Nuestro estreno en la Liga Juvenil ha tenido más sombras que brillos. Pero no hay que desanimarse. De momento no se ha podido arrancar una sola victoria, aunque estuvimos muy cerca. En dos encuentros perdimos dos a tres lo que da idea de lo ajustada que estuvo la competencia y de lo mucho que se hubiera mejorado con el equipo del año pasado. Como dice nuestro capitán, Sergio Cortés, con los que podían estar y no aparecen, podíamos estar luchando por las medallas.
Así son las cosas y así hay que aceptarlas.
Precisamente Sergio completó una excelente participación con un catálogo de variantes de yudo refinado de muy alto nivel. Marcó ipón en suelo y en pie. Hasta en el encuentro que perdió iba ganando con mucha soltura hasta que se descuidó. Si sigue así tiene un prometedor camino a seguir en su recién estrenada categoría de juvenil.
Los demás echaron una mano con muchos ánimos. Tenemos que destacar a Adrián Rodrigo que, pese a ser de los más jóvenes de la competición llegó a marcar un soberbio ipón a un cinturón negro. Estamos seguros de que esto le abrirá un proceso de estima personal que le llevará a buscar siempre ese yudo de ataque y confianza.
Por su parte, nuestro sub-campeón de Ranking cadete, Víctor Manuel, tuvo mala suerte y se hizo daño en un primer encuentro muy fogoso y contra un rocoso rival que le superaba en experiencia y fuerza. Tampoco se le puede pedir más; es otro de nuestros integrantes nacidos en 1995 (de los más jóvenes).
En cuanto a Daniel Ruedas, hay que decir que aún está un poco 'verde' pero que ya sale con muchas ganas y qe ha cambiado de actitud. Pronto llegará la constatación de ello.
El caso de David Monforte y de Erik Bolaños es similar en cuanto a que no acaban de despegar. Pero hay una diferencia radical entre ellos. El primero se entrega 'a muerte' en todos los entrenamientos; acude a todas las convocatorias (es raro que falte) y baja a la sala de musculación. En cambio, Erick, dos años mayor (es el veterano del equipo y el único nacido en 1992) aún debe cambiar de chip. Con 17 años no puede seguir con mentalidad de chavalín. Sus primeros años de yudoca costó trabajo que abandonara el grupo de 'niños' en el que se sentía tan cómodo. Ahora lleva mucha desventaja y aún tiende a entrenar con los compañeros menores. No es tan importante porque ahora tenemos un fenomenal grupo de cadetes con el que puede trabajar bien, o malo es si no se acude con la firme voluntad de hacerlo. Hay que cambiar la actitud de forcejeo por la de ductilidad. La excesiva fuerza y, sobre todo, la rigidez, jamás hizo progresar a un yudoca.
Todo esto apuntado hacia Erick podría valer en parte en el caso de Óscar Manchado. No es tan extremo tratándose de Óscar, que, a fin de cuentas, es nacido en 1994, como David Monforte, pero sí que hemos notado que no se entrega en las clases. Pero en este caso ponemos un importante matiz. Los ejercicios los hace bien y, en los randori, por ejemplo, se entrega mucho. Pero parece dudar de cuanto hacemos, parece que siempre tiene una cierta desconfianza en que lo que se hace se hace por el bien del colectivo (del suyo propio). Es decir, que, en su caso, la falta de entrega sería algo así como actuar con reservas... y eso también se nota.
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