Es impresionante cómo llegan a esforzarse nuestros jóvenes yudocas, mes tras mes, en un juego tan simple como es el Trofeo de Jamones. Cada vez tiene más mérito el asomarse a este Cuadro de Honor por el denuedo con que concursan nuestros yudocas, incluso los más pequeños.
Este juego lleva funcionando en nuestra escuela muchos años sin merma de interés por parte de nuestros alumnos. Sólo consiste en quedarse colgado de una espaldera (allá donde la tenemos) o de una cincha que nos ha proporcionado el padre de unos de nuestros alumnos allá donde nos pusieron unos inservibles espejos que no pedimos.
Lógicamente, los más flaquitos y ligeros consiguen, al menos en este juego, destacar por encima de sus compañeros más fuertes. El ejercicio, además de un concurso, es sano para las espaldas de nuestros alumnos y estimula el crecimiento. Además, con este juego, los niños entienden la relación entre premio y esfuerzo de manera rápida y eficaz. Los que más aguantan más puntos ganan. Pero son muchos los que puden ganar puntos. Además de que solemos realizar una final de consolación en la que también damos puntos al campeón, a los que han conseguido entrar en la gran final se les va dando más YUS según se bajen de la espaldera un poco más tarde que el resto de sus compañeros. De manera que el campeón es el que más ha resistido (en principio, también el que más se ha esforzado).
Por todo esto tenemos que felicitar a los que se han asomado a este cuadro de honor y, como siempre solemos añadir, también extendemos nuestra felicitación a todos los demás concursantes que dan el verdadero valor del Trofeo de los Jamones por su talante y tenacidad.
Enhorabuena a todos.
Este juego lleva funcionando en nuestra escuela muchos años sin merma de interés por parte de nuestros alumnos. Sólo consiste en quedarse colgado de una espaldera (allá donde la tenemos) o de una cincha que nos ha proporcionado el padre de unos de nuestros alumnos allá donde nos pusieron unos inservibles espejos que no pedimos.
Lógicamente, los más flaquitos y ligeros consiguen, al menos en este juego, destacar por encima de sus compañeros más fuertes. El ejercicio, además de un concurso, es sano para las espaldas de nuestros alumnos y estimula el crecimiento. Además, con este juego, los niños entienden la relación entre premio y esfuerzo de manera rápida y eficaz. Los que más aguantan más puntos ganan. Pero son muchos los que puden ganar puntos. Además de que solemos realizar una final de consolación en la que también damos puntos al campeón, a los que han conseguido entrar en la gran final se les va dando más YUS según se bajen de la espaldera un poco más tarde que el resto de sus compañeros. De manera que el campeón es el que más ha resistido (en principio, también el que más se ha esforzado).
Por todo esto tenemos que felicitar a los que se han asomado a este cuadro de honor y, como siempre solemos añadir, también extendemos nuestra felicitación a todos los demás concursantes que dan el verdadero valor del Trofeo de los Jamones por su talante y tenacidad.
Enhorabuena a todos.
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