La despedida del curso 2009/10 ha sido por todo lo alto. A falta de que nos hagan llegar las fotos de la entrega de cinturones y diplomas en la clase de adultos, vamos ahora con la crónica de nuestra última aventura: el fin de semana de convivencia en Porzuna.
Salimos tempranito, el sábado 26 de junio, de la puerta del Polideportivo Castillejos, pero con algún retraso. Viendo que había plazas libres repescamos a Miguel Serrano que nos había pedido, fuera de plazo, incorporarse a la excursión. Además, a última hora, Cristina Moreno cayó enferma y no pudo unirse al grupo. De esta manera, volvimos a ser un grupo de 25 yudocas, incluidos los profesores Cristina y Wladimiro. A ellos hay que añadir multitud de padres y madres que se brindaron a trasladar a nuestro amplio grupo. Es decir, que participaron en esta acampada los siguientes yudocas de la Asociación AYUDAS: Sergio Velarde, Javier Martínez, Álvaro García, Pablo Martín, Iván Hidalgo, Luis Hidalgo, Paco Hidalgo, Jaime Alamillo, Jaime González, Manuel del Pino, Javier Moreno, David Rubio, Pilar Rubio, Carlos Pliego, Saray Almagro, Andrea Camacho, Francis Hidalgo Ruiz, Santiago Mingorance, José Manuel Sieiro,
Hay que decir que los muchachos, gracias a la organización y, principalmente, al Ayuntamiento de Porzuna, no tuvieron apenas gastos. El transporte lo organizaron de maravilla los padres de los involucrados, hasta el punto que algunos aprovecharon para hacer turismo por la zona manchega. La comida del sábado la organizamos en el propio paraje del río en que pasamos la mayor parte del día.
Nada más llegar, cada muchacho era obsequiado con una vistosa gorra que servía para tener localizado, en todo momento, a cada uno de los participantes en el evento. Esta precaución era adecuada teniendo en cuenta que se concentraron casi setenta muchachos de Parla, Malagón, Ciudad Real, Porzuna y otras localidades próximas.
La mañana discurrió con ocho grupos rotando en otras tantas estaciones. En cada una de ellas había una actividad diferente (mini-golf, tirolina, columpios, juegos de mesa, tiro con arco, piraguas, trampolín y guerra con pistolas de agua).
Cuando más apretaba el calor se hizo una parada para comer y tomar un refrigerio a la sombra. Se repartieron cientos de botes de refrescos y cada cual dio buena cuenta de sus viandas, preparadas, al efecto, esa misma mañana o la noche anterior. Algún despistado olvidó en el polideportivo su comida y tuvo que andar pidiendo algo de comer para no desfallecer.
Tras la oportuna sobremesa se reanudaron las actividades, agrupadas en cuatro estaciones (las más fresquitas), dado que el calor seguía arreciando.
Una vez empezaba a caer el sol, nos volvimos al polideportivo, donde teníamos establecido el cuartel general. Allí se procedió a la merienda y a la colocación de colchonetas para extender los sacos. Además, era el momento de la ducha y el aseo.
Tras eso, llegó otro de los momentos más divertidos. Se procedió a organizar una sesión de ‘Tú sí que vales’ que sirvió para comprobar lo espontáneos que son nuestros yudocas. Mención especial merece nuestro mago David Monforte que hizo las delicias de loa más pequeños, sin dejar de sorprender a propios y extraños. Este chaval “sí que vale”.
A pesar de los nervios y la excitación de la intensa jornada, los muchachos fueron cayendo rendidos en profundos sueños. La jornada había sido muy intensa y había que madrugar al día siguiente.
Domingo día 27 de junio
A las seis de la mañana ya había movimiento. Algunos sacos empezaban a moverse como si tuvieran vida propia. Uno de los más madrugadores fue Sergio Velarde. El profesor Wladi lo sorprendió cuando se encontraba en las gradas divisando el panorama de compañeros dormidos o desperezándose sobre los tatamis. Pronto empezarían a levantarse los más inquietos, entre ellos, Javier Martínez y algunos chicos de otras escuelas. Era el momento del aseo y la recogida de sacos. Pronto estaría todo el mundo pululando por la cancha reconvertida en dormitorio gigante.
Cuando ya todos habían organizado sus primero movimientos se dio paso libre a la zona de la grada en que se comenzó el reparto de fruta, zumos y… hubo hasta quien se ‘apretó uno de los bocadillos sobrantes de la noche anterior. Miguel Serrano dio buena cuenta de uno de los de jamón con queso.
Poco después ya estaba preparado el cola-cao caliente servido con churros (más bien porras, por el tamaño de lo que en Porzuna llaman churros).
Tras el desayuno, se permitió que cada cual tuviera unos instantes de descanso. Tras ello se dispuso el tatami de manera que albergara cinco áreas.
Poco antes de las diez de la mañana llegaban los pequeñines de la escuela municipal de Porzuna. A las diez en punto, a las órdenes de Ángel, su profesor, realizaron una espléndida exhibición, muy aplaudida desde la grada, poblada, por entonces, de entusiastas padres y madres de yudocas.
Acto seguido se dio paso a la clase de benjamines y alevines en la que tomaron parte una gran parte de nuestros yudocas (Sergio Velarde, Javier Martínez, Álvaro García, Pablo Martín, Iván Hidalgo, Luis Hidalgo, Jaime Alamillo, Jaime González, Manuel del Pino, Javier Moreno, David Rubio, Pilar Rubio, Carlos Pliego, Andrea Camacho y
La tercera clase fue la que dirigió también
Acabó la espléndida sesión de yudo con una exhibición a cargo del profesor Ángel, titular, como queda dicho, de la escuela municipal de Porzuna. A su vez, este profesor es alumno de nuestro amigo, José Manuel Ortega, director de todo el proyecto y quien nos invitó, todo hay que decirlo, a esta deliciosa iniciativa.
A la conclusión de la exhibición, llegó el momento de los saludos (fueron muchos los padres que acudieron a por sus hijos) y de las explicaciones. Todos repetían la misma pregunta, delatando la inquietud existente por el futuro de nuestro grupo: ¿qué va a pasar el próximo curso?
De momento, seguimos sin muchas noticias. La única que podemos avanzar es que el profesor
En cuanto al 'YudOcio' de Porzuna, las despedidas se produjeron definitivamente en la piscina municipal a la que el Ayuntamiento (de la localidad manchega) invitó a todo aquel relacionado con la actividad de yudo. Fue espectacular ver a todos los chavales bañándose juntos, mientras los padres se refrescaban e iban organizando sus respectivas comidas. Había que coger fuerzas para, al acabar la intensa jornada, volver a casa. Nosotros volveremos a este YUDIARIO, muy pronto, para explicar ‘la gran cagada de nuestra querida Concejalía de Deportes’. Que no cunda el pánico, que seguiremos… viéndonos en los tatamis.
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