caso, además del anfitrión, el maestro Javier Mora, había otros diez maestros en activo, todos altos grados, de diferentes generaciones (edades) y de muy diferentes procedencias. Con ello, la reunión fue altamente positiva pues se expusieron diversos puntos de vista con total libertad, sin la presencia de ninguna luminaria intentando alumbrar a los demás. Nadie se hubo de arrogar el papel de faro, guía o cacique conductor de los demás, pese a que se hablaron de muy diversos aspectos de nuestro mundillo.
No se trataba de cultivar el ego en un vano ejercicio de narcisismo muy al estilo de lo que ocurre en algunos ámbitos estratificados o clasistas como le ocurre a nuestro querido yudo con el invento ese de lo danes que asemeja más a nuestro colectivo a un ejército sin enemigos que a un corpus de iguales. Así nos va cabría añadir. Pero ese es otro debate.
El caso es que se sacaron jugosas conclusiones y hasta se esbozaron interesantes proyectos que bien pudieran llegar a fructificar a medio plazo. Pero además, la noche dio para muchísimo. Hasta pudimos realizar una asombrosa prueba de suma de energías que dejó perplejo a todos los presentes. Eso sin contar con el divertido test con el que descubrimos algunos recovecos de nuestra personalidad de manera imaginativa y siempre con muy buen humor.
Tarea para las vacaciones
Como nos solemos dirigir a multitud de alumnos y a sus padres, nos vamos a tomar la alguna que otra libertad. No nos atrevemos tanto a ‘mandar deberes’ como a hacer algunas recomendaciones que también nosotros procuraremos seguir.
Ya hemos explicado muchas veces nuestra regla de las 4 ‘emes’: comer Mucho, entrenar Mucho, dormir Mucho y estudiar Mucho.
Para este tiempo de verano la recordamos y recomendamos. Pero, además, fruto de nuestras incansables reflexiones y continuas investigaciones hemos desarrollado esta regla que tiene una evolución en la que acabamos de bautizar: ‘La regla Multieme’.
Básicamente se trata de incluir en esos mucho comer, dormir, entrenar… otras emes correspondientes a mucho de las siguientes tareas: charlar, escuchar, pasear, mirar, dormitar, bailar, abrazar, cantar, reír, leer, besar, tocar, sonreír, gritar, susurrar, saltar, correr, bromear, acariciar, perdonar, proyectar, celebrar, simpatizar, comprender, aceptar, admitir, sincerar, reconciliar, conquistar, enamorar, admirar, gozar, disfrutar. En resumen, se podría sintetizar esta Multieme en la gran VM:
VIVIR MUCHO
Algunas pautas para seguir esta regla podrían ser, por ejemplo:
· guardar el reloj en el cajón de la mesilla e intentar guiarse por el sol y otros astros a los que apenas dedicamos atención
· mirar a los ojos a las personas que nos hablen; escucharles sin pensar en qué responder hasta que dejen de hablarnos, aunque se produzca una pausa; un silencio
· si tenemos agua cerca de nosotros en grandes cantidades sumergirnos en ella. Algunas leyendas cuentan que un dios se llevó todo lo bueno para el paraíso y el agua se escapó por algún roto de la gran bolsa en que el ser divino se llevaba todo lo mejor de lo que había creado. Aprovéchala no vaya a ser que vuelva a por ella
· despojarse de toda ropa innecesaria, no para mostrar el cuerpo o que otros lo puedan ver, sino para que sea la piel la que vea el sol, para que cada uno de sus poros respire con libertad
· andar descalzo todo lo que se pueda para que los pies sientan la tierra que nos vio nacer y que nos acogerá cuando llegue el final
· no tener prisas, no correr por llegar, no acortar por adelantar; se trata de encontrar, reconocer y seguir el ritmo de lo que nos rodea. Es entonces cuando el tiempo cunde; veréis que se llega justo cuando es preciso
· subirse o agarrarse a los árboles y vibrar con ellos
· quedarse en pie mirando al horizonte y notar la velocidad a la que uno se desplaza por el cosmos sin mover una sola fibra muscular
· subir montañas altas, nadar mar adentro y mirar de lejos las diminutas figuras humanas de nuestros congéneres, de sus viviendas… se ve entonces qué poca importancia tiene todo aquello que siempre creímos imprescindible
· beber sin vaso, sentarse sin silla, comer sin cubierto, dormir sin cama, conducir sin coche, fumar flores sin nicotina, hacer el amor a la luz del día sin apagar el sol, leer en voz alta sin pudor, besar de improviso sin preservativo, emborracharse de tanto reír sin cubitos de hielo, bailar sin pareja (y sin ton ni son), reír sin motivo, perdonar también sin motivo, saltar sin piernas, soñar sin dormir, mirar sin abrir los ojos, disculparse sin haber herido, amar aún sin ser correspondido… vivir aunque nos vaya la vida en ello.
Que viváis mucho en este tiempo de verano y que volváis más vivos que nunca y con más ganas de vivir que nunca.
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