Sergio Cortés y Carlos Mingorance en 9ª posición
Ya estaban recogiendo todo cuando aún quedaba un encuentro
por disputarse del Campeonato de Madrid SUB-20. Era el que daría la oportunidad
a nuestra representante en -57 Kg. Sonia Sieiro de hacerse con el bronce.
Pasaban las tres de la tarde. Pero antes habían ocurrido muchas cosas. Vamos
con ellas.
Llegamos prontito a nuestro habitual punto de encuentro de
fines de semana. Como el que tiene una parcelita, otro fin de semana que cogíamos
el coche para pasar el día en Villaviciosa de Odón.
Ya nos esperaba Sergio Cortés preparado para tomar parte en
el campeonato en menos de 73 Kg. El sorteo le había deparado un primer
encuentro muy exigente. Para colmo sabemos que Sergio sale ‘frío’ y que le
cuesta meterse en competición. De manera que no tuvo opciones frente a un rival
que a la postre se proclamaría campeón del peso. A cambio entraba en repesca en
una categoría con mucho nivel y dos hojas de competidores. Ya en la repesca
Sergio se deshizo de su primer rival de manera apabullante. En apenas unos
segundos marcaba un espléndido ipón de contra-ataque.
Su segundo encuentro de repesca también se las traía. Sergio
no pudo imponer su agarre y en estas categorías tamañaza desfachatez se paga
caro. Pese a todo, Sergio estuvo competitivo y trató de apurar sus opciones. También
tenemos que reconocer que le falta peso y que empieza a quedarse corto de
entrenamiento en el grupo en el que habitualmente practica. De eso no tiene la
culpa Sergio y más bien habría que volver a dar un tirón de orejas a sus displicentes
compañeros. Por poner un ejemplo: de los ocho deportistas que teníamos
inscritos en esta categoría sólo acudieron tres.
A Carlos Mingorance
le tocó entrar en liza a continuación y tuvo un asombroso paralelismo con lo
que a su compañero Sergio había acontecido. También en su primer encuentro se
debería medir a uno de los favoritos, aunque en esta ocasión no llegó a campeón
del peso. Carlos plantó cara pero no pudo con la veteranía y eficacia de su
rival. Pero también entró en repesca. En su primer encuentro hubo de emplearse
a fondo porque un rival de parecido nivel dio muchísima guerra. Primero se
adelantó con un yuko, cazando a Carlos y luego nuestro representante empató. El
encuentro se resolvió al final del tiempo de prórroga en lo que se conoce como
técnica de oro. La decisión de los jueces fue para Carlos. Después, Carlos
perdió su encuentro y acabó, lo mismo que su compañero Sergio en novena posición.
Las chicas
Le llegó el turno a nuestra única representante femenina, Sonia
Sieiro, que acudía a la cita con alarmante falta de entrenamiento pero con su
espíritu competitivo al alza. De hecho, Sonia estaba encantada con el sorteo por
lo que calentaba con altas dosis de optimismo.
En su primer encuentro tuvo que sudar de lo lindo para
imponerse a una amiga y vieja conocida, que tampoco puede últimamente entrenar
todo lo que quisiera, y también a causa de sus estudios.
Sonia se sacudía los nervios y afrontaba su segundo
encuentro muy animada. Tanto fue así que enseguida consiguió un esplendido ipón
en suelo de uaki-gatame. De manera que nuestra yudoca se plantaba en el pase a
la final frente a una durísima rival, experta en kumikata. Fue demasiado para
Sonia que no conseguía proteger su mano dominante y, una y otra vez, intentaba
su lucha con total desventaja en el agarre. La lógica se impuso y acabó
perdiendo, pese a que dispuso de alguna que otra opción.
Pero aún quedaba el todo o nada. Sonia estaba en la repesca,
concretamente en el encuentro por el bronce. Y dio la casualidad que era el último
encuentro de una larga jornada –una más- en Villaviciosa de Odón. Mientras en
los demás tatamis se recogía todo el material, salía al tatami la mayor de los
Sieiro dispuesta a darlo todo (todo lo que quedaba, que la fatiga empezaba a
hacer mella). Su rival era muy peligrosa, no tanto por la eficacia de sus movimientos
de yudo como por su conocida estrategia de continuos movimientos de arrastre,
la mayor parte de ellos al límite de lo permitido (por decirlo de una fina
manera que se nos acaba de ocurrir). Para suavizar tan áspera como primaria
estrategia, siempre hay detrás un espectacular coro de más de cien voces
blancas (y alguna que otra blanca). Sin demasiados miramientos ni en la belleza
del yudo ni en empastar las voces cada vez que se tira una de estas luchadoras
al suelo el coro enfatiza en la barbarie y algún incauto juez pica.
