El primer occidental en ganar a los japoneses en yudo (nada menos en que ‘sus’ juegos Olímpicos) fue Antón Geesink. También tenemos una foto suya en este mismo diario electrónico. Fue en Tokio allá para 1968. Luego hubo de transcurrir mucho tiempo hasta que otro occidental pudiera hacer algo parecido en el peso ligero. Fue el cubano Héctor Rodríguez, que venció en los Juegos Olímpicos de Munich en 1976. Toda una leyenda viva del yudo que se encuentra en nuestro país ayudando a los equipos de élite. Es un verdadero placer tropezarse con este tipo de deportistas que, encima son asequibles, modestos y para nuestra sorpresa, no van levantando expectación allá por donde pasan (ni siquiera entre los yudocas). ¡Qué ingrata es la historia!

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