11.6.12

Elecciones en la Federación madrileña de Yudo y Excursión a Parque Europa


El 'Proyecto Futuro' encabezado por Don Francisco Valcárcel arrasa ante los candidatos independientes
El sábado, decíamos más arriba, iba a ser una singular jornada para los yudocas madrileños así como para yu-yitsucas y otros deportistas afiliados a la Federación Madrileña de Yudo. Así lo fue. Bien tempranito se preparaba la mesa electoral para ir acogiendo a quienes madrugaban para depositar su voto en la urna correspondiente. Cuatro opciones había: Deportistas, Clubes, Técnicos y Árbitros.

Y vaya que si hubo madrugadores. A primera hora ya había una buena cola de gente. Parecía el pesaje de algún campeonato. Por otra parte, la sensación era lógica. En el mismo momento de celebrarse las elecciones y en el mismo edificio se celebraba un campeonato de wu-shu; una forma de lucha de origen chino a cuyos practicantes acoge la Federación Madrileña. Muy notable que se celebrase dicha actividad contraviniendo el reglamento electoral y también muy destacable que tantos deportistas de wu-shu se molestase en acudir a votar. ¿Se hubieran tomado la molestia de desplazarse hasta Villaviciosa para hacerlo en cualquier otra circunstancia? Meno mal que ninguno se equivocó y acudiese a la cola en calzoncillos.

Con esa, llamémosla ‘ventajilla’, comenzaron unas elecciones en que destacó la participación. Se nos ocurre que no podía ser de otra manera. Algunos, como quien esto firma, llevábamos muchos lustros de democracia en el país, pero esperando la oportunidad de ejercer el mismo derecho a la libre elección dentro de la que se supone democrática institución de la Federación Madrileña de Yudo.

El caso es que desde primeras horas de la mañana se observaron largas filas de deportistas a la espera de que llegase el turno de introducir la papeleta en la urna.

En nuestro caso, el esfuerzo de nuestros votantes fue notable. De 15 posibles electores, 14 ejercieron su derecho. Sólo por eso estamos enormemente agradecidos y orgullosos. Además, hay que señalar que hemos dado una lección de democracia dado que para la gran mayoría de nuestros votantes era la primera vez que se enfrentaban a una urna. Y esperemos que no sea la última; que hayan entendido la importancia que tiene para nuestro sistema el mantener el derecho al voto mediante la responsabilidad de ejercerlo cada vez que corresponde.

El grueso de nuestro colectivo se organizó para acudir en una sola tanda, ocupando un par de vehículos. Hay que aprovechar que nuestro juvenil Sergio ya se ha sacado el carné y anda con ganas de manejar el coche de su padre; todo un privilegio y una prerrogativa para nosotros.

Excursión a Parque Europa


Al cumplir con el democrático precepto los nuestros retornaron en dirección a Parla donde se había organizado una primera concentración para acudir a Parque Europa en Torrejón de Ardoz. Era el premio preparado para quienes participaron en la YU-Liga y una nueva actividad deportivo-social que perseguía la finalidad de que los jóvenes yudocas tuvieran ocasión de estrechar lazos de amistad con deportistas similares a ellos pero representantes de otros clubes; en este caso del Rincón del Jiu-Jitsu.

Las encargadas de esta concentración, la profesora Cristina y su hija, la monitora María, acudieron al lugar convenido. Pero una confusión con las horas dio por resultado que no salieran al mismo tiempo que otros dos vehículos que desde allí se movilizaron. El caso es que por fin se reunieron en el merendero del torrejonero parque tres familias de yudocas junto a dos docenas de deportistas del mencionado Rincón del Jiu-Jitsu. Poco después también llegaría una cuarta familia parleña que no pudo acudir a compartir almuerzo, pero que se reunió un poco más tarde con el grupo y, a la postre, fueron los que más tiempo emplearon en su visita. Hasta se quedaron a ver el espectáculo nocturno de luces de las fuentes cibernéticas.

