15.12.09

Sonia Sieiro 3ª en Totana

Pedimos disculpas por haber tenido un tanto desatendido este YUDIARIO que, muy pronto, andará de aniversarios. Muy pronto, llegaremos a las 100.000 ‘entradas’ o comunicaciones, que se dice pronto. También tenemos a la vista nuestro quinto aniversario. Esto es muy destacado ahora que todos parecen tener ‘blog’. Con este aniversario vendremos a recordar, de paso, que fuimos pioneros también en este invento de estar ‘en-red-ados’.


Aniversarios a parte, que ya llegarán y los celebraremos a nuestra manera (trabajando como siempre) explicaremos el motivo de nuestro silencio.

Amén de cuestiones como andar con poco tiempo disponible para otros menesteres que nuestra labor es que hemos tenido ganas y motivos de quedarnos calladitos unos días. Pasamos, hace poco, un largo fin de semana angustiados y muy tristes. El motivo no es otro que la lesión que sufrió nuestra valiente Itziar, que se estrenaba en viaje con la Selección Madrileña. Itziar participaba en el Trofeo de Totana junto a otros dos compañeros de nuestra asociación: Sonia Sieiro y Víctor Manuel Pérez.

Comenzó, por la mañana, la participación de las chicas y, enseguida le tocó el turno a Itziar Sánchez. Se enfrentó a una murciana, muy crecida por actuar ante los suyos (en su casa, digamos). Pero Itziar salió mandona y se iba imponiendo.


En un descuido, la muchacha murciana lanzó un fenomenal y rapidísimo ataque de seo-nague, muy abajo. Itiziar quedó sorprendida e intentó contrarrestar llevando su cuerpo al lado contrario al que pretendía llevarlo su rival.


Hasta ahí todo bien. Lo malo fue que, ni la murciana tenía buen agarre, ni Itziar tuvo prudencia. Mil veces hemos explicado que no hay que poner la mano en el suelo al caer; es demasiado el riesgo que se corre. También reconocemos que hay veces, como la que aquí narramos, que es harto difícil, pues se trata de un gesto instintivo.


Las consecuencias fueron que Itziar se lastimó seriamente el codo y empezó un calvario que nos gustaría no tener que relatar pues nada bueno dice de la organización del campeonato al que ya nos atrevemos a calificar abiertamente de ‘merienda de negros’ con perdón (por los negros, digo, que no tienen la culpa de nada de esto).


Baste decir, por ilustrar el asunto, que hubo tres lesionadas más, junto con Itziar, que acabaron en el Hospital de Lorca tras pasar por el ambulatorio de Totana. Parece ser que en Totana no se había dado aviso del desarrollo en dicha jornada de una competición de yudo, por lo que la sala de Rayos X no estaba operativa, ni una de las dos ambulancias con las que se cuenta en dicha localidad.

En una de las ambulancias se dio traslado a las cuatro yudocas lesionadas hasta el atestado servicio de Urgencias de Lorca. Itziar tuvo suerte: sus padres la acompañaron. Además, nuestra yudoca sólo tuvo que esperar cinco horas, desde que se lesionó, hasta que quedó “definitivamente” atendida. Y lo de “definitivamente” lo ponemos entre comillas porque a estas horas, aún estamos esperando la resolución final. Aún está por verse si el doctor que ha pasado a ocuparse de su lesión decide intervenir quirúrgicamente o no. ¡Claro! Es que de Lorca se fue sin que le detectasen la fractura que tiene en uno de los huesos del codo; ¡vaya fallo!


Menos suerte tuvieron las muchachas de las Baleares lesionadas. La pareja de isleñas volvió al pabellón donde se desarrollaba la escaramuza (por ir buscando términos con que definir al evento) cuando casi estaba por finalizar el mismo. No habían sido acompañadas por nadie. Nadie se acordó de que, como muchos de nosotros, tenían costumbre de comer entre las dos y las tres de la tarde; costumbre, por cierto, muy arraigada en este país. Tampoco reparó nadie en que la ambulancia las llevó, pero no tenía por cometido llevarlas de regreso a su punto de origen.


En fin, que hemos pasado un puente digno de olvidar, con más nervios que otra cosa. Tanto fue así, que casi nos olvidamos de felicitar a nuestros otros dos fenomenales yudocas, que estuvieron espléndidos.


Sonia Sieiro volvió a demostrara su excelente nivel y, en el nuevo peso en que concursa, sigue proporcionando motivos de alegría. Subió al podio para recoger medalla de bronce y sólo perdió con la campeona tras llegar al desempate por la conocida como técnica de oro. En ese momento, sólo una confusión en la que cayó Sonia y benefició a su rival puso fin a un enfrentamiento noble y disputado que fue muy aplaudido por propios y extraños. Nada que objetar.


Hay que recordar que Sonia ganó todos sus encuentros por ipón menos uno por uasari y el que perdió contra la que resultó campeona y que se resolvió en el desempate.


Por su parte, Víctor, sigue demostrando tener facilidad para el mundillo de la competición, pero poco talento para aplicar lo que se practica en las clases. Tenemos que felicitarle por el séptimo puesto que obtuvo, máxime cuando consiguió aplicar un par de ipones. Pero le tenemos que seguir insistiendo en que este deporte no es una lucha alocada, sino el arte de seguir dominado nuestro cuerpo (equilibrado) cuando se ha conseguido desequilibrar al adversario (y pasa a ser dominado). No es un concurso de empellones, tirones, empujones y sacudidas. No es un pulso ni un tira y afloja. No debería ser tampoco un ‘empujen-derriben-estrujen’ como diría un alemán (remedando el chiste).

En todo caso y para recapitular. Tanto más felicitamos a nuestros yudocas y animamos a Itziar (en estos momentos duros y de incertidumbre), cuanto más denostamos que se sigan patrocinando este tipo de eventos tan poco preparados. Se ha avanzado mucho en nuestro deporte como para consentir pasos atrás hacia lugares que debieran estar desterrados por conocidos y poco recomendables. A ver si vamos a volver a aquellos campeonatos con los yudocas sentados en los bordes del tatami y el árbitro, sin uniformar, pidiendo que se eche todo el mundo, un poco más para atrás.

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