Destacar a algún niño de entre la gran cantidad de ellos que acudieron a nuestra fiesta de Juvenalia es difícil. Pero siempre hay algún detalle que no se le escapa al observador. Siempre hay algún gesto, alguna curiosidad, alguna hazaña que destacar.
El pasado sábado también hubo mucho que destacar y lamentaremos, al hacerlo, que se nos haya escapado algo reseñable. Uds. sabrán perdonarnos. También hubo una pequeña pandilla de caballeretes que consiguieron que a un profesor honrado y veterano le llamasen la atención. Son niños que no saben poner límite a sus bromas (‘cansinos’ se les llama ahora) y que, vayan donde vayan siempre parecen dispuestos a estar de broma, ‘faltosos’, sin ajustarse a lo que hacen los demás y probando a ver si también en un nuevo ambiente se les reprende por lo que siempre se les reprende en sus clases. Lo bueno es que en estas circunstancias, los papás están presentes y tendrán que ver como se comportan sus hijos (digo yo que lo verán).
Bueno, como hemos empezado por lo negativo, ahora, enseguida, se nos quita el mal sabor de boca de lo acontecido con el grupúsculo de payasetes.
Queremos destacar a Marina Cabrero que hizo pareja con sucesivos compañeros de diferentes centros, si conocerlos y sin poner la más mínima objeción y con mucha alegría (cosa que no hicieron sus compañeros de clase).
También destacamos a Pilar Rubio que se esforzó muy por encima de la media, contando con su linda vocecita de niña que tronó con la fuerza de su personalidad desde lo más profundo del tatami, siguiendo las instrucciones de profesor Javi Linger.
Por encima de todos está el caso de José Luis Risco, nuestro cinturón rojo del mes en el Colegio Ciudad de Guadalajara. El chiquitín (de tamaño, que como yudoca es un tío grande), se presentó en las instalaciones de Juvenalia, a pesar de tener alta temperatura por una fiebre contumaz. Tanto fue así, que no pudo participar y ni siquiera se aproximó a por su regalo, como le sugerimos. Que nos se preocupe que tenemos apartado su lote de mochila y regalitos, a los que se hizo merecedor sobradamente.
A su misma altura estuvo el sacrificio de nuestro manga amarilla Adrián Calleja que el día anterior sufrió un pequeño contratiempo en el entrenamiento. Resultó que se presentó en Juvenalia con muchas molestias que fueron a más, a medida que se desarrollaba su participación. Como no es un niño quejita (más bien todo lo contrario) y le vimos cojeando, nos acercamos a él para ayudarle. Tras improvisar un vendaje con esparadrapo (‘taping’) vimos que había algo más. De manera que Adrián visitó al médico de la Federación (sí, la Federación Madrileña pone un doctor en medicina a disposición de los yudocas que pasan por Juvenalia a participar en las diferentes exhibiciones de yudo). Entonces se detectó que su cojera era producida por el dolor de una fisura de la que ya se va recuperando.
Muy bien los niños del colegio Ciudad de Guadalajara
Caso aparte es el del colegio Ciudad de Guadalajara. Se nota la presencia de Cristina su eficacia, su capacidad profesional y su entrega. Pese a la difícil situación en que se encuentra en estos días, no ha querido dejar de ver a ‘sus niños’ y les ha dedicado tanto tiempo como cariño. Desde aquí va nuestra más sincera felicitación para los yudocas del Ciudad de Guadalajara que estuvieron a altísima altura, tanto los veteranos como los neófitos. Seguid así que vais a ser magníficos yudocas.
Juvenalia 2007. Festival de Yudo |
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