Agradecemos pues el interés en secundar esta nueva actividad a las familias de María y Andrés Sánchez (con Jesús y Paola), de Emma Sánchez (con Ana y Félix), de Brandon y Naira Pérez (con Cristina y Javier) y de Edgar Calleja (con Chus, Use y el chiquitín Dennis).


Jornada electoral

Entre tanto, en Villaviciosa se cerraba la votación con puntualidad británica y se procedía al recuento de papeletas. Desde el primer momento se sabía cuál iba a ser el resultado en ese sentido. Quizás por ello debería ahora explicar el por qué de tan aparentemente suicida posición. Al menos explicarlo en lo que a nuestra posición concierne. Otros quizás tuvieran motivos diferentes. A ellos concierne sin duda explicarlos si es que así lo estiman oportuno. Vamos con lo nuestro que llevamos mucho tiempo callados.

Como es sabido, nuestro club presentaba candidatura para formar parte de la Asamblea en la que se votará al que será presidente de la Federación Madrileña de Yudo. Lo que ahora se ha votado es el nombre y apellidos de las cuarenta personas que tendrán ese derecho y la responsabilidad de hacerlo en nombre de los cientos (miles) de personas que se tomaron la molestia de acudir a votarles. En esa Asamblea una persona dirá que pretende ser el presidente. Lo previsible es que lo haga Don Francisco Valcárcel del que me dicen lleva en dicho cargo treinta y tantos años. De manera que también es previsible que los otros 39 de la Asamblea den su voto y su confianza a Don Francisco Valcárcel para otros cuatro años más en dicho cargo. Cabía la remota posibilidad de que en dicha Asamblea se hubieran ‘colado’ algunos de los que han pasado a llamarse durante este proyecto como ‘independientes’ (en realidad opositores a dicho continuismo). Pero ni los más optimistas (¿ilusos?) pensaban que podrían ‘colarse’ más de cuatro o cinco de estos independientes. Con lo que el resultado en dicha Asamblea hubiera seguido siendo igual de apabullante. ¿Entonces para qué tanto sacrificio, tanta altanería, tanta obcecación?

Me voy a permitir hacer un paréntesis para los cinéfilos. También para amenizar este largo escrito. 

Ragtime

Hay una película del genial Milos Forman, Ragtime, que no me quito de la cabeza en estos días, ni aún hoy que ya se han celebrado los comicios. Quienes me conocen saben que puedo ser tan racista como chamán u hotentote… o sea: nada. Por eso voy a relatar la escena de dicha película con cierta libertad en aras del buen humor. Espero que no se me malinterprete como suele suceder a menudo.

En Ragtime, o mejor en la novela homónima de E. L. Doctorow, se narra, entre otras cosas, lo que acontece con un negro en los Estados Unidos de América allá para 1906. Se trata de un pianista que va en su coche y unos blancos racistas impiden su paso. El negrito, en un primer momento apela a su derecho a la libre circulación y va extremando su posición pese a que las cosas adquieren tintes dramáticos. Pasa a ser un simpático ciudadano de ‘color’ a un puto negro obcecado. Es obvio que tanto en la novela como en la película la situación se lleva al extremo. Pero, quizás por ello queda en evidencia que la lucha del pianista no es una simple pataleta. Hay un análisis sutil de lo que significa honor y cómo lo entienden algunas personas que tienen eso y muy poco más; de lo que significa luchar por el derecho a ser respetado o a reclamar una justicia que se postula ciega e igual para todos. A la luz de la historia que ahora recuerdo es fácil reflexionar que, indudablemente, quien se decida por tales principios y su consiguiente defensa a capa y espada, debe saber que le puede salir muy caro. En la novela de Doctorow, quizás pérdida de vida, casi seguro de paz y de comodidad hogareña.

