El equipo alevín 5º y el cadete 7º
Llevamos participando en el Trofeo Peralta varias temporadas. En las tres o cuatro últimas, siempre habíamos vuelto con algún equipo clasificado para la Final Autonómica de ese campeonato tan querido por nosotros al tratarse de un encuentro por equipos. Sin embargo este pasado fin de semana, no hubo suerte en ese sentido y, sin embargo, nos marchamos muy orgullosos de la actuación de nuestros yudocas. Antes de seguir narrando todo lo relativo al encuentro queremos agradecer muy sinceramente a todos los niños su participación y, por encima de todo, a los padres su dedicación. Gracias a los abnegados padres (y madres, que se nos entienda), vemos respaldo a nuestros esfuerzos y nos congratulamos de que hacen similares o mayores sacrificios por los yudocas de manera que entienden, como nosotros, que se está trabajando por su educación, por su futuro.
Al mismo tiempo, vamos a dar un tirón de orejas ‘digital’ (desde este cuaderno de bitácoras) a los padres (y madres) que no acaban de entender que un campeonato por equipos implica a un colectivo y no sólo a su hijo o a su familia. Nos han faltado niños que estaban castigados “por los estudios”, que tenían que “hacer mudanza”, “que no tenían quien los llevara”, que tenían “un aniversario”. Todo es absolutamente respetable, pero nos parece más respetable el que acude al campeonato y, sobre todo, el que no nos avisa a última hora. Cada año, por estas fechas, cuando organizamos los equipos que pueden participar en este torneo, nos llevamos algún que otro chasco. Y, claro, son muchos los chavales que se ven sin posibilidad de participar y se llevan algo más que un chasco. Eso por no hablar de los niños que previamente nos vemos obligados a excluir por estar en el mismo peso de un compañero con el que se cuenta en un principio… ¡un desastre!
A eso se suma el chaval que dice pesar, por ejemplo 54 kilogramos y en el último momento descubres que, en realidad, la báscula marca 62 Kg. cuando se sube a ella. Y luego está el tema de la licencia que un muchacho olvida, otro presenta sin la pegatina de uno de los cinturones por los que ya ha pasado y así sucesivamente. En fin, que organizar la participación en uno de estos eventos no deja de ser una pequeña aventura. Todo sea por los muchachos.
(sigue abajo)
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