25.3.13

World Kobudo Euro Budo (Bazeilles - Francia)

Fabuloso viaje representando a la Federación Española de Ju-Jitsu (FEJJTEM)



Cuando uno regresa de un viaje al extranjero, así sea un pequeño viaje, suele venir comparando lo externo con lo interno. Lo ajeno con lo propio. Suele ser momento de decantarse entre el patriotismo y el despotismo; entre el ‘chauvonismo’ y el quijotismo. Y he utilizado algunas palabras francófonas a propósito, pues acabo de llegar –como quien dice- de Francia.


El viernes, tempranísimo, quedamos en Torrejón de Ardoz un grupito de yu-yitsucas para desplazarnos en taxi al aeropuerto. Eran las cuatro de la madrugada. 


Al llegar al aeropuerto empezamos a padecer el síndrome del viajero; momentos de excitación sabiamente condimentados con espacios en que te sientes más tirado que una colilla. Todo ello aderezado con el ‘show’ de quitarse zapatos y cinturones, colmar bandejas de plástico con enseres personales, etc. Fueron momentos en que surgió alguna anécdota como la del pasajero que introdujo su maleta en el calibrador del revés. NO había manera de sacar la maldita valija. Claro que, tanto demoró el embarque que, a los últimos nos indicaron que pasáramos casi, casi, a la carrera sin mediciones ni gandingas.

Wladi y Paco en acción durante una de las sesiones

Al poco de tomar tierra en el aeropuerto de Charleroi (Bélgica) Paco Silvestre, Jesús Domínguez, Laura Marsella y quien esto suscribe (Wadi Martín) se reunieron con Roberto de Juan representante de la Wolrd Kobudo Federation para España. Dicha federación internacional era la organizadora del evento que motivaba nuestro viaje en el que representábamos a la recién creada Federación Española de Ju-Jitsu (FEJJTEM). De hecho, éramos los únicos españoles asistentes en un congreso en el que había representados varias docenas de países de la Comunidad Europea y de fuera de ella.


Alquilamos un coche en el mismo aeropuerto y desde allí nos trasladamos a Charleville (Francia) donde teníamos reserva en el Hotel Campanile. 90 Km. nos separaban aún de nuestro primer destino. Y ahí surgió una de esas primeras reflexiones de las que hablábamos al iniciar esta crónica… ¡Vaya mierda de carreteras! Esa suele ser la expresión de un españolito que sale de su tierra patria para viajar en coche por lo que llamamos extranjero, englobando países de muy diversa índole. En este caso, el traslado entre baches y obras fue tortuoso, dado que, además, el tiempo era muy malo.

En Charleroi poco antes de tomar el avión

En cuanto nos libramos del equipaje nos aprestamos a buscar dónde reparar energías y fuimos a dar a un Buffalo Grill, lo mismo que podíamos haber acabado en cualquier otro local franquiciado; un Mc Donald en Moscú… Cosas tiene la globalización. Poco después nos dimos traslado a Bazeilles a presentarnos a la organización y a participar en la cena bufé a base de buenos quesos franceses regados con Burdeos. Pronto nos recogimos para descansar. 

La expedición española

A la mañana siguiente llegamos con tiempo para realizar el calentamiento dirigido desde la grada por una monitora de aeróbic que combinó movimientos marciales con el ritmo trepidante de la música. Muy divertido. 

Medallistas y jueces posan juntos

Acto seguido se distribuyó a los participantes en los seis tatamis de que consta la Maison Departamentale des Sports. Una magnífica instalación que nos recordó a la de la Federación Madrileña de Yudo en Villaviciosa de Odón. En este caso la sorpresa es que se encuentra en una pequña población de las Ardenas y que está mucho mejor equipada. Además, la calefacción era notable en unos días muy fríos que nos tocó vivir en esta región del norte de Francia.

Lo que más destaco, como cada vez que visito el país galo, es la cultura deportiva que se respira. Familias enteras evolucionaban sobre el tatami. Niños participando en cuatro sesiones encadenadas sin manifestar ni aburrimiento, ni indisciplina. Todo un ejemplo. 


Tuvimos ocasión de participar en varias sesiones de diferentes estilos, siempre interesantes. Algo aprendimos de todos ellos y caímos de nueva en la cuenta de que hay que seguir aprendiendo, entrenando, investigando y reciclándose. Esperamos poder transmitir este sentimiento en nuestras clases a nuestros alumnos de todas las edades.

La sesión matinal comenzó a las 11:45 y finalizó a las 17:00 horas. Y ya digo que niños de ocho y nueve años entrenaron como si no estuvieran. No dieron ni una sola queja, ni una sola pelea, ni un solo llanto, ni una sola mamá pidiendo nada o llamando la atención sobre algo relativo a sus retoños. 