Fue un encuentro épico que Sonia planteó correctamente y con
gran fe en sus posibilidades. Para intentar nivelar la balanza y por seguir con
términos musicales, su entrenador (el de Sonia) asumió el papel de Pavarotti,
gesticulante y vociferante intentando que los jueces prestaran tanta atención a
su desgarrado canto como al plañidero coro. Algo consiguió si bien el encuentro
no debió llegar a la prórroga. Ya en la disputa de la técnica de oro y como si
la emoción tuviera que estirarse todo lo posible, se llegó a agotar el tiempo
por lo que los jueces tomaron las banderas en sus manos; la azul y la blanca,
una en cada mano. La decisión cayó del lado de Sonia como era evidente para
todos menos para uno de los jueces que debió quedarse en los cantos de sirenas
obnubilado el entender como ya le pasara a los héroes de la Odisea. ¡A ver! Si le
pudo pasar al mismísimo Ulises, no le puede pasar a un heroico árbitro de yudo.
Es de entender.
En lo negativo queda que en el ultimísimo instante a Sonia
se le dislocó un dedo. Ella misma pudo reducir luxación, saludar con todo
respeto a su rival y dirigirse a por hielo para conseguir dominar la inflamación.
Al final y como conclusión una ambivalente reflexión: mucho
premio para tan poco trabajo (entrenamiento) y poco, quizás, para tanto talento
(potencial).
Sonia en el poio con la bolsa de hielo para reducir la inflamación |
La grada
No queremos acabar sin hacer especial mención al lado humano
de este durísimo deporte que es el nuestro y en el que se siente más soledad
que en una maratón nocturna. Un hilito de la cinta de la medalla que consiguió
Sonia, sin duda, la debe en esta ocasión a su compañero sentimental Adrián Martín
que tuvo la sensibilidad de acompañar en todo momento a nuestra yudoca. La
infundió ánimos, la ayudó a concentrarse, a encarar los encuentros a no
desfallecer…
Pero también queremos hacer reflexionar sobre la importancia
de tener a alguien en las gradas que grite tu nombre, a alguien que te aplauda
(ganes o pierdas). Ya no es sólo que seamos un club humilde (que vale como
decir que somos cuatro gatos), es que no conseguimos reunir a los gatos ni para
animar a una compañera que ha dado muchísimas satisfacciones y motivos de
sentirse orgulloso a cualquiera que se sienta parte de éste, nuestro colectivo.
Ya no es sólo que los compañeros anden flojos de tripas en el momento de la
competición y decidan reservarse para mejor ocasión, es que tampoco acuden a
animar y a disfrutar de las hazañas de los nuestros.
Por todo ello, agradecemos aún más detalles como el de
nuestra alevín Ariadna Gamito. Convenció a su papá para que la llevara a ver a su
idolatrada compañera mayor y estuvo en todo momento animando a nuestra yudoca
desde la grada. Claro que según la propia Sonia puede tratarse de su sucesora y
eso a Ariadna le hace mucha ilusión, pero también ha entendido que conlleva
cierta dosis de responsabilidad. Por ejemplo, la de intentar acercarse a animar
a su sempai Sonia. Todo un bello ejemplo de aprendizaje por inducción o de
educación filética si se nos permiten estos términos.
NOS VEMOS EN LOS TATAMIS
NOTA: Aunque en este artículo no hemos utilizado ninguna fotografía de la Federación Madrileña vaya por delante, como siempre, nuestro agradecimiento al servicio de documentación, pues sí hemos incluido alguna de su departamento de prensa en nuestros álbumes. También queremos agradecer a nuestro amigo Francisco Javier Alamillo las estupendas imágenes que nos ha hecho llegar y que tomó desde la grada.
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Wladi, tienes toda la razón debemos hacer más club y animarnos entre todos, felicidades sonia, cuando se lo cuente mañana a dani se pondrá muy contento, y tambien a ti carlos
ResponderEliminarWladi, tienes toda la razón debemos hacer más club y animarnos entre todos, felicidades sonia, cuando se lo cuente mañana a dani se pondrá muy contento, y tambien a ti carlos
ResponderEliminarBueno... poco a poco. Todo se andará
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