Recogiendo las palabras de una crítica que he encontrado en Internet cito a Fej Delvahe. “El empeño por defender una causa justa, por muy pequeña o simple que parezca, conlleva por lo general el adiós a una vida tranquila. Sólo a los descendientes o aquellos que vengan más tarde, les cabrá la satisfacción de recoger los frutos o la cosecha de libertades y reparaciones que el luchador trata de conseguir a costa de dejarse la piel en ello”.

Tras este recuerdo a la película de Milos Forman debo añadir que yo soy ese puto negro (con perdón). He llevado al extremo la defensa del que considero un derecho y, encima, me quedaré con las ganas. Deseaba estar en esa Asamblea en la que se elegirá al “nuevo-viejo” presidente y he llevado mi posición a límites que muchos no han comprendido. A nadie voy a engañar. Deseaba estar allí para decir que yo no estoy de acuerdo con el continuismo, que son demasiados años para liderar una institución democrática por bien que se haya hecho. Deseaba hacerlo sin tener clara una alternativa y, mucho menos, planteándome como tal, porque no me considero capacitado. Y en ningún momento me he escondido; tampoco he descalificado a nadie. No he sido ambiguo como lo han sido amiguetes muy próximos a mí, ni tampoco he ahuecado el ala como hubiera sido fácil o cómodo hacer… Como otros ¿Yo que gano en todo esto?

No tengo más intereses en mi Federación que dar de alta a alumnos a los que animo a hacerlo (cerca de 200 este curso) y que las cosas funcionen razonablemente bien. He colaborado en lo poco que he podido (o han querido) y he sido crítico (a veces muy crítico) cuando me ha parecido que había que serlo. Sus consecuencias ha tenido todo ello. He cometido miles de errores y los seguiré cometiendo muy a mi pesar y en contra de mi voluntad. Pero no por ello voy a dejar de ser como creo que debo de ser. Y no por ello me veo deslegitimado para obrar como lo he hecho.

Del actual presidente en funciones, Don Francisco Valcárcel, tengo que decir que es el mejor presidente que hemos tenido desde que tengo uso de razón. Se me leerá con una sonrisa maliciosa porque en esa frase hay toda una verdad, pero también mucha mala leche. Si lleva más de 30 años y yo tengo 52… Pero tengo que decir que a Don Francisco Valcárcel le considero un ‘animal político-deportivo’ y eso lo digo sin ninguna ironía y como un verdadero cumplido. Para empezar, el llevar las riendas de nuestro yudo durante tanto tiempo es por algo. Paco, como siempre le hemos conocido familiarmente y me estoy cuidando de evitar escribir, es un hombre conciliador. Sabe escuchar y le he visto dirimir grandes enfrentamientos por el medio de reunir a las partes enfrentadas y dejarlas hablar. Ha sabido tomar decisiones complejas dando gusto a unos y otros o, al menos, equilibrando el disgusto entre todos los afectados en un ejercicio de auténtico maquiavelismo (y esto sigue siendo un cumplido). No estoy tan informado como algunos creen, pero ya peino canas y lo que sé lo conozco porque lo he vivido. Algunos de los críticos más feroces acusan a Don Francisco Valcárcel de tener a su lado a cierta gente; básicamente para seguir siendo meridianamente claro, le acusan de haber ‘enchufado’ a sus familiares. ¿Y de quién se iba a rodear? Otra cosa pudiera ser el control que ejerza de sus colaboradores. Pero yo ahí no me meto. Eso es cosa suya y ya sabrá él lo que deba hacer y hasta dónde pueda o deba llegar.

Sí que me voy a referir a los que estuvieron a su lado y que hoy son su ‘leal’ oposición –permítanme esta corrección política-. Sé que del gimnasio Villaverde, que el dirigiera años y años, salieron muchos y grandes yudocas y a nadie se le escapa que en algún momento y durante algún tiempo, algunos de estos grandes yudocas formaron parte del, llamémosle, ‘equipo de Paco’. Ignoro si dentro de este grupo de lo que he llamado ‘equipo de Paco’ hay gentes que esté deseando un restablecimiento de un estatuto o posición. Creo que no. Pero los azares de la vida o mi encabezonamiento (soy un puto negro, ¿recuerdan?) me han llevado a estar alineado en un bando frente al otro. Ya he explicado el por qué estoy en contra del continuismo (casi por principios y convicciones democráticas en las que creo firmemente), por lo que ahora explico que tampoco me siento en ningún bando. No represento ninguna aspiración a restaurar estatuto o posición alguna que jamás tuve. Rogaría pues no se me identificara con bando alguno. Yo sí que soy independiente… ¡y así me va!

Otra cosa es que en este tiempo he tenido ocasión de cruzar conversaciones con personas que apenas conocía. He sacado gratas sensaciones y he escuchado juiciosos argumentos. No es que haya cambiado sustancialmente de parecer, que uno ya no tiene edad de andar con esos líos. Pero me ha gustado descubrir ponderación y mesura en lugares (personas) donde no esperaba encontrarlos. Por otra parte, tampoco me ha decepcionado nadie. Todos estaban en el ámbito donde sabía los iba a encontrar o en un entorno de escasos milímetros. ¿Qué otra cosa íbamos a esperar a estas alturas?

Sí que estoy bien jodido y lo digo claramente con la falta de valentía en el seno de un deporte que siempre ha sido de gentes bravas. Y ha sido muy cerca de mi. Oigo a gente que consideraba todo un valor argumentar que ‘viven de esto’ y que se van a sacar no sé qué dan y que no les conviene ahora ningún lío… ¡Cobardes! La próxima vez que vengáis a cuchichearme al oído tal o cual situación os daré mi espalda como la habéis dado ahora vosotros cuando se os pidió que acudieseis a votar (ni siquiera os pedí el voto para mí). A algunos por los que yo he hecho algún que otro esfuerzo os ha supuesto un gasto irreparable tomaros unas horas para desplazaros hasta Villaviciosa. Lo voy a tener muy en cuenta cuando se os llene la boca acusaciones; entonces mi incuria estará a la altura de la vuestra. ¡Mediocres! No lo habéis hecho ni por la sagrada democracia que nos hace más humanos y regula nuestros comportamientos en una sociedad más justa. No quiero cargar tintas porque estáis en vuestro derecho y se supone que, como buen perdedor, debería cargar tintas contra los vencedores. Pero me he tomado la libertad de adelantar algo de lo que va a ser mi comportamiento en el futuro hacia los que andan a mi lado con coros y estribillos. ¡Calientacamas!

No finalizaré sin agradecer, en una jornada tan rara (por escasa y sin precedentes), el que muchos de los que compartieron conmigo tantas horas siguieran teniendo tan buen humor como lo tuve yo. También quiero recordar que la aplastante victoria de los candidatos que se presentaban bajo el lema ‘Proyecto Futuro’ les legitima, le pese a quien le pese. Me considero un profundo demócrata y, por tanto, apelo a todos a entender así el resultado de la histórica jornada del yudo madrileño. Ha quedado claro lo que desea y elige el yudo madrileño y así lo acepto yo mismo desde el primer momento. Por ende, se habrá de aceptar el resultado final que tomará la Asamblea en fecha cercana.

Pero el pianista de Ragtime se siente satisfecho porque en lo sucesivo no será raro, ni extraño, ni traumático que se monten unas urnas y acudan a votar los electores de la Federación Madrileña de Yudo (masivamente si puede ser, pero sobre todo libremente y sin coacciones). En ese sentido, repito, me siento más que satisfecho por la actitud de mi grupo que finalmente vino en pleno. 


Para despedirme quiero recordar que en democracia se debe aceptar la decisión de la mayoría porque es la de todos o así hay que entenderlo. Eso es de Perogrullo. Pero, lo que verdaderamente engrandece este invento heleno para regular la vida en la polis no es que impere el deseo de la mayoría; es que se respete a las minorías. Te lo dice el pianista de Ragtime. ¡Enhorabuena!

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