Los niños se portaron de maravilla

Al acabar la primera jornada retornamos al hotel a ducharnos. Qué bien le vino el agua calentita a Wladi, que viajó con un estupendo ataque de lumbalgia y no consiguió dejar tan molesto compañero en el país vecino –como era su intención-. A base de tortillitas de ibuprofeno la cosa fue discurriendo más o menos según lo previsto. Claro que también nuestro amigo Paco tuvo que tirar de estoicismo para combatir se pertinaz ataque de tos adjunto a su supino resfriado, también exportado desde la tierra patria. En su caso, tuvo que hacer todo un acto de valor para pasar a dirigir una de las sesiones, cosa que el encomendó la organización. Todo un honor y privilegio. Paco estuvo a la altura de las circunstancias pese a encontrarse febril y mermado.

La cámara filma a Paco durante la clase que impartió

La noche del sábado teníamos cena y baile organizado también por el maestro Alain Sailly. Por una pequeña confusión, la delegación española tuvo que disgregarse lo que dio maravillosa ocasión a compartir mesa con las gentes del lugar. Quien esto firma tuvo el privilegio de conocer al extraordinario grupo del Verdon Goshindo Club con quienes charló durante toda la velada y hasta se animó a bailar con las niñas Amandine y Fanny Laure. Desde aquí enviamos un afectuoso saludo a todo el grupo, incluidos Antony Parisi, Guillaume Lazarin y Myriem Colas.

Durante la cena con los amigos del Verdon Goshindo Club

Tampoco trasnochamos mucho el sábado pues el domingo volvíamos a tener sesión de tatami. Además, llegamos prontito a la Maison des Sports para ver las competiciones de dúo-kata y de grappling. Incluso en mejores condiciones físicas tal vez hubiéramos tanteado la posibilidad de tomar parte en alguna de ellas. Pero la sorpresa fue que llegamos cuando estaban ultimando algunos preparativos, por lo que echamos una mano espontáneamente y se nos pidió colaborar como jueces. De nuevo todo un placer y honor que recayó en nosotros, en este caso en Francisco Andrés Silvestre y Wladimiro Martín.

Paco y Wladi imponiendo recompensas a los destacados

Tras la entrega de recompensas y medallas se volvió a distribuir a los asistentes en los seis tatamis para desarrollar otras cuatro sesiones de entrenamientos múltiples y simultáneos. Fue entonces cuando conocimos la sala adjunta del polideportivo con tres rings de boxeo en la que se concentraron algunos de los asistentes a aprender con el multicampeón mundial, el canadiense Jean Yves Thériault. También se mantuvo durante todo el evento una sala en la que uno podía recibir masajes terapéuticos, además de que existía cafetería en el recinto, junto a diversas salas de reuniones y polivalentes.


Tan fatigados como contentos, o viceversa, recogimos para empezar el retorno. Volvimos a viajar por la triste y parcheada carretera que conduce desde Bazeilles a Charleroi empleando casi dos horas para cubrir los cerca de 100 Km. Comimos en un restaurante de comida rápida en el que encontramos una hamburguesa Andalousse. De manera que la pedimos para irnos sintiendo más en casa. Luego, volvimos a sufrir las penalidades que se pasan en todo aeropuerto. A Roberto le registraron el equipaje y se llevó la agradable sorpresa de que el encontraron un objeto que creía haber extraviado. A cambio tuvo que dejar entierra una navajilla multiusos que había olvidado facturar. También Laura olvidó una botellita de agua en la bolsa y sufrió el consiguiente registro. Ya metidos como sardinas en lata el avión emprendió su vuelo de regreso con media hora de retraso. De manera que llegamos a casa al día siguiente, ya lunes, dado que pasaban de las doce de la noche.

Wladi con su amiga francesa Fanny Laure

En resumen, una maravillosa aventura de un largo fin de semana comprobando lo bien que funciona la organización que preside el maestro canadiense John Therien, que también impartió una lección magistral, como el organizador Alain Silly. Mucho es lo que hemos vivido y algo lo que nuestras limitaciones nos han permitido aprender. Esperamos poder compartirlo pronto tras este tiempo de descanso en que muchos están de vacaciones. No obstante aprovechamos para recordar que en estos días mantenemos algunos entrenamientos. 

Fantástico aspecto en el momento del saludo general

ENTRENAMIENTOS DE SEMANA SANTA

Esta tarde de martes día 26 de marzo tenemos sesión de yudo recreativo de 20.00 a 21.30 horas en la sala de yudo del Castillejos para infantiles, cadetes, juveniles y adultos.

Mañana miércoles día 27 entrenaremos por la mañana en la misma sala. De 11.00 a 12.00 horas niños y de 12.00 a 13.30 cadetes, juveniles y adultos.

Os esperamos.

NOS VEMOS EN LOS TATAMIS

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