Los profesores Cristina y Wladimiro acudieron a las 9:00 a La Arganzuela (La Fundi) y dejaron a los alevines con los trámites de pesaje y control de documentación resueltos. No hubo más incidente que el protagonizado por Javier Pinilla. Es un muchacho que no deja de crecer y, claro, se pasó del peso en que le inscribimos.
Aprovechamos para mencionar la cuestión de que anunciamos este tipo de campeonatos por equipos con mucha antelación (para que nadie nos falle luego –cosa que sigue sucediendo con demasiada frecuencia-). Con tanta antelación, también pesamos a los chicos hasta dos semanas antes del evento y luego pasa lo que pasa. Pero también recordamos que tenemos por costumbre fotocopiar la circular de la Federación para que los padres manejen toda
Estábamos contando que tras dejar a los alevines con Cristina en Madrid, el profesor Wladi se marchó a Leganés con os infantiles y cadetes. Allí tuvimos que recomponer los equipos de los cadetes y renunciar a participar con dos. Un muchacho ‘andaba de mudanza’ y otro dos ‘prefirieron no acudir’ (estarían cansados). Menos mal que con los que sí acudieron nos permitieron hacer algunas modificaciones y conseguimos formar un equipo. Por cierto, este equipo se enfrentó al de cadetes del YudoClub Linger de Ajalvir, lo que siempre es un pacer, por el buen yudo que hacen y la manera, similar a la nuestra, de enfocar este tipo de encuentros deportivos.
Antes de que se hiciera cargo el profesor Rodolfo de los muchachos, llegó el turno de los móviles. Cristina informaba de la buena actuación de nuestros alevines que conseguían clasificarse para la siguiente ronda, tras ganar en su liguilla a dos equipos de niños, también excelentes yudocas. En Leganés, en cambio, todavía no había comenzado la participación de ninguno de nuestros tres equipos. Wladimiro aprovechó para volver a La Arganzuela con los más pequeños (los que más atención requieren). Llegó a tiempo de ver algunos encuentros de los alevines, que fueron los que mejor quedaron clasificados (quintos). Luego, Rodolfo informaba de la situación en Leganés. Un equipo infantil ganaba su primer encuentro y esotro, en cambio, lo perdía. También los cadetes lograban una victoria con mucho esfuerzo. Hay que decir que nuestros seis infantiles formaban dos equipos con el consiguiente riesgo de salir derrotados en cuanto uno sólo de cada equipo tuviera un desliz. Pero ya hemos hablado de la falta de compromiso de algunos compañeros y no vamos a insistir en ello.
Cuando Wladimiro arrancaba el coche para volver a Leganés volvía a sonar el teléfono. Rodolfo informaba de que habían sido llamados casi a la vez nuestros dos equipos en liza y ambos habían sido derrotados por equipos de yudocas muy eficaces. Nada que objetar, los nuestros o hicieron muy bien, pero se enfrentaron a muchachos mejores. No pasa nada, sólo que se ha tenido la oportunidad de comprobar que hay que seguir con nuestro trabajo, si queremos seguir progresando. Nos quedamos con la valoración de
La vuelta a La Arganzuela fue pues muy rápida, aunque no inmediata. Se había perdido el estacionamiento y tenemos que decir que no era tarea simple la de dejar el coche en este barrio madrileño en que se encuentra
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