No solemos llevar benjamines (tampoco alevines, la verdad) a campeonatos. Si acaso, prestamos más atención a las posibilidades de participar en torneos por equipos (tan poquito promocionados en nuestro calendario, ni por entidades privadas ni por entidades oficiales).
Además del hecho de que se tratase de un campeonato por equipos había otro motivo para tomar algunos ‘riesgos’. En nuestras clases han venido a inscribirse algunos yudocas de cortas edades que antes practicaban yudo en otras entidades (básicamente en un gimnasio de Pinto y otro de Parla). Se trata de muchachos muy valientes y de muy diferentes pesos. La ocasión se presentaba como promesa de componer equipos equilibrados con todos los pesos cubiertos. Luego, las ausencias de muchos compañeros dejaron los equipos algo diezmados. El caso es que, como este año hemos inscrito nuestra Asociación de Yudocas y Deportistas de Acción Social en la Federación Madrileña de Yudo, como un ‘club’ más, no resistimos la tentación de participar en un primer evento en el que, además, podríamos conjugar la participación de los yudocas del CEIP Ciudad de Guadalajara con los de las escuelas municipales de Parla. Tenemos que aprovechar para decir que estamos muy contentos con la colaboración de los padres de nuestros yudocas de este colegio del barrio de Barajas, que están redoblando sus esfuerzos para que sus hijos participen en cuantas actividades venimos organizando o participando (y no son pocas). Pero ya volveremos a lo de los padres, que tenemos mucho que agradecerles y se nos suele olvidar el hacerlo de manera pública y directa.
El caso es que los dos equipos benjamines de AYUDAS (el de alevines también representaba a nuestra asociación) corrieron similar suerte. Estuvieron a buen nivelen sus dos enfrentamientos (cada uno), pero los muchachos fueron de menos a más. Con ello entendemos que nuestros benjamines acusaron lo que en arte dramático se conoce como el miedo escénico y que Jorge Valdano popularizó al trasladarlo al mundo del fútbol. Nuestros muchachos apenas atacaban, quizás atenazados por los nervios de su primera cita importante. Tal vez el que más coraje le echó fuera Nicolás Gómez que estuvo muy combativo desde el primer momento y demostró una gran capacidad de lucha. Los demás, tardaron en tomar una actitud similar y todos acabaron dando mucha mejor impresión. Pero tampoco nos vamos a disgustar, ni mucho menos, pues estamos a mes y medio del comienzo del curso y apenas hemos tenido tiempo ni de hacer demasiado randori. En nuestras clases (insistimos en ello) no sólo vamos a pelearnos. También practicamos muchas otras facetas del yudo (katas, defensa personal…) y no vamos a renunciar a ello por mucho que a algunos les gustaría obtener mejores resultados en este tipo de encuentros en que se destaca a los que ganan y se eclipsa a todos los demás. No se nos esconde que estamos firmemente instaurados en la cultura del éxito, pero también recordamos que mucos de sus mejores defensores suelen ser grandes perdedores (al menos en cuestiones no materiales que son las verdaderamente importantes).
(sigue abajo)
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