5.3.09

NUEVO CASO DE SUPERACIÓN PERSONAL EN YUDO

Hemos encontrado una curiosa noticia, en LA VOZ DE GALICIA, de esas que gusta destacar, al tratarse de un claro caso de superación. Además, resulta que es una noticia de yudo de las que no proliferan demasiado en un panorama en el que los héroes del fútbol se suelen llevar todos los honores.


Un yudoca aspira a ser campeón de España tras adelgazar 50 kilos

El coruñés Manuel Sanmartín luchará en menos de 81 kilogramos después de haber pesado 130

Autor:
A. Centeno / P. Portabales
Fecha de publicación:
4/3/2009


La selección gallega de yudo acude el próximo fin de semana a Madrid para disputar el Campeonato de España júnior. Entre los expedicionarios, un joven de 1,72 metros y 81 kilogramos destaca sobre el resto. A simple vista es un chico más, del montón, incluso con buena planta. Sin embargo, su aspecto deportivo esconde una profunda transformación vivida en solo tres años. Manuel Sanmartín (21 de abril de 1991) ha pasado en menos de 36 meses de pesar casi 130 kilogramos a no superar los 81. Muchas horas de gimnasio, una dieta equilibrada y una enorme fuerza de voluntad están detrás del éxito de este joven al que con 14 años «no se le veía condición alguna para la práctica del yudo» (lo dice Bernardo Romay, su maestro) y ahora, con 17, «tiene en su mano proclamarse campeón de España», apunta el entrenador herculino.

«Era un chaval sin autoestima, bastante gamberrillo, de calle. Le daba todo igual. No tenía motivación alguna. Venía al gimnasio y le gustaba el yudo, pero no se esforzaba. Todo lo contrario que su hermano, con mejores condiciones tanto físicas como técnicas. Me caía simpático. Un día, Eduardo Carballeira (su actual preparador físico) y yo hablamos con él. Y le hicimos ver las ventajas que podía tener cuidándose. Comía todo tipo de mierdas que había», explica Romay.

Una merluza de comida

Carballeira también recuerda aquellos momentos. «Le llamaban gordo y él lo tenía asumido. Pero cuando hablamos con él vio que tenía una oportunidad de reconducir su vida. Un compañero, Luis Mariano Seijas, fue un día a comer a su casa para ver qué hábitos tenía. Quedó asustado. Dijo que se había comido una merluza entera, sin cabeza ni cola, pero entera, frita. En la nevera no había más que salchichas y cosas grasas. Le cambiamos los hábitos alimenticios».

El yudoca reconoce que su alimentación no era la adecuada. «Yo era feliz. Comía todo el día de todo. Bollitos, gominolas, salchichas, filetazos, kilos y kilos de patatas... No me cortaba para nada. Admito que si hubiera seguido así, quizá ahora tendría algún problema médico. Era el momento de parar y así lo hice», explica.

Objetivo: ligar

Para Manuel Sanmartín fue todo un cambio. «Bernardo me decía que tenía que cambiar, que si adelgazaba ligaría, podría poner ropa chula y quizá competir en yudo. Qué acierto fue. Y no resultó traumático. Solo tuve que cuidar mi alimentación y cambiar los filetones con medio kilo de patatas por pavo y ensaladas», se ríe.

Su entrenador no le mintió. El tiempo pasó y ve cumplidos sus objetivos. «Tengo un buen nivel deportivo, la ropa me sirve y todo va genial». ¿Y las chicas? «De eso tampoco puedo quejarme», sonríe.

Un rígido programa de trabajo

Un programa de entrenamiento rígido con introducción de pesas, mucho físico y algunas dobles sesiones de preparación ayudaron a la transformación del actual campeón gallego absoluto en la categoría de menos de 90 kilogramos y oro también en el autonómico júnior y en el sector nacional en el peso de menos de 81 kilogramos.

Pero todavía faltaba un esfuerzo más. El que realizó hace pocos meses para bajar de 90 a 81 kilos y disputar el júnior. «Veíamos que tiene grandes opciones, no solo de presente, sino también de futuro en este peso y por eso lo convencimos de que bajara aún más», comenta Eduardo Carballeira.

Para el joven deportista coruñés, este fue el menor de sus sacrificios. «Si había bajado 40... Los últimos 10 casi ni me enteré», reconoce.

Con la ilusión de viajar el próximo fin de semana a Madrid y la coquetería que le produce verse ante el espejo, el yudoca coruñés sigue trabajando con el objetivo de «demostrar que con esfuerzo todo se puede lograr». «Si yo lo he conseguido, por qué no otros», sentencia.



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