En la jornada del viernes 30 despedimos el mes de mayo, constatando, una vez más, que el tiempo pasa volando. Sobre todo, cuando se habla de hacer lo que a uno le gusta… y este es el caso.
Cayó un buen chaparrón a lo largo de la tarde y eso debió influir en la escasísima asistencia a nuestra tercera clase, la de adultos. Y aprovechamos para dar un cariñoso tirón de orejas a los y las estudiantes. ¿Qué examen tendrían sábado para haber faltado el sábado? Bueno, ya hemos hablado mucho de este tema y no vamos a insistir, pero hemos sido cocineros antes que frailes y no nos gusta que nos hagan comulgar con ruedas de molino (por emplear dos castizos refranes).
En la primera clase el alumno Jaime Alamillo volvió a meterse en el cuadro de honor consiguiendo el cinturón negro (el último del curso). Por su parte, Marina Cabrero, se vio desposeída de ese mismo cinturón negro pero no así del ‘rojo’ que volvió a conquistar con mucho mérito y esfuerzo.
En la segunda clase se dio la primera sorpresa de la tarde. La aplicada alumna Daniela Bivolaru por fin consiguió destacar y llevarse premio a su constancia. Pese a ser novata en una clase con mucho nivel, entregó más ‘yus’ (puntos) que ninguno de sus compañeros. Entre tanto, Sergio Cortés volvió a marcar territorio y reconquistó el cinturón rojo con una magnífica actuación. Parece que Sergio está saliendo de una pequeña crisis y comprende, de nuevo, que tiene mucho yudo y que las cosas salen mejor confiando en lo que uno tiene, aunque haya que ir a buscarlo muy dentro. Hablamos de la confianza que suele esconder sus apoyos y resortes en lo más profundo de nuestro interior, de donde no es siempre fácil sacarlo, si no es buceando bien en nuestro interior.
Finalmente, la clase de adultos se redujo a la presencia de Isabel Díaz y de Tomás Kotikov. Menos mal que Sonia Sieiro decidió entrenar una hora más y eso permitió trabajar con más posibilidades. Como en programa teníamos la disputa del campeonato de fin de mes, procedimos a su disputa y resultó vencedor Tomás Kotikov, que no se dejó sorprender, pero que tuvo que emplearse a tope. Como en la jornada anterior hubo premios. En la clase de mangas verdes y rojas se entregó un bolígrafo especial con artilugio para hacer pompas de jabón incorporado. En la siguiente clase se dio a escoger entre este bolígrafo y el ‘lote’ de material deportivo-sanitario (es decir, un rollo de esparadrapo). Finalmente, el esfuerzo del campeón Tomás se recompensó con el rollo de esparadrapo que quedaba.
Felicitamos a todos y animamos a no faltar a las clases de yudo con excusas absurdas (como he faltado toda la semana no pasa nada por faltar el viernes, ya me re-engancho el lunes; como voy el sábado al entrenamiento federativo descanso hoy que es viernes; etc.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario