Fue uno de esos días en que uno se siente cansado, para qué decir otra cosa. Pero la sensación era más compleja. Había algo de satisfacción, algo de triunfo, algo de plenitud. Acabábamos de finalizar una jornada de yudo de doce largas horas; todas en Ajalvir. Primero celebramos el XI Festival de Yudo Infantil de Ajalvir, del que tenéis toda la información más abajo. Luego nos quedamos en esta localidad, pues llegaba el Trofeo Nacional de la Amistad. Todo un reto, toda una hazaña. Vamos intentar explicarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario