Este fin de semana empezaba con los Juegos Municipales celebrados en el Polideportivo Triángulo de Oro, junto a la madrileña Plaza de Castilla. Como ya decíamos ayer, la cosa empezó de maravilla con cuatro clasificados para la Final Autonómica: Tres cadetes y una infantil. De los tres cadetes dos por haber quedado campeones (Adrián Rodrigo y José Manuel Sieiro) y otro por ser tercero: Carlos Mingorance. Por su parte, la infantil clasificada fue Cristina Moreno que también acabó en tercera posición.
Eso fue por la mañana porque por la tarde volvimos a darnos cita con nuestros yudocas en el mismo escenario. En esta ocasión sólo acudieron Santiago Mingorance, Álvaro Forcén y Jaime Alamillo, que estuvieron bien pero no contaron con demasiadas opciones. Pese a todo, tenemos que felicitar a estos jóvenes yudocas por su entrega y compromiso, muy en contraste con la actitud de otros compañeros.
Pero lo mejor estaba por llegar en este fin de semana que preludiaba la primavera y regalaba una luna llena grande y luminosa como pocas.
Muy tempranito acudimos al Centro de Tecnificación Deportiva de Villaviciosa de Odón donde todo estaba preparado para celebrar el Campeonato de Madrid Sub-20 (Fase Sector del Campeonato de España de la categoría). A primera hora contábamos con cuatro representantes en menos de 66 Kg. Sólo acudían Sergio Cortés y David Monforte. De Víctor Manuel Pérez y de Daniel Ruedas ni rastro.
Comenzaba la competición y Sergio empezaba con muchas dificultades su ‘debut’. Un recio rival le planteaba muchísimas dificultades y el encuentro se iba a la prórroga (técnica de oro). Ahí, por fin, Sergio conecta su formidable ocurrí y marca uasari.
Luego Le toca su turno a David y sale malparado ante un durísimo rival. David sigue esperando su definitivo estirón biológico por lo que tenemos que volver a tener que encomendarnos a la paciencia y recomendar seguir trabajando donde hay que hacerlo: en el doyo. Tarde o temprano David ‘explotará’ y entonces veremos su verdadero potencial. De momento tiene muy buen yudo y ese es el equipaje que debemos llevar durante todo el tiempo que dure el viaje de Doña Paciencia.
Después Sergio tuvo su segundo encuentro en la cancha, que saldó con un espléndido ipón, marca de la casa. Cuando ya le venía el tercer y trascendente envite a Sergio recibimos una llamada telefónica de Adrián Rodrigo; nuestro semipesado. Se encontraba en compañía de Daniel Ruedas y de Víctor Manuel, explorando a pata la Urbanización de Campodón. Estaba claro que sus dos acompañantes ya habían perdido toda opción a concursar esa mañana, pero Adrián debía presentarse en el pesaje en menos de siete minutos. Complicada hazaña.
En esas estábamos cuando tuvimos que elegir. Nos quedamos con Sergio que tenía un complicadísimo encuentro para meterse en final de hoja. Su rival se dedicó a destruir agarres, pese a ser un magnífico yudoca (por cierto de muy corta edad). Para colmo, a las primeras de cambio se levó la ventaja del favorito (de esas de caer boca abajo y cobrar un yuko por ser de heráldico club o mayestático rebaño). Son cosas que hay que aceptar pero siguen cabreando incluso a los viejos sapos de la charca. ¡Qué culpa tendrá el tomate, que está tranquilo en la mata, que venga un tío, lo corte, y lo meta en una lata! Al final paga el deportista (tanto más inocente del atropello, cuanto más joven es).
Sea como fuere, Sergio no pudo con su rival que aprovecho las ventajas que iba consiguiendo (y de eso tampoco tiene la culpa el chaval; ¡por supuesto!) Además, ya decimos que se trata de un magnífico yudoca con soberbios movimientos, que ya nos han impresionado en más de una ocasión. Le auguramos un soberbio futuro.
Lo que no nos dejó muy buen poso fue el descontrol que llegó a crearse en la zona donde se desarrollaba el evento. Se dejó pasar al tatami con mucha libertad a todo Quisque y volvió a pasar lo de siempre. Algunos deportistas contaban con los mariachis a pie de pista, amenizando sus esfuerzos con sonoras coreografías tan mal instrumentadas con vocingleras y cacharrosas. El efecto siempre es el mismo: tendrán razón los que más chillan... (pueden llegar a pensar los que no acabaron el BUP). Pues nosotros creemos que no y que además son unos maleducados y unos groseros. Pero alguien con la autoridad suficiente debía ponerles en su sitio (y ese no es el borde del tatami) ¡A la puta grada, coño!
A medida que comprobábamos que el Pabellón de la Federación Madrileña va a dar calor cuando arrecie el sol de verano, subía la sofoquina en la cancha. Pese a estar bien de forma física Sergio se vio apurado en algunos momentos. Luego llegó la repesca y se le atragantó un rival al que llegó a dominar claramente en algunas fases de su encuentro. Un par de despistes con el agarre los pagó caros y acabó con las ilusiones que nos quedaban. Como saldo el buen yudo que tiene Sergio y que demostró en el tatami. Quizás por poner algún pero, la falta de confianza en el trabajo de suelo en el que estuvo genial pero pudo haber sido demoledor. De todas maneras a Sergio sólo cabe felicitarle por su espléndida actitud y soberbia manera de desplegar su yudo. Volvemos a apelar al viaje de Doña Paciencia (Queda mucho Sub-20; y luego Sub-23 y luego…)
Cuando estábamos en esas, poco más o menos, aparecen por fin en el Pabellón el trío de parleños extraviados. Hay que decir que habían optado por el transporte público, tras el preceptivo madrugón. Por eso aprovechamos para volver a explicar que somos un grupo y que David y Sergio acudieron en coche al campeonato con dos plazas libres en el coche (bien pudieran haber sido para Daniel y Víctor Manuel, que se pesaban a la misma hora). Luego, Adrián bien podría haber acudido con su compañero Carlos que también acudió con plazas libres en el coche. Nos parece increíble lo sucedido que se podía haber solucionado con un simple telefonazo. Hay que insistir en que somos un grupo y que seremos tanto más fuertes cuanto más sólida sea esa idea de grupo. En eso volvemos a suspender este fin de semana, pues también el sábado tuvimos que reprender a una niña incapaz de calentar con el resto de compañeras. Para cuatro gatos que somos (gatas en este caso) dos andan a arañazos. ¡Juventud!
Aumenta la tensión; mucha emoción
Tras la estupenda participación de Sergio aún quedaban emociones sobre el tatami. Le llegaba el turno a nuestros dos ligeros: José Manuel y Carlos. Carlos debía haber desayunado empanada o se sintió Papá Noël con ganas de hacer un regalo a alguien. En apenas unos segundos demostró que ambas cosas podían combinarse regalando un ipón a su rival como si no conociera las reglas del juego. Menos mal que repescó.
Por su parte José Manuel hizo todo lo contrario. Aprovechó ‘un regalo’ de su despistado rival y marcó ipón en apenas unos segundos.
Luego José Manuel tuvo otro encuentro que también supo solventar con absoluta solvencia marcando un nuevo ipón.
A partir de ese momento se viró la tortilla (como dice un amigo mío cubano). Carlos dio de sí todo su potencial y José cayó en picado. Carlos marcó un fenomenal ipón de seoe- nague y trabajó duro en el siguiente encuentro de repesca contra un duro rival que acabó ganado por mejor condición física. La casualidad llevó a que el que ganó a Carlos se enfrentase a José Manuel en la final de repesca. Pero Jose dio por entregado el encuentro antes incluso de saltar a la cancha y eso se nota desde fuera cuando se sabe de lo que se habla. Una pena que no enfrentase todo lo que tiene a un rival al que seguramente habría puesto, como mínimo, en serias dificultades. Así y todo, nuestros dos ligeros tuvieron una magnífica actuación y no es poco quedar quinto clasificado (como consiguió José Manuel), máxime cuando se tienen quince años pelados.
Tuvimos un rato de deceso; palabra que utilizamos en su sentido de tránsito, si bien algo desfallecidos también estábamos ya a esas alturas. Luego llegarían las chicas y nosotros contábamos con Sonia que, desde luego esta temporada, iba de decepción en decepción. Así las cosas, el objetivo no era otro que hacer un campeonato digno y no hacerse daño o resentirse. Además, Sonia está participando esta temporada en menos de 57 Kg., cosa que no hacía en la pasada. Y eso tiene algo de negativo (rivales muy fuertes) y algo de positivo (nada de sufrimientos para bajar peso).
Cuando vimos a jóvenes muchachas hacer semi-maratones para intentar quitarse un kilogramo de última hora nos volvimos a reafirmar en nuestro ideario. Nada de “bajar de peso”. A entrenar Mucho, a comer Mucho y a dormir Mucho.
Sonia empezó un pelín titubeante en pie, pero aprovechó de maravilla una ocasión que se le presentó en suelo. Estranguló a una complicadísima rival en un momento en que ésta defendió boca abajo. Luego, por haber muchísimas bajas, pasó a disputar el pase a la final con una complicadísima rival que acabó demostrando ser de las que más yudo tenía en la categoría (junto a Sonia). Sonia no pudo con ella y pagó caro un despiste; atacó muy mal con un gesto de co-uchi, que acabó neutralizando su oponente y sacando un movimiento de contra-ataque con el que se cobró ipón.
No era momento de reñir sino de animar. La derrota daba pase a la repesca y quedaba mucha tela por cortar y seguíamos cargados de incertidumbre. Sonia aún no se había llegado a probar del todo. Pronto lo haría.
El primer encuentro de repesca era también el de la lucha por la medalla de bronce. La rival de Sonia era conocida pero también quedaba patente que había progresado muchísimo desde la última vez que se enfrentaron (cuando Sonia acabó ganando por ipón, tras tener que trabajar muchísimo). Las cosas se torcieron enseguida cuando a Sonia (que llevaba toda la iniciativa) la sancionaron con sido. El árbitro no quiso ver, como se veía claramente, que la rival de Sonia no atacaba, sino que se tiraba al suelo tan pronto veía que Sonia conseguía fijar su kumi-kata. Pequeño detalle que un árbitro experimentado no debía haber dejado de constatar aunque anden por medio os mariachi con su serenata. Luego, enseguida llegó el regalo del mayestático club de heráldica tradición. Sonia cae boca abajo y… adivinen. Yuko ¡claro! La red empezaba a tupirse como una burda trampa mil veces efectivas. Una yudoca va y se transforma en corredora de maratón capaz de saltar a imaginarias madrigueras, como un conejo a cada poco segundos. Ahora vas tú y consigues pararlo. Pues Sonia es capaz de eso y de más. Menudo tani-otosi se sacó de la chistera para acabar con lo que empezaba a convertirse en una pesadilla. Además, quedaba claro que pese a la accidentada temporada que llevaba Sonia y pese al catarro de toda la semana, podía aguantar todo el tiempo de combate sin merma grave de capacidad.
Ahora llegaba el encuentro más importante de la mañana; el que habría de enfrentar a Sonia con la otra tercera para dilucidar quién acude al Campeonato de España. Las cosas del yudo… Sonia debía volver a enfrentarse a la rival a la que había conseguido estrangular en el primer encuentro. La muchacha iba a salir motivadísima y dispuesta a no cometer errores. Y así fue. Enseguida tomó el mando con Sonia muy concentrada pero un pelín desbordada. El lucha por el agarre pasó a ser feroz. Sonia sabía imponerse a veces, pero cuando lo lograba ya tenía a su rival por delante en peligrosos movimientos de cadera que, si no surtían efecto, destruían de nuevo el kumikata de Sonia. La cosas estaba mal y enseguida lo comprobamos. Sonia caía y se dejaba un yuko de desventaja. Luego vino un lapsus que pudo haber costado carísimo. Sonia se enreda y cae aparatosamente. Sólo su agilidad permite que la cosa acabe en uasari. Hay que cambiar algo.
Indicamos a Sonia que trabajo desde su kumikata por la derecha. Pone en práctica un buen seoe-nague, pero se queda tiesa y acaba en el suelo. Otro yuko. Esto empieza a estar fatal. ¿Lo está?
Hemos visto que ese seoe-nague era muy bueno. Sólo ha faltado un pelín. Se lo indicamos a Sonia. Hay tienes movimiento, pero no insistas enseguida. Sonia la coge al vuelo. Distrae con un nuevo intento de uchi-mata y, acto seguido, con más fe que antes, cuela su hombro y arranca a su rival por los aires con un bellísimo seoe-nague de muchísima altura y pleno de potencia. Uno de los ipones más bonitos de toda la carrera de Sonia y también una nueva remontada de esta fenomenal yudoca que debe volver por sus fueros con ese saber estar en el tatami. Ahora, el éxito debe mover a entrenar como antes, sin distracciones y aprovechando cada minuto sobre el tatami. No hay tiempo que perder si se quiere optar por la calidad antes que por la cantidad. Si alguien se entera de que Sonia apenas entrena tres horas a la semana… (No se lo contéis a nadie; a más de un Maciste se le puede infartar una oreja y a más de una Mujer Pantera se le pueden caer las bragas de acero a los tobillos).
Enhorabuena chicos. Nos hemos jorobado otro fin de semana, pero nos habéis hecho disfrutar de lo lindo y, sobre todo, nos habéis vuelto a dar la razón: Seguiremos apostando por el yudo; por nuestro yudo.
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