NUEVO PRIMER DAN EN EL CDE WLAC
Es uno de esos días en que uno se siente feliz de ver a alguien feliz. Ha merecido la pena todo esfuerzo. El destino estaba escrito y acudió puntual a su cita. Marina Cabrero no pudo presentarse al examen de cinturón negro el psado verano con sus compañeros. Cumplía los 15 años en septiembre. Así es que a la primera ocasión que tuvo, se preparó y se presentó a la gran prueba. Y tuvo la mejor de las ayudas, la de nuestro yudo, su compañero, José Manuel Sieiro; magnífico uke, magnífico yudoca.
Marina practicaba yudo desde los tres años en su colegio. Vivía en San Fernando de Henares. Pero las cosas de la vida le llevaron a trasladarse a Parla. Ella quería seguir practicando su deporte favorito. Su madre formalizó su inscripción en las escuelas municipales de la Concejalia de Deportes del Ayuntamiento de la ciudad. De eso hace ya nueve años.
Da la casualidad que tanto Marina como José Manuel se han estrenado este curso como monitores del club. Marina asiste a su profesor los martes y jueves en la clase de chiqui-yudo. José Manuel lo hace, los mismos días, en el colegio Magerit. Ambos son, en la actualidad piezas importantes para nuestro colectivo y ejemplo para jóvenes de su edad, tanto de nuestro propio club como de fuera de él. También y sobre todo para los que son más jóvenes.
Hoy es uno de esos días en que uno se siente orgulloso de ver que lo que predica no cae en saco roto, que alguien lo entiende, que seguimos haciendo escuela. Precisamente en estos momentos en que tanta mediocridad crece a nuestro alrededor como mala hierba se paladea mejor un hecho como el que aquí narramos. Qué gran estímulo para no desanimarse ante intoxicadores cicateros de los que hoy parece haber un alegre renacer.
Sólo nos queda recordar las palabras que nos han dicho nuestros maestros en ocasiones similares precedentes. Él cinturón negro no es ningún final sino el verdadero comienzo del camino, él camino de la flexibilidad. "Ahora es cuando, de verdad, empezaras a aprender yudo", me dijo a mí mi maestro. Y en esas sigo liado.
Enhorabuena a todo el colectivo porque este muevo triunfo es de todos.
NOS VEMOS EN LOS TATAMIS
Es uno de esos días en que uno se siente feliz de ver a alguien feliz. Ha merecido la pena todo esfuerzo. El destino estaba escrito y acudió puntual a su cita. Marina Cabrero no pudo presentarse al examen de cinturón negro el psado verano con sus compañeros. Cumplía los 15 años en septiembre. Así es que a la primera ocasión que tuvo, se preparó y se presentó a la gran prueba. Y tuvo la mejor de las ayudas, la de nuestro yudo, su compañero, José Manuel Sieiro; magnífico uke, magnífico yudoca.
Marina practicaba yudo desde los tres años en su colegio. Vivía en San Fernando de Henares. Pero las cosas de la vida le llevaron a trasladarse a Parla. Ella quería seguir practicando su deporte favorito. Su madre formalizó su inscripción en las escuelas municipales de la Concejalia de Deportes del Ayuntamiento de la ciudad. De eso hace ya nueve años.
Da la casualidad que tanto Marina como José Manuel se han estrenado este curso como monitores del club. Marina asiste a su profesor los martes y jueves en la clase de chiqui-yudo. José Manuel lo hace, los mismos días, en el colegio Magerit. Ambos son, en la actualidad piezas importantes para nuestro colectivo y ejemplo para jóvenes de su edad, tanto de nuestro propio club como de fuera de él. También y sobre todo para los que son más jóvenes.
Hoy es uno de esos días en que uno se siente orgulloso de ver que lo que predica no cae en saco roto, que alguien lo entiende, que seguimos haciendo escuela. Precisamente en estos momentos en que tanta mediocridad crece a nuestro alrededor como mala hierba se paladea mejor un hecho como el que aquí narramos. Qué gran estímulo para no desanimarse ante intoxicadores cicateros de los que hoy parece haber un alegre renacer.
Sólo nos queda recordar las palabras que nos han dicho nuestros maestros en ocasiones similares precedentes. Él cinturón negro no es ningún final sino el verdadero comienzo del camino, él camino de la flexibilidad. "Ahora es cuando, de verdad, empezaras a aprender yudo", me dijo a mí mi maestro. Y en esas sigo liado.
Enhorabuena a todo el colectivo porque este muevo triunfo es de todos.
NOS VEMOS EN LOS TATAMIS
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