En esta semana que se nos va hemos finalizado nuestras
clases de yudo de las EEDDMM de Parla, tanto en el P.M. Castillejo como en los
colegios Magerit y Giner de los Ríos. No es que haya acabado la temporada, aún
tenemos un Campamento de verano y el examen de cinturón negro de dos de
nuestros talentosos deportistas, pero vamos acabando una etapa.
Son momentos de conclusiones, de comprobar si cada cual ha
cumplido sus objetivos y, por nuestra parte, podemos decir que estamos
satisfechos de cómo ha resultado finalmente esta etapa que llamamos temporada.
Hemos visto crecer a la gran mayoría de nuestros alumnos, hacer deportistas
nobles y confiados en los principios del yudo. Hemos visto a algunos
espabilarse, hacerse más fuertes, más ágiles. Hemos creído ver que algunos se
van haciendo hombrecitos, otras mujercitas y nos sentimos orgullosos de haber
contribuido, con nuestro humilde papel, en ello. Nuestra parte la hemos
cumplido. También son algunos los que nos abandonan por diferentes causas; vaya
con ellos nuestro respeto y el deseo que te tengan mucha suerte. Que allá donde
vayan les traten como mínimo como lo hemos hecho nosotros. El yudo ya es de por
sí bastante sacrificado como para no entregarse a él sin reservas; te tiene que
gustar. Queremos a nuestro lado a gente que les guste este maravilloso deporte
tanto como a nosotros. Lo damos todo; sólo pedimos lo que damos.
En estos días en que la educación de nuestros hijos y
menores ha sido modificada con arreglo a lo que hace poco se hacía, tenemos que
reconocer que también hemos cambiado, de otro modo -si diéramos las clases como
hace años- nos habíamos quedado solos. Pero no es menos cierto que creemos
firmemente en nuestra labor de complicidad con padres, madres y familiares de
nuestros yudocas. hay ciertos fundamentos irrenunciables pues no estaríamos
impartiendo yudo, en caso contrario. Creemos firmemente en la potencia -potencialidad-
de los nuestros; creemos firmemente que pueden dar mucho de sí mismos. Ayudar
no es siempre proteger y vigilar no es controlar. Hacemos lo que creemos es
mejor para todos, por eso, también, necesitamos un grupo unido y firme en las
convicciones que nos han llevado hasta aquí; que no es poco.
Apostamos por la calidad y no por la cantidad. Hace tiempo,
por ejemplo, que no queremos muchos alumnos, muchos cinturones negros… Lo que
queremos es alumnos y cinturones negros de los que sentirnos orgullosos.
Queremos que nuestros yudocas digan que son cinturón negro, no que tienen
cinturón negro -muchas de las veces un diploma metido en un cajón-. Lo mismo
para reza para cualquier color de cinturón. Y ya entendemos que no estamos en
sintonía con la sociedad actual donde tanto tienes vales. Pero creemos tener
razón¸ al menos un poquito ¿no?
Campeonato fin de curso
En la clase de nuestros mayores recibimos la visita de algunos yudocas del Fraimor por lo que improvisamos un campeonato de fin de curso que ganó Alejandro Mora, siendo segundo Víctor García y terceros Naira Pérez y Álvaro García. Hubo grandes encuentros para despedir el curso